Fernando Alayo Orbegozo

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Los últimos 365 días que hemos vivido los peruanos no tienen precedente en la historia. Desde el 6 de marzo del 2020, cambió la normalidad como la conocíamos, y tuvimos que aprender a convivir con el encierro, la mascarilla, la distancia, el toque de queda y la incertidumbre. E incluimos en nuestro vocabulario regular algunos términos como ‘pandemia’, ‘coronavirus’ y .

Pero este evento de salud pública tampoco tiene un antecedente similar: la llegada del SARS-Cov-2 al Perú ha dejado a la fecha más de 1,3 millones de infecciones confirmadas y al menos 47 mil fallecidos. Esta última cifra convierte a la pandemia del COVID-19 en el suceso más letal que hayamos visto en el último siglo, con una mortalidad 16 veces mayor a la epidemia del cólera de 1991; 44 veces mayor a la pandemia de gripe asiática de 1957; y 152 veces mayor a la pandemia de gripe AH1N1 del 2009.

Desde el día en que el expresidente Martín Vizcarra anunció el primer contagio confirmado en el país, cada hora 5,5 peruanos han perdido la vida por esta nueva enfermedad. Un número que esconde rostros; familias que aún lloran por los suyos. Aunque es un dato que contrasta con los 316 mil compatriotas que ya recibieron su dosis de la vacuna; un hecho que representa una solución a largo plazo.

Una esperanza para los 365 días que vienen, y en los que –probablemente– continuemos conviviendo con el virus. En esta nueva normalidad.