

Tal vez motivada por una palabra que va y viene cada cierto tiempo, Bárbara (Bárbara Mori) decide perseverar, casi contra todo y contra todos, para que su hijo Lucca (Julián Tello) esquive el amargo destino que parece haberle tocado. Hablamos de la culpa de una mujer que –injustamente-- tiene metido en la cabeza que “no pujó bien” el día de su parto y que por ello su hijo presentó problemas tan graves que le costaron quedar paralizado en una silla de ruedas, sin hablar, es decir, sin la mínima posibilidad de agradecerle todo lo que ha hecho por él desde el día cero.
Publicado por Aguilar en 2019, “Los dos hemisferios de Lucca” es un libro que condensa distintos géneros a la vez. En la mayor parte de su extensión puede tomarse como un diario. Sí, el diario en que una madre registra la culpa que hablamos al inicio de la nota, pero también, aquel soporte donde detalla cada uno de los pasos en su búsqueda de torcer el amargo destino que enfrenta junto a su esposo Andrés (Juan Pablo Medina en la película de Netflix), a su otro hijo Bruno (Samuel Pérez) a la nana de la familia, Nayeli (Paloma Almavar). Una familia de cinco personas que decide viajar de Ciudad de México a la India por un tratamiento denominado Cytotron.
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Además de ser inicialmente un diario, el libro escrito por la periodista argentina Bárbara Anderson es en gran parte una defensa precisamente de ese tratamiento del que tal vez muy pocos hemos escuchado alguna vez en nuestras vidas. Explicado en simple: pacientes con males oncológicos y/o degenerativos son ingresados en una especie de tubos (imaginemos un resonador magnético convencional) donde reciben determinadas ondas para 1) destruir tumores o 2) regenerar tejidos.
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En su libro, Bárbara cuenta cómo llegó casi de casualidad a conocer sobre este tratamiento inventado por el Dr. Rajah Vijay Kumar. Como periodista, la autora tuvo una comisión que le permitió conocer a una persona que, al verla bastante agotada y con los ánimos por los suelos, le consulta qué le pasa. Es ahí donde, tras contarle la historia de su hijo Lucca, escucha por primera vez sobre el Cytotron.

En su parte ‘diario’, “Los dos hemisferios de Lucca” retrata el pesar que Bárbara tiene enfrentando día tras día los aparentes retrocesos en la salud y bienestar de su hijo. El no poder alimentarse como un niño cualquiera y la epilepsia que sufre podría restarle tiempo de vida a futuro, lo cual se convierte no solo en un miedo perenne, sino –y aquí viene la luz al final del túnel—en carbón para el espíritu de una madre que no se deja vencer. Porque sí, el este libro publicado por Aguilar es sobre todo un perfil de una madre que no está dispuesta a perder lo que más ama, fundamentalmente, porque no ha dejado sentirse culpable desde aquel momento del parto en el que su vista se fue a blanco y, tras despertar, nada transcurrió según lo esperado.
Casi seis años después, la publicación de Anderson llega al streaming gracias a la directora Mariana Chenillo (“Cinco días sin Nora”, “Paraíso”) y con un guion escrito por Javier Peñalosa (y la propia Anderson) que, en líneas generales, extrae tal vez lo mejor del texto de 2019 y combina ciertos elementos dramáticos para hacer más llevadera lo que es, a priori, una historia triste --e incómoda-- en un mundo acostumbrado a mostrarnos casi siempre rostros de felicidad en posteos de Instagram o virales de TikTok.
DEL LIBRO A LA PANTALLA, UN SALTO DE CALIDAD
La decisión de adaptar un libro nunca es fácil y sigue una serie de criterios en los que son muchas las personas involucradas. En ocasiones, el autor del texto original pone ciertas condiciones (mínimas o de mayor envergadura) para convertirlo en imágenes. También existen casos en los que el primero se desprende por completo de su trabajo para que el equipo ubicado en la otra vereda (productores, director y a su vez guionistas) tenga la libertad deseada en todo sentido.

En “Los dos hemisferios de Lucca” la adaptación ha priorizado el drama y la historia de una madre perseverante por encima de todo. Claro que, tal como pasa en el libro de Bárbara Anderson publicado en 2019, también podemos discernir cuándo estamos ante un diario, cuando ante una narración convencional y, ya en la parte final, la confusa historia referida a la posibilidad de expandir el Cytotron en México, y, por ende, permitir que muchos otros niños puedan enfrentar los delicados males que les ha tocado vivir.
Reconocida como una de las actrices de mejor desempeño en el último tiempo, Bárbara Mori cumple las expectativas dando vida a una madre que desde el día cero rechaza su destino. Su personaje jamás acepta un no como respuesta, ante doctores, funcionarios públicos, e inclusive frente a su esposo Andrés. En honor a la verdad, el peso que este último ha tomado en pantalla refresca en cierta forma el resultado final de una adaptación que apunta naturalmente a ser cruda.
No veremos una larga lista de llantos y rezos a la divinidad. Sí presenciamos un registro doloroso de un niño que parece consumirse día tras día frente a padres que responden casi automáticamente a sus crisis: el recurso de las toallas limpiando el vómito del débil Lucca es recurrente, aunque resulta útil para situarnos en la complejidad del tema médico que afrontamos.

Como pasa en adaptaciones que respetan en gran parte el material inicial que las motiva, “Los dos hemisferios de Lucca” lleva del libro al streaming el momento en el que la madre conoce sobre el tratamiento inventado por el Dr. Rajah Vijay Kumar. Ante la incertidumbre y desconfianza de su esposo (“No creo en ‘tratamientos milagrosos’”), ella le deja en claro que está dispuesta a probar lo que sea con tal torcer el destino de su hijo mayor. Por momentos, pareciera incuestionable que las imágenes siempre estarán por encima de las palabras (escritas). Los gestos de Bárbara a su esposo Andrés, la preocupación de este porque no hay dinero para viajar (cinco personas) a la India, pero la esperanza de que algo bueno les espera, son casi palpables en la cinta de Chenillo.
Aunque sí quizás más presente en la película que en el libro, las objeciones al tratamiento del Cytotron son un detalle no central en ambos formatos. No ha sido el trabajo de Anderson enlistar los cuestionamientos que pueden flotar alrededor de un tratamiento que no tiene uso generalizado en el mundo. Tampoco lo es de Chenillo, aunque su personaje del doctor Ibarra (Hernán Mendoza) plantea dudas lo suficiente claras como para que cualquiera de nosotros decida, por lo menos, buscar profundamente y varias horas en Google.
Lo que sí se repite tanto en el libro como en la película es un personaje tan singular como oscuro: el Doctor Jaramillo (en la película Ari Brickman) o el Dr. J en el texto, funge como intermediario entre las supuestas bondades del tratamiento del doctor Kumar y los pacientes. Viajar a la India para someterse a estas sesiones de terapia no es algo tan fácil, no solo por el costo de inversión, sino porque obtener una cita con el responsable requiere contactos, pero sobre todo gestiones que un cualquiera no podría desarrollar, a priori.

Casi en toda su segunda mitad, el libro de Anderson aborda los devaneos, idas y vueltas e inexactitudes alrededor del Dr. J. Cada uno de estos traspiés parece traer abajo la posibilidad de que miles de niños fuera de la India puedan recibir una alternativa a los rechazos de la ‘medicina convencional’, por llamarla de alguna forma, aunque ambas apelan a la ciencia. En la película, si bien hay también un abordaje sobre el personaje, da la impresión de que nunca se pierde la brújula sobre el tema que nos convoca: el drama de una madre dispuesta a darle la vuelta al mundo para que su hijo deje de sufrir. Así pues, el trabajo de Chenillo y equipo aterriza y acerca, valiéndose de imágenes y actuaciones correctas, una historia que podríamos vivir cualquiera de nosotros en cualquier momento de nuestras vidas. Solo eso ya es un punto a favor.
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LOS DOS HEMISFERIOS DE LUCCA/NETFLIX
Sinopsis: Decidida a ayudar a su hijo, quien tiene parálisis cerebral, Bárbara lleva a su familia a la India para un tratamiento experimental.
Directora: Mariana Chenillo
Elenco: Bárbara Mori, Juan Pablo Medina, Sean Burgos, Julián Tello, Danish Husain, Paloma Almavar, Hernán Mendoza
Duración: 96 minutos
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