Este es un tema sensible que nos preocupa mucho a los padres. En los tres años que tengo con mi blog Mamá Chef y los casi 6 años como mamá, me di cuenta de la importancia y el impacto que causa, entre nosotros, el tema de la alimentación infantil. En el tiempo, muchas madres me han escrito en privado pidiéndome recomendaciones, avergonzadas o sintiéndose culpables porque sus hijos no comen bien o no comen tal o cual alimento. Lo que siempre les digo es que hay que quitarse la culpabilidad y la tensión primero que nada y, no escuchar críticas o consejos que no sumen ( y que a veces llueven). Les dejaré unos consejos para poder lograr una alimentación feliz y balanceada. Ojo: no es fácil, porque estamos educando el paladar de nuestros hijos y las buenas costumbres familiares, pero, ¡sí es posible!
Lo ideal es que los chicos se acostumbren a comer de todo desde chiquitos. Si logramos introducir los diferentes grupos de alimentos en la etapa de la alimentación complementaria, sin duda será más fácil el camino. Igual, siempre llega la etapa en la que se dan cuenta que pueden decir que no: ‘¡No quiero comer esooo!’ ‘¡No me gusta!’. Esto sucede alrededor de los 2 años y todos sabemos que son momentos difíciles, sobre todo porque la alimentación infantil es fundamental para el buen desarrollo del niño. Esto pasa por que ya no podemos controlar toda su alimentación, ya que están más expuestos a la sociedad y a las diferentes costumbres; por ende prueban o ven cosas que les llaman la atención y empiezan a ser ‘selectivos'’ con su apetito. Aparte dominan mejor el lenguaje. Sobre el tipo de alimentación no hablaré, pues hay muchas tendencias y cada madre/padre, por supuesto, guiado por el pediatra o nutricionista deberá decidir. Mi objetivo es darles las herramientas para lograr que sus hijos disfruten los diferentes grupos de alimentos y juntos pasen buenos momentos alrededor de la mesa.
He formulado un cuadro comparativo de la pirámide de Maslow, que es una teoría de motivación que trata de explicar qué impulsa la conducta humana. Consta de 5 niveles que están ordenados jerárquicamente según las necesidades humanas que atraviesan todas las personas (según se explica economipedia.com). Ahí les explico, súper fácil, cómo hacer para que sus hijos coman de todo.
A continuación, la fórmula para una buena alimentación infantil, según mi cuadro piramidal. Veremos punto por punto. Si bien la pirámide de Maslow va desde la supervivencia en la base, hasta el crecimiento en la cima, nosotros queremos llegar a la cima en la alimentación de nuestros hijos. Por eso, vamos a ir a la inversa, desde la cima hasta la base, para ver cómo se logró llegar.
5. Resolución del problema. Autorrealización, logramos momentos felices alrededor de la mesa, donde nuestros hijos están dispuestos y disfrutan probar diferentes grupos de alimentos.
4. Respeto. Para llegar a la cima, nunca los obligamos a comer, en cambio exploramos los alimentos juntos, con mucho respeto, en diferentes preparaciones y como jugando.
3. Fortalecer el vínculo. Nos damos tiempo para compartir juntos, ya sea para comprar los alimentos o cocinarlos y, sentarnos a comer juntos lo mismo. Donde compartimos y nos escuchamos con afecto y complicidad.
2. Costumbres. Fortalecemos a la familia con las buenas costumbres alrededor de la mesa. Les damos seguridad a nuestros hijos al formar parte de un clan y de poder tener los recursos para compartir la mesa en familia.
1. Comer. Para la supervivencia, ideal alimentarse correctamente.
En conclusión, si podemos lograr que tanto nosotros como nuestros hijos asociemos la hora de comer con un momento feliz, de compartir, de sentirnos respetados, escuchados y, parte importante de un grupo, nuestros hijos estarán dispuestos a probar diferentes alimentos y construiremos lindos momentos que perdurarán para toda la vida y que servirán, además, para su desarrollo físico y emocional.
Más recomendaciones:
-Nunca escondan los alimentos, sino más bien, siempre hay que enseñarles lo que comen. Así empoderan a sus hijos y al alimento, aparte de ganarse su confianza. Por ejemplo, agréguenle algún dip tipo limón, hummus, aceite de oliva, aliño, miel de abeja, etc. O cocínenlo de diferentes maneras, pero nunca lo saquen de su mesa/menú. Si su hijo no quiere comer, que no coma, pero ustedes disfruten el alimento, es probable que pronto su hijo lo haga también. Dicen que a veces demos probar un alimento hasta 15 veces antes que nos llegue a gustar, ¡no tiren la toalla!
-Propongan jugar a las caritas probando algunas frutas, para ver si están dulces o acidas. Hagan esto en repetidas ocasiones, verán cómo les funciona para cuando no les provoca comer fruta. Por ejemplo, es increíble y fascínate descubrir cómo cada arándano, aguaymanto o tomate cherry tiene diferente textura y sabor.
-Esta propuesta la leí en las redes de la nutricionista Sara Abu Sabbah y me encantó (todavía no la pruebo). Se trata de un reto de 15 días: comer/probar una fruta diferente cada día.
Son algunas ideas, compartan las suyas para poder aplicarlas.
Cariños,
Colette Olaechea