Abril, el mes en que faltó oxígeno, camas UCI y vacunas, se convirtió en el más mortal de la pandemia

Abril se convirtió el último martes en el más mortal de toda la pandemia del COVID-19 con 8.255 muertes, superando las peores cifras de la primera ola de la enfermedad, registradas en los meses de mayo y junio del año pasado. En total, el Ministerio de Salud reporta que la enfermedad se va cobrando la vida de 60.416 personas en el Perú; aunque este número dista mucho de los 166.003 fallecimientos que recoge el Sistema Nacional de Defunciones (Sinadef).

El repunte de muertes por esta enfermedad inició en enero de este año y se le denominó “segunda ola”. El ministerio de Salud había previsto que esta nueva etapa podría cobrar la vida, en el peor de los casos, de unas 19.785 personas. Esta estimación fue superada con creces, pues a la fecha ya hay 22.692 decesos por COVID-19 en lo que va del 2021.

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En abril también se produjeron picos históricos de muertes diarias, en cuatro ocasiones se reportaron más de 400 y el promedio fue de 317 cada 24 horas.

Los factores que habrían influido en que abril se haya convertido en el mes con más fallecidos, y que la segunda ola mantenga cifras por encima de las peores estimaciones del Gobierno, son varios y vienen desde el año pasado A continuación presentamos algunos de los más importantes.

Déficit de oxígeno

El oxígeno medicinal es un producto primordial en el tratamiento de casos graves de esta enfermedad. A diario se puede apreciar a familias enteras hacer largas colas en diferentes locales que proveen el recurso vital. A inicios del año, Pilar Mazzetti, quien entonces ejercía como ministra de Salud, informó que la demanda de oxígeno medicinal, a raíz del recrudecimiento de la pandemia del COVID-19, se había elevado en un 300%. En aquel momento, detalló que el Gobierno había estimado incremento de solo un 200%.

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Una de las estrategias que emprendió la gestión del expresidente Martín Vizcarra fue un acuerdo para implementar 47 plantas generadoras de oxígeno medicinal mediante la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Estas plantas debían ser entregadas en el primer trimestre de este año; sin embargo, en marzo de este año, el Ministerio de Salud informó que dicho acuerdo había sido anulado.

Ante el Congreso, el nuevo ministro de Salud, Óscar Ugarte, aseveró que la UNI se había comprometido a instalar 18 plantas en febrero, pero dijo que su estado de avance es “muy deficiente”. Por este motivo, y ante el grave desabastecimiento de que sufría el país, el presupuesto del proyecto fue trasladado al Proyecto Especial Legado Juegos Panamericanos. En ese marco, se ha conseguido importantes licitaciones internacionales para traer este elemento a nuestro país. De Ecuador se han adquirido más de 216 toneladas y de Chile 960 toneladas, que están llegando en lotes de 40 toneladas por semana. Posteriormente, informaron que se logró concretar la compra e implementación de 20 plantas generadoras de oxígeno medicinal en 12 regiones del país.

Pese a estos esfuerzos, y a otros acuerdos con empresas, como el suscrito con la minera Southern, el oxígeno sigue siendo un insumo escaso en el país. La primera semana de abril fallecieron trece personas por falta de este medicamento en el Hospital II de Talara, en la región de Piura. Según informó la Oficina Defensorial de Piura, el isotanque de 10 toneladas de oxígeno líquido con el que contaba el centro médico se quedó vacío. Essalud emitió un comunicado explicando que días antes solicitaron al proveedor de oxígeno a través de cartas notariales que abasteciera del oxígeno líquido al hospital.

El último 16 de abril, Linde Perú, empresa productora y distribuidora de oxígeno medicinal, advirtió que el uso de este insumo en los hospitales para la atención de pacientes con la COVID-19 del país continúa “creciendo de forma exponencial”. En esa línea, señaló que es necesario que el Gobierno ejecute medidas para que esta demanda sea cubierta y no desatender ningún establecimiento de salud.

Millones de vacunas que no llegaron

Los primeros días de este año, el presidente de la República, Francisco Sagasti, informó que el Perú consiguió la firma de un contrato con el laboratorio chino Sinopharm por 38 millones de dosis. En febrero llegó un millón de vacunas con el que se inició la inoculación contra el COVID-19 del personal de primera línea a fin de garantizar la continuidad de los servicios de salud.

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Como parte de ese mismo acuerdo, el ministro de Salud aseguró que en el primer trimestre el Perú recibiría dos millones de dosis adicionales de este laboratorio, suficientes para vacunar a millón y medio de personas. El arribo de esta segunda remesa sigue pendiente todavía hoy, a puertas del mes de mayo.

Al respecto, el ministro Ugarte explicó que el Gobierno espera de que el laboratorio chino envíe información pendiente para aprobar la llegada de nuevas dosis. En esa línea, la semana pasada anunció que se espera que Sinopharm obtenga la autorización de la Organización de la Salud (OMS) pues esto aceleraría el proceso para el arribo de vacunas. Precisó que el nuevo lote sería de medio millón de vacunas y se produciría recién “en las próximas semanas”.

El retraso en la llegada de las vacunas de Sinopharm ha relantizado el proceso de inoculación en el país obligando al Ejecutivo a ajustar a la baja -y en reiteradas ocasiones- sus proyecciones de inmunización para finales de junio, mes es que concluye la gestión del presidente Francisco Sagasti.

Hasta el momento, el gobierno ha anunciado acuerdos para la llegada de 48 millones de dosis de vacunas para este año. Entre los contratos figuran el suscrito con Pfizer (20 millones) y Astrazeneca (14 millones), así como el firmado con la multilateral Covax Facility (13,6 millones). Hasta hoy, el volumen de vacunas anti-COVID-19 recibidas bordea los 2 millones y se espera que la gran mayoría de dosis lleguen en el segundo semestre del año.

La variante brasileña

Otro factor que habría propiciado el aumento de infecciones en el país es la presencia de la variante brasileña de la enfermedad. El Instituto Nacional de Salud (INS), entidad del Ministerio de Salud (Minsa), informó en marzo que esta variante está presente en diferentes ciudades del país, incluida la capital, Lima.

El INS analizó muestras de pacientes diagnosticados con COVID-19 en marzo del 2021 en Lima y Loreto. En las muestras de Lima se encontró que 39.7% correspondían a la variante brasileña (P.1), un 2.5% a la variante británica y 39.2% a otros linajes.

Al respecto, especialistas como el doctor Elmer Huerta advirtieron que esta variante es más agresiva y puede generar reinfecciones en pacientes que hayan sufrido la enfermedad. Sin embargo no se ha demostrado que pueda evadir el efecto de las vacunas.

Respuesta hospitalaria insuficiente

La falta de camas de hospitalización y de cuidados intensivos (UCI) ha sido una de las principales preocupaciones de las autoridades. Pese a que se ha aumentado significativamente la cantidad en lo que va de la pandemia, sigue existiendo una brecha. Según reporta la Sala Situacional actualmente hay unas 2.628 camas de UCI ocupadas, lo cual representa el 96% del total de unidades disponibles.

A mediados de este mes, el entonces presidente de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva (Sopemi), Jesús Valverde, informó que había unas 2.000 personas a la espera de acceder a una cama de cuidados intensivos. Precisó que es necesario, además de la instalación de las camas y los respiradores, contar con personal capacitado para manejarlo.

“Actualmente tenemos en espera a 2,000 pacientes para entrar a UCI, no se ha implementado una contención adecuada ni se ha reforzado el primer nivel. El oxígeno sigue siendo escaso. Veo un panorama bastante oscuro porque seguramente habrá más contagios por la campaña política”, agregó.

En esa línea, el viceministro de Salud Pública, Gustavo Rosell, señaló que existe en el país una brecha de 500 a 700 camas UCI, en el contexto de la segunda ola del coronavirus (COVID-19). En dialogo con Canal N, el funcionario detalló que en las próximas semanas se tiene previsto implementar 300 camas UCI y que se coordina con EsSalud para avanzar en la instalación de más camas.

“Dependiendo del momento de la pandemia, porque las camas UCI no son solamente para COVID-19, sino para otros tipos de patologías, hemos dejado de hacer trasplantes porque no hay camas UCI para poder poner a los pacientes trasplantados. Por decir, descontando esto, podríamos hablar de una brecha, dependiendo, de 500 a 700 camas”, expresó Rosell.

Abril comenzó con los feriados por Semana Santa, en la que muchas personas aprovecharon para salir de la ciudad antes de que entren en vigencia las restricciones de movilidad dictadas por el Gobierno. También se llevaron a cabo las elecciones generales en todo el país, con aglomeraciones en algunos colegios electorales. Sin embargo, las autoridades no han confirmado si ambos eventos habrían influido en el aumento de contagios.

El caso es que abril es el mes en que más familias peruanas lloraron por las pérdidas de sus seres queridos.