Edmer Trujillo es para Martín Vizcarra lo que Fernando Zavala fue para Pedro Pablo Kuczynski (PPK). Un hombre de su entera confianza, con el que se entiende y comparte los mismos criterios, y al que ha recurrido una y otra vez cuando ha tenido que elegir funcionarios. Hoy, en medio de la crisis política más complicada de los últimos 19 años, el presidente ha vuelto a buscar a su ficha preferida y la ha ubicado en una cartera que ya conoce. Esto pese a las críticas que recibió en su primer período como ministro de Transportes y Comunicaciones (MTC).
—La confianza moqueguana—
Ya es ampliamente conocido que el círculo íntimo de Vizcarra se reduce a pocos aliados a quienes conoce desde antes de ser presidente. De las cinco personas de su más entera confianza, cuatro son moqueguanos, dice Rafaella León, autora del libro “Vizcarra: retrato de un poder en construcción”. El otro es el asesor argentino Maximiliano Aguiar, pero este no podría convertirse en ministro.
De los moqueguanos, en cambio, dos juraron el jueves –no por primera vez– en puestos claves de su Gabinete. Uno es el exministro de Justicia Vicente Zeballos, quien acaba de asumir la PCM y con quien Vizcarra compartió escuela. El otro es Edmer Trujillo, quien ingresa por segunda vez al MTC y con quien Vizcarra compartió mucho más que aulas.
Aunque pocos lo recuerdan, Trujillo no es moqueguano. Nació en Amazonas, luego se mudó a Lima para estudiar en la universidad y migró a Moquegua recién después, por deber profesional. Allí el ingeniero sanitario formó su familia y empezó a trabajar en las entidades prestadoras de servicio de saneamiento (EPS) de la región. Llegó a dirigir dos de ellas en la primera década de este milenio. Su acercamiento a la política por entonces fue, como él, de bajo perfil: entre el 2006 y el 2011 perteneció al movimiento Confianza Moquegua.
“El Estado es como un elefante, como un tractor que camina, pero no a la velocidad que se espera”.
Edmer Trujillo, declaración como titular del MTC tras el incendio en Fiori, en abril del 2019.
Pero en paralelo transcurrió otra historia, una más importante. Vizcarra y el ministro se conocieron en 1995, cuando ambos participaron de un proyecto de saneamiento en Ilo. Vizcarra lo ejecutaba, a través de la ya conocida C&M Vizcarra, y Trujillo lo supervisaba para la EPS local. Años después, Trujillo participó en la campaña que llevó a Vizcarra a ser decano del Colegio de Ingenieros de Moquegua. Ese fue el inicio de una amistad inquebrantable.
Cuando Vizcarra asumió como gobernador regional de Moquegua, en el 2011, Trujillo pasó a ser su gerente de infraestructura. Al año siguiente, se convirtió en su gerente general. En el 2015, con el relevo de autoridades regionales, se fue a la gestión de Yamila Osorio, en Arequipa. Pero renunció solo siete meses después debido a “desacuerdos insalvables”.
“No es verdad que me vaya por una propuesta mejor. Salgo de acá a buscar trabajo y tengo algunas opciones”, le dijo a “La República” en esa época. Entonces, en julio del 2016, su amigo Martín Vizcarra volvió a tocar a su puerta. Esta vez para poner entre las opciones al Gobierno Central. Así, tras más de seis años trabajando juntos en el sector público en el interior, el binomio Vizcarra-Trujillo se instaló en la capital.
—La ficha predilecta—
En agosto del 2005, cuando PPK asumió la PCM –en medio de una crisis por la renuncia del entonces primer ministro Carlos Ferrero– puso una sola condición: que su reemplazo al frente del Ministerio de Economía fuera su viceministro Fernando Zavala. Once años después, ya en la presidencia, volvió a llamarlo para que presidiera su Gabinete. Una relación muy similar une a Vizcarra con Trujillo.
“Es uno de los más cercanos a Martín. Comparten criterios técnicos. Su designación en el Gabinete tuvo que ser exclusivamente por un pedido suyo”, dijo a El Comercio una fuente cercana al ministro de Transportes en el 2018. Trujillo estudió en la Universidad Nacional de Ingeniería y, aunque su especialidad son las obras de saneamiento, comparte con el presidente algo más que su origen provinciano: la ordenada estructura mental de un ingeniero. “Los ingenieros no damos tantas vueltas: dos más dos es cuatro”, le dijo Trujillo a Rafaella León, para su libro, en el 2018.
También comparten su afición por el deporte. Mientras que Vizcarra se dedica al tenis, tras un largo paso por el frontón, Trujillo sale a correr todas las mañanas cerca de su departamento ubicado en La Calera de Surquillo. Alrededor de las 6 a.m. se ejercita en un parque y, una hora y media después, parte bajo la estricta custodia de su seguridad estatal, de la que no quiso desprenderse en los últimos cinco meses que no fue ministro. La ley le permitía mantenerla por seis.
Cuando Vizcarra asumió la vicepresidencia y el MTC, en el 2016, abogó para que Trujillo fuera nombrado en el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS). El plan de gobierno de PPK hablaba de un gran ministerio de infraestructura, que provendría de la fusión del MTC y el MVCS, y qué mejor que tener al frente de ambos a dos personas que se entendían tan bien. El plan nunca se concretó, pero Trujillo ya estaba dentro del círculo.
Desde entonces, no se ha separado del gobierno. Dejó de ser ministro de Vivienda en setiembre del 2017, y en octubre fue nombrado presidente del directorio de Sedapal y director ejecutivo del Otass. Allí estuvo hasta marzo del 2018, cuando asumió por primera vez el MTC. Y desde que renunció a este ministerio, en abril, fue asesor de la unidad de cumplimiento de la PCM. Es una ficha que Vizcarra mueve constantemente, pero que mantiene siempre a la mano.
—Ruma de críticas—
Hay, sin embargo, un lado B en la historia de Trujillo en el sector público. Puede rastrearse hasta los inicios de este gobierno, cuando fue ministro de Vivienda [ver pieza]. Pero el panorama es aun más complicado en su etapa al frente del MTC, en la que cada tres días se habilitó un terminal terrestre.
Como informó la campaña #NoTePases de este Diario, ello incluye al de Fiori, donde en abril un bus se incendió y 17 personas fallecieron. Consultado sobre el tema, Trujillo dijo a El Comercio que su ministerio se había concentrado “en la ejecución de proyectos” y que era “imposible que en un año pueda resolver todo”.
“El Estado es como un elefante, es como un tractor que camina, pero no a la velocidad que se espera”, agregó. Y terminó diciendo que, si hubiera creído que el cargo le quedaba grande, “ya hubiese renunciado”. A los ocho días, presentó su renuncia. Dijo que lo hacía “para evitar que se continúe desgastando al gobierno”. El reto –replicó su amigo Martín– sería “buscar a gente que tenga la misma entrega y competencia” que Edmer. Hoy, que las papas queman, ha preferido no buscar más y reponerlo en su puesto. La confianza vale más en momentos de crisis.
En el MVCS y el MTC: Críticas a Trujillo en su labor ministerial
Focalizar el bbp. Con la idea de ‘focalizar el subsidio’, Trujillo recortó en el 2017, durante su gestión en el MVCS, el precio de las viviendas que podían acceder al Bono del Buen Pagador (BBP).
Desplome inmobiliario. Esa decisión generó un desplome en el mercado inmobiliario, que cayó 27% interanual a julio, 25% solo entre junio y julio, y tuvo en mayo su peor mes desde diciembre del 2015.
Módulos de vivienda. La contraloría investigó presuntas irregularidades en la compra de 2.242 módulos de vivienda realizada por el MVCS en la gestión de Trujillo.
Un terminal cada tres días. Ya en el MTC, su gestión habilitó 101 terminales de bus, incluido el informal de Fiori. Allí, el 1 de abril, un bus se incendió y 17 personas murieron.
Mafia de brevetes. El Comercio reveló a principios de este año que existía una mafia que permitía sacar brevetes sin pasar por la evaluación que manda la ley.
Paul concha. Este Diario también reveló que su exdirector general de Transporte Terrestre Paul Concha era asesor de empresas de revisiones técnicas a las que habilitaba para operar.
Autoridad del transporte. Trujillo se autoimpuso el 1 de abril como fecha límite para tener funcionando la ATU, pero no lo cumplió.