Michal Nowinski

En años recientes, el Perú ha sido azotado por tormentas e . Las más graves se dieron con ocasión del , en el 2017, y el , en el 2023. Ambos eventos se cobraron vidas y causaron incalculables daños en el país, pero también redujeron el monto de las inversiones extranjeras para los próximos dos años. Esto podría estar relacionado con el hecho de que los inversores evalúan el riesgo para sus activos a la hora de decidir sobre futuras expansiones como parte de la herramienta PESTLE.

La herramienta PESTLE consiste en un examen de los factores políticos, económicos, sociales, tecnológicos, jurídicos y medioambientales relacionados con una inversión. La herramienta evalúa las macro condiciones para una inversión.

Por su parte, el principio de gestión del riesgo consiste en el acrónimo ERIC: eliminar, reducir, informar, controlar. Siguiendo este enfoque, en primer lugar, los inversionistas prefieren la opción de eliminar el riesgo. Esto podría darse eligiendo una ubicación diferente en un mismo país o inclusive invertir en un país diferente.

En el caso de un peligro similar a la inundación causada por el Fenómeno de El Niño, la mayor parte del Perú está en riesgo. Las inundaciones tienen diferentes intensidades: puede haber una inundación de 100, 500 o 1.000 años. Estos números se refieren al retorno estadístico y a los niveles de agua.

De otro lado, inversiones como plantas, edificios y otros tienen una vida útil determinada. Por ejemplo, la vida útil de una turbina eólica es de unos 35 años antes de que haya que sustituirla o desmantelarla; la de los aeropuertos oscila entre cinco (instalaciones y equipos, vehículos de motor, locales comerciales, bares y restaurantes) y 50 años (túneles, puentes y metros, edificios terminales, estructuras de muelles y satélites), y la de los edificios suele rondar los 100 años.

Para mitigar este riesgo es necesario un programa de defensas contra inundaciones a gran escala. Una vez planificadas y que se encuentren en construcción, los mapas de riesgos indicarán las zonas en las que las inversiones corren el menor riesgo de ser destruidas por una inundación. Ello proporciona el nivel de seguridad decisivo para la persona. La comparación clave reside en la probabilidad de que se produzca el evento dentro del período de inversión previsto.

Las defensas contra las inundaciones están en consonancia con diversos fijados por las Naciones Unidas, en particular la Acción por el Clima y Agua Limpia y Saneamiento, que serán recibidos positivamente por las organizaciones extranjeras que tengan a la sostenibilidad en su agenda y objetivos.

Si la organización es la primera que invierte en una zona determinada, obtiene el activo intangible de la buena voluntad, además de elementos medibles desde el punto de vista financiero. La organización demuestra su confianza en la mano de obra y las instituciones locales y, al invertir en esas zonas, su compromiso con los ASG se da mediante el cumplimiento de los siguientes ODS: No a la Pobreza, Hambre Cero, Trabajo Decente y Crecimiento Económico, y Ciudades y Comunidades Sostenibles.

Es cierto que eliminar el riesgo no siempre es posible, ya que terremotos o tormentas pueden ocurrir en cualquier parte del mundo; sin embargo, un enfoque sistemático de los elementos reduce el riesgo de destrucción a un nivel aceptable.

Así, los grandes sistemas de defensa contra las inundaciones proporcionan una seguridad esencial y mitigan el riesgo de destrucción, generando, al mismo tiempo, un incentivo para invertir, sin perjuicio de que son una seguridad clave para los residentes y las infraestructuras. Además de ello, ofrecen una oportunidad para el desarrollo de pueblos y ciudades gracias a las inversiones extranjeras que crean puestos de trabajo y crecimiento económico.

Por todo ello, creo que, a pesar de los futuros fenómenos climáticos, el Perú demuestra resiliencia frente a ellos y, de este modo, promueve la tan esperada inversión extranjera.

Michal Nowinski es MBA e ingeniero

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