María Paula Regalado

Aunque aún no se acaba la temporada tenística –que apenas tiene días libres–, ha acabado ya la temporada de los torneos de (GS) en el 2024. El pasado domingo, con la victoria en el de (23), dimos por finalizados los ‘majors’ del año con dos títulos para el italiano –los primeros de su carrera, además– y dos para el español (21). Un momento que cerró el círculo de lo que parece proyectarse como una nueva y muy emocionante rivalidad en el lado masculino del deporte blanco. Por el lado de las mujeres, la polaca (23) demostró en París, con su quinto título de Grand Slam, por qué sigue ocupando el número uno del ranking desde hace muchísimos meses. Mientras que (26) confirmó su dominio sobre pistas duras, consolidándose como la campeona en los abiertos de Australia y Estados Unidos.

Veintidós años tenían que pasar para que, finalmente, viéramos una temporada en la que ninguno de los cuatro trofeos grandes se fuera a casa con quienes los fanáticos conocemos como el Big 3. , Rafael Nadal y –junto con otros destacados referentes como Andy Murray, Juan Martín del Potro y Stan Wawrinka– nos tuvieron por varias décadas acostumbrados a ver sus nombres en los puestos más altos de los ránkings, en las finales más importantes y obteniendo los premios mayores. De la misma manera, figuras emblemáticas que mantuvieron una evidente supremacía del lado femenino, como Serena y Venus Williams, Martina Hingis y María Sharapova, hoy disfrutan del , pero alentando desde el público.

Con la mayoría de estas leyendas ya retiradas, o sopesando la idea de hacerlo en un futuro no muy lejano, cabe preguntarse si acaso estamos frente al momento del oficial cambio de guardia. Y aunque las comparaciones son odiosas y quizás aún sea algo pronto para predecir lo que vendrá, no podemos evitar cuestionarnos si la nueva generación de tenistas está a la altura de ofrecernos lo que por tantos años hemos disfrutado en la cancha. Lo cierto es que ya lo vienen demostrando y los números no mienten.

En el 2022, con 19 años, Carlos Alcaraz se convirtió en el número uno del mundo más joven de la historia gracias a su victoria en el US Open de aquel año. A la fecha, acumula cuatro Grand Slams, múltiples ATP Finals y 15 títulos profesionales. Con la misma edad, Iga Swiatek empezó a acumular slams (hoy cinco) y pocos años después alcanzó el top de la lista, logrando ser en la actualidad la quinta jugadora más joven en alcanzar las 100 semanas en esta posición y actualmente la tenista en actividad con más tiempo allí. A los 22 años, Jannik Sinner consiguió alcanzar también esta posición en el ránking, además de sus dos primeros trofeos en majors, todo en el mismo año. Por su parte, Aryna Sabalenka ocupa la segunda posición del ránking –habiendo pasado ya por el número uno–, suma 16 títulos, de los cuales tres son Grand Slams, y recientemente fue reconocida como la derecha más rápida del circuito mixto (superando a Alcaraz, Sinner y al mismo Djokovic).

Sucedió con la época de Billie Jean King y Rod Laver, sucedió con el Big 3 y seguirá sucediendo: es tiempo de ceder el mando a quienes vienen dominando la raqueta. Y aunque aún queramos aferrarnos a la idea de que quienes todavía se mantienen en carrera nos permitan seguir disfrutando de su tenis, la realidad es que tenemos que empezar a asumir el hecho de que fenómenos así no ocurren dos veces en la vida, aunque quizás estemos cerca de presenciar algo bastante similar en los próximos años.

Carlos y Jannik no son “los nuevos Roger y Rafa”; son Carlos y Jannik. Iga y Aryna no están “intentando igualar a las Williams”; están intentando dejar sus propios nombres marcados. Y así sucesivamente. Aunque nos emocionen tanto como sus antecesores y nos prometan desde ya hacer grandes cosas con el tenis, poner la presión de la historia sobre los hombros de los nuevos deportistas es un completo sinsentido y genera falsas e innecesarias expectativas sobre el público y sobre ellos mismos.

La nueva generación de tenistas está empezando a escribir con letra propia sus historias, y los últimos años han marcado el inicio de una emocionante etapa para el deporte. La pelota amarilla está en buenas manos con ellos y quien diga lo contrario tiene que pensárselo dos veces. ¿El futuro del tenis? Para nada. El presente del tenis.






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María Paula Regalado es Redactora de Opinión