Hace unos días, la red social Instagram hizo públicas sus disculpas con el cineasta español Pedro Almodóvar por vetar el póster de su película más reciente, Madres paralelas. En él aparece –en blanco y negro y en primer plano– un pezón femenino del cual se derrama una gota de leche. El póster fue repuesto, so pretexto de que se hacen “excepciones para permitir la desnudez bajo ciertas circunstancias que incluyen un claro contexto artístico”, sostuvo la empresa en un comunicado enviado por correo. Como se sabe, la plataforma permite fotos en las que aparecen hombres mostrando el pecho, pero las censura cuando se trata de ellas.
Qué difícil debe haberlo tenido Instagram desde marzo de 2020, cuando millones de mujeres en el mundo decidieron prescindir del sostén en su día a día motivadas por un contexto que lo cambió todo –sin duda– pero también trajo algunas consecuencias positivas. Por ejemplo, deshacerse de una prenda que 8 de cada 10 había llevado en la talla incorrecta a lo largo de sus vidas. ¿La pandemia ha acabado con el uso de sostén, para muchos el gran símbolo de opresión sobre el cuerpo femenino? Probablemente no del todo, pero una cosa es cierta: al menos estamos más cómodas. Y ese es solo el comienzo.
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En cuerpo y alma
Nadiana Altuve habla sobre maternidad como lo hace de todo lo demás que pasa en su vida: con franqueza y empatía. Tanto, que su discurso resuena fuerte en sus más de 34 mil seguidores (tengan o no tengan hijos). Antes de instalarse en Barcelona, la madre de tres manejó una tienda en Lima y tuvo un blog. Hoy, Instagram es su centro de operaciones desde @latataelblog, el espacio más visual y dinámico que encuentra para compartir lo bueno, lo difícil y –sobre todo– lo más real de su día a día.
“Las mujeres debemos entender que podemos lograrlo todo siempre y cuando estemos sanas, y para eso debemos cuidar nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma”, sostiene Nadiana sobre sus lecciones personales en este tiempo. Precisamente, llegar –o trabajar por llegar– a dicho equilibrio entre la salud mental y el bienestar físico ha sido uno de los pilares de esta revolución quizá silenciosa, pero muy poderosa, gestada durante la pandemia. Las mujeres queremos estar bien, con el mundo que nos rodea, con la sociedad en la que vivimos y, principalmente, con nosotras mismas. ¿Cómo lo logramos cuando las reglas aún nos juegan en contra?
“En una sociedad atrapada en las apariencias, que nos incita a odiar, a destruir o mutilar nuestros cuerpos, es revolucionario dar un paso al frente y decir ‘me gusto, tal y como soy’”, indica Ilse de Ycaza, licenciada en Historia y predocente PUCP. “Está en nosotras ser ingobernables e indiferentes ante este juego, impulsado por estándares de belleza y eligibilidad ajenos, que se incomodan con todo lo que no les resulta ‘consumible’”, continúa De Ycaza. Difícil lograrlo del todo, pero no imposible. Nunca antes habíamos pasado tanto tiempo con nosotros mismos (a raíz de la cuarentena) ni lidiado con todo lo que ello implica. Muchas mujeres evaluaron, rompieron con patrones permanentes en la relación que tienen con sus cuerpos durante la pandemia, y este cuestionamiento ha sido muy positivo: ¿cómo solíamos lucir antes y cómo lo hacemos ahora?; ¿cómo nos sentimos cuando nos miramos o nos tocamos?; ¿cómo nos valoramos a través de ciertas características que consideramos importantes en nuestra anatomía? Las respuestas, sin embargo, no están siempre en el espejo.
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Ser y conocer
“La pandemia –vivo sola– me ha llevado a cohabitar mi soledad. Eso te hace pasar por un proceso de autoconocimiento que te ayuda a poner límites a las cosas que estabas permitiendo en tu vida, y a identificar las que de verdad quieres. Ha sido una época de reinvención”, señala la comunicadora Ale Otazzi (@lamujeralborde), que suele compartir con regularidad con sus más de 65 mil seguidores en Instagram y los oyentes de su podcast, @disculpenlosovarios, reflexiones que abordan desde la sexualidad hasta el empoderamiento laboral.
“Por otro lado, me ha permitido reconciliarme con mi cuerpo, aunque este es un proceso que vengo trabajando desde mucho antes. Tiene que ver con ser quien quieras ser, cuando quieras serlo. Si quieres estar en buzo todo el día: genial; si quieres estar peluda, depilada, entaconada: genial. Tenemos que dejar de ser tan críticas con nosotras mismas, darnos chance, y eso me lleva a la lección más importante que se desprende de este tiempo, que quizá aún no vemos del todo: la pandemia nos ha obligado a hacernos cargo de nuestra salud mental”, señala Otazzi. Cuando se aprende a mirar desde adentro, como lo están haciendo muchas mujeres de distintas generaciones, ese es el reflejo que más importa.
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Si bien este ha sido un tiempo marcado por la creatividad (ya sea en emprendimientos personales, relaciones amorosas o cómo nos organizamos con el homeschool), tomar las riendas de un período definido por la incertidumbre es, lamentablemente, un privilegio que no muchas mujeres pueden permitirse a pesar de los avances. “Si bien es cierto que, actualmente, podemos ver cómo se dan ciertos cambios sociales y culturales positivos, todavía queda un largo, larguísimo, camino por delante. Desafortunadamente, la pandemia resaltó un sinfín de problemas estructurales en diversos aspectos que tienen años dándose en nuestro país (y en el mundo)”, indica Angela Orrego-Villacorta, activista feminista al frente de la página @empoderadamente_pe, con una comunidad de 55 mil usuarios.
La lucha es constante, pero posiblemente estemos más fortalecidas que nunca. “La salud no es solo lo externo, lo físico, sino que va muchísimo más allá”, concluye Orrego-Villacorta. “Lo más valioso que he aprendido en este tiempo, sobre este punto, ha sido entender que mi cuerpo tiene el derecho de cambiar: para estar sano, para adaptarse, para continuar existiendo. Dependerá de qué corriente te haga sentir más cómoda, claro, pero creo que es relevante señalarlo: tu cuerpo tiene un millón de funciones, mucho más importantes que ‘tener que ser bello’”. Una vez que se llega a ese punto de liberación, ya no hay vuelta atrás.
Todas para una: mujeres de aquí y de allá
Cada vez hay más ejemplos visibles e inspiradores que conectan con diferentes audiencias. Aquí algunos de los mensajes más poderosos:
1. A las canas diles sí. En el 2021, no debería ser noticia que una mujer luzca su cabellera llena de canas en un evento formal. Pero lo fue hace algunas semanas cuando la actriz estadounidense Andie MacDowell caminó por la alfombra roja del Festival de Cannes con un look que se robó todas las miradas. “Son una demostración de poder”, afirmó ella sobre los mechones plateados que cubren su famosa melena.
2. Yo quiero los 50 que ella está usando. Nadie como Jennifer López para romper moldes y dejar huella allá donde pisa. El pasado 24 de julio, por su cumpleaños número 52, la cantante y actriz compartió una serie de fotos suyas en bikini que paralizaron –literalmente– el mundo. Detrás de las alabanzas se escondía también un mensaje contradictorio: ¿cómo era posible, permitido incluso, que una mujer mayor de 50 se vea de esa manera? Reivindicar una madurez más plena –aunque no todas podamos vernos como JLo, sin duda– es otro de los mensajes más potentes de las redes sociales en los últimos tiempos.
3. La representación importa. Voces que aborden distintos temas desde la diversidad, la igualdad de género, la no discriminación y la inclusión (entre otros) están, afortunadamente, cada vez más presentes en la cotidianidad del mundo virtual. Entre ellas destaca la comunicadora, docente e investigadora Ana Lucía Mosquera Rosado (@analuciamosquerarosado).
4. Elogio a la curva. Desde su cuenta en IG (@andreacperu) y página en Facebook, la repostera Andrea Cevallos no solo comparte recetas, tips gastronómicos y consejos sobre estilo de vida, sino que también promueve una imagen corporal saludable y plena sostenida en uno de los movimientos sociales más universales: el body positivity, que visibiliza y celebra la diversidad corporal.
5. Eternamente bella. “¿Desde cuándo envejecer se volvió algo negativo y una forma de agresión?”, se preguntó la actriz Daniela Sarfati en una historia que compartió recientemente. “Te ves menos atractiva”; “te van a dejar”; “estás arrugada”, son mensajes frecuentes relacionados a la edad de una mujer. “Hay belleza en cada etapa”, escribió Daniela. La aceptación y el amor propio son pilares fundamentales para sobrellevar este presente incierto, donde la pandemia todavía continúa.
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