La noticia de que Hernando Cevallos dejaba la cartera de Salud fue una de las sorpresas que nos deparó la recomposición del Gabinete del último martes. Su defensa de las conductas sospechosas del presidente Pedro Castillo ha sido políticamente lastimosa, pero su gestión al frente del Ministerio de Salud (Minsa) fue competente; particularmente, en lo que constituía el mayor de sus retos: el sostenimiento de la campaña de vacunación de la población contra el COVID-19.
Tal era el contraste entre su performance y la de los otros ministros que desde que se conoció la renuncia del ahora expresidente del Consejo de Ministros Héctor Valer, se especulaba con la posibilidad de que él fuera convocado para reemplazarlo.
Como se sabe, eso no fue lo que ocurrió. La presidencia del Consejo de Ministros le fue encargada a quien hasta ese momento se había desempeñado como titular de Justicia, Aníbal Torres, y a Cevallos no se lo conservó ni siquiera en la posición que ocupaba. “Yo requiero poner a una persona en el Ministerio de Salud” fue la peculiar fórmula con la que, según ha relatado el propio Cevallos, el mandatario le hizo saber que sería relevado… Una fórmula en la que quedaba claro que el cargo en cuestión era visto como una pieza en una negociación que nada tenía que ver con los atributos personales o profesionales de quien estaba llamado a sustituirlo.
De hecho, a poco de producirse la juramentación del médico Hernán Condori como nuevo responsable del Minsa, el flujo de información inquietante acerca de su pasado reciente y remoto comenzó a circular en las redes y en los medios. Por un lado, se supo que tiene una investigación en curso de la Fiscalía Anticorrupción de La Merced por los presuntos delitos de cobro indebido y negociación incompatible en agravio del Estado, mientras era funcionario del Gobierno Regional de Junín encabezado por el hoy sentenciado por corrupción Vladimir Cerrón.
Y por otro, se conoció que en más de una oportunidad ha promocionado sustancias a las que se les atribuyen propiedades beneficiosas para la salud, sin que exista evidencia científica que lo respalde. Concretamente, ha recomendado el consumo del “agua arracimada” para la presunta prevención de trastornos metabólicos, y el de ivermectina y la azitromicina como supuesta precaución contra el COVID-19. Dos productos objetados por el Minsa como tratamiento contra el referido virus en el momento en que el ahora titular del sector grabó sus consejos en video.
Es decir, nos encontramos ante una persona que ciertamente no ostenta las mejores credenciales para asumir una responsabilidad así de delicada y en una coyuntura tan grave como la actual. ¿Por qué, entonces, el jefe del Estado “requería” concederle el fajín que ahora luce? Pues, aparentemente, para cumplir un compromiso político sobre cuyo origen no cabe especular demasiado. No hay que olvidar que Condori es militante de Perú Libre y que desempeñó funciones en los dos gobiernos regionales de Cerrón en Junín.
Al nombrar un Gabinete que no mejora un ápice el calamitoso perfil de los que lo antecedieron, el presidente Castillo daría la impresión de estar simplemente tratando de garantizar los votos que impedirían una eventual vacancia por incapacidad moral permanente. Un afán que bien podría alcanzar tratando de gestionar un buen gobierno y no dejando que la mediocridad, la impericia y la turbidez ética que han caracterizado a tantos sectores lleguen ahora al Minsa.
Para quienes pensaron que el no ser de “ancha base” (como había prometido el mandatario) era el más serio de los defectos de este nuevo equipo ministerial, la investigación periodística que se está desarrollando en estos días a propósito de sus integrantes puede traer sorpresas. Ayer, por ejemplo, este Diario reveló que el actual ministro de Justicia, Ángel Yldefonso Narro, visitó Palacio en reiteradas ocasiones para reunirse con el mandatario, ministros y asesores presidenciales mientras a la par se desempeñaba como juez, y que, como abogado, defendió a un sentenciado por violar a una menor de edad. Y es solo previsible que otros destapes vayan sucediéndose con el transcurrir de los días.
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