Luciana  Barua

La o viruela símica (MPOX, contracción de ‘Monkeypox’) es una enfermedad zoonótica rara que se transmite principalmente de primates y roedores a seres humanos. Es causada por el virus MPXV (monkeypox virus), un virus con envoltura y ADN de doble cadena del género orthopoxvirus. Este virus se divide en dos clados (grupo de organismos con un antepasado en común): I y II, ambos endémicos del central y occidental. Asimismo, el clado I cuenta con los subclados Ia y Ib, siendo ambos responsables de los nuevos brotes reportados. En particular, el subclado Ib, una versión reciente que se estima que surgió en la República Democrática del Congo en septiembre del 2023 y que ya fue caracterizado este año, ha comenzado a extenderse más allá de las fronteras, incluyendo un caso reportado en Europa el pasado 15 de agosto.

En el 2022, la Organización Mundial de la Salud () declaró el brote de MPOX-II como una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) debido a que el aumento de casos alcanzó su punto máximo. Sin embargo, en mayo del 2023, tras la disminución de la propagación global y el control de la enfermedad, la OMS revisó su clasificación y dejó de considerar al MPOX-II como una ESPII. A pesar de esta reevaluación, el brote mundial de MPOX, iniciado en el 2022 y causado por el clado II, continúa generando nuevos casos en todo el planeta.

La sintomatología incluye erupciones en la piel, especialmente en la cara, manos y pies, así como lesiones mucosas, fiebre, dolores musculares, fatiga, inflamación de los ganglios linfáticos y malestar general, entre otros. Estos síntomas suelen aparecer, con la incubación óptima del virus, entre los seis y los trece días después de la exposición. En la mayoría de las personas, los casos son leves a moderados y duran entre dos a cuatro semanas, tras lo que se recuperan por completo. El tratamiento es paliativo y preventivo, mas no curativo. Además, para evitar el contagio de otras personas, los pacientes infectados deben permanecer completamente aislados, cubrir las llagas y usar mascarilla.

Entonces, ¿de qué se trata este nuevo brote? ¿En qué se diferencia con el clado II? El nuevo brote de MPXV-I, que está impactando a la República Democrática del Congo y ahora a sus países vecinos, se diferencia del brote global del 2022 (MPOX-II) en diversos aspectos. El clado I afecta principalmente a países de África, ya que aún no se ha globalizado, y tiene un rango de edades más amplio en la ocurrencia de la enfermedad. Además, se considera más virulento, con una mayor facilidad de propagación, está asociado con una alta tasa de mortalidad (aproximadamente del 10%) y una alta tasa de letalidad. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), aunque el método general de detección PCR sigue siendo eficaz, la prueba específica para el clado I no logra identificarlo. Por lo tanto, si la prueba general detecta el virus, pero las pruebas específicas para los clados I y II resultan negativas, es necesario secuenciar las muestras para su análisis, encareciendo la detección.

Ahora bien, ¿en qué difieren los subclados Ia y Ib? El MPOX-Ia afecta principalmente a niños y tiene una tasa de letalidad del 3,6%. Además, presenta múltiples modos conocidos de transmisión, como el contacto sexual, el contacto con animales vivos o muertos infectados, la transmisión en el hogar, el cuidado de pacientes sin equipo de protección adecuado, entre otros. Por otro lado, el MPOX-Ib, que es relativamente nuevo, afecta principalmente a adultos y parece transmitirse de persona a persona, principalmente a través del contacto sexual, con una mayor incidencia entre las trabajadoras sexuales. Este subclado muestra una propagación más rápida; sin embargo, aún no se cuenta con la información suficiente para caracterizarlo adecuadamente. Ello debido a que los casos son recientes, escasos y no se han registrado muchas muertes.

A pesar de ser un subclado originario exclusivamente de la República Democrática del Congo, datos de la OMS corroboran que, desde julio pasado, se han detectado más de 100 casos de MPOX causados por el MPXV-Ib en países vecinos como Burundi, Kenia, Ruanda y Uganda, y se cree que el número es mayor, pues no se han hecho pruebas a todos los casos clínicamente compatibles. Además, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) reportó el primer caso de la variante Ib en Europa el 15 de agosto de este año. Por otro lado, el 21 de agosto, el “New York Times” informó sobre un caso de MPOX en un adulto llegado de África, aunque aún se están realizando pruebas para determinar la variante viral.

Según el CDC de África, en lo que va del año se han reportado más de 17.000 casos de MPOX y más de 500 muertes en 13 estados de la Unión Africana, lo que significa un aumento del 160% en los casos y del 19% en muertes, en contraste con el año pasado. Por ello, en respuesta al avance de la enfermedad, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha declarado que el nuevo brote de MPOX constituye una ESPII. Sumado a ello, manifestó que este nuevo clado y su capacidad de rápida propagación en los países vecinos son motivo de preocupación, por lo que es necesaria una respuesta global para detener el progreso de la enfermedad y salvar vidas. Para ello, la OMS ha asignado más de 1,4 millones del fondo para contingencias relacionadas con emergencias y ha hecho un llamado a donantes para financiar la respuesta internacional añadiendo vacunas en la lista de uso de emergencias para que los países de pocos ingresos tengan acceso.

Finalmente, en lo que concierne a nuestra región, ¿existe algún riesgo de que el virus se propague como lo hizo el SARS-CoV-2 (COVID-19)? Por ahora, el riesgo es muy bajo y aún no se ha detectado la presencia del nuevo clado en el continente. Aun así, la expansión del brote de MPOX-I subraya una crisis de salud pública que requiere atención inmediata y coordinada, por lo que es fundamental no bajar la guardia. A pesar de la disminución de los casos por el clado II, el reciente aumento de casos del clado Ib en África y su aparición en Europa y otros lugares indican que el riesgo global existe. Por ello, los especialistas advierten que, debido a la alta capacidad de transmisión del MPOX, existe la posibilidad de que la enfermedad se propague más allá de África. Ahora ya no estamos hablando de un índice de mortalidad menor, como lo fue la pandemia del coronavirus, por lo que es crucial mantener las precauciones y seguir monitoreando de cerca la situación en busca de prevenir otra catástrofe global.


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Luciana Barúa es Estudiante de Biología en la UPC