Solo en los 70, quizá hasta inicios de los 80, vivíamos en abundancia: cuando no estaba Mifflin podía jugar Cruzado; cuando faltaba La Rosa, teníamos a Franco. No sabíamos si aplaudir al titular o al suplente. Oro por diamantes. Perú tenía soluciones, sus entrenadores se permitían alternativas, los hinchas pensaban que éramos potencia. Desde esa riqueza —que nos llevó a tres mundiales en una década— crecimos en el error de que a la selección le sobraban jugadores. Un mito. A Perú no le sobra nada y si se trata de fútbol, los jugadores bandera tienen que jugar al mismo tiempo que hacen docencia. André Carrillo, por ejemplo. Este 2021 cumple diez años de vigencia en el fútbol internacional, en menos de un mes cumplirá 30 años y aunque no lo declara, es el delantero más influyente de la selección luego de Jefferson Farfán y Paolo Guerrero. “No me des tanta responsabilidad aún”, dice, con ironía, esta tarde de abril desde su casa en Arabia Saudita. Son las 10 de la mañana aquí y allá las 6 de la tarde. No hace falta que lo diga porque el fútbol también es matemática: André Carrillo es el goleador peruano de las Eliminatorias rumbo a Qatar 2022 (3). Si la selección firma el boleto, lo hará con esos pies. De eso, de su pasado, de su futuro, del Perú, habla en esta nota.
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