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“El Perú tiene todo para ser líder en la región”: ¿qué puertas se abren para el turismo peruano con las Llaves Michelin?
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“El Perú tiene todo para ser líder en la región”: ¿qué puertas se abren para el turismo peruano con las Llaves Michelin?

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Durante más de un siglo, la célebre guía francesa ha sido sinónimo de excelencia gastronómica. Pero en 2024 decidió dar un giro de timón y distinguir también a los excepcionales de todo el mundo. Con ello, inauguró un nuevo sistema de referencia: las Llaves Michelin, un reconocimiento para hoteles capaces de ofrecer experiencias verdaderamente memorables.

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A diferencia de otros ránkings, los hoteles no postulan, no pagan membresías ni saben cuándo serán evaluados. Los inspectores de Michelin visitan los alojamientos bajo reserva secreta, se hospedan como cualquier viajero y califican la experiencia en función de cinco criterios: servicio, arquitectura y diseño, originalidad del alojamiento, relación calidad–precio, y su aporte al destino donde se encuentra.

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Juan Carlos Fangacio
José Koechlin, fundador de Inkaterra, pionero del turismo sostenible en el Perú desde hace cinco décadas.
José Koechlin, fundador de Inkaterra, pionero del turismo sostenible en el Perú desde hace cinco décadas.
/ HUGO PEREZ

La escala funciona de manera similar a la de los restaurantes. Una Llave Michelin distingue hoteles que brindan una experiencia notable, cálida y bien lograda; dos llaves se reservan para alojamientos excepcionales, memorables por su diseño, su servicio y su personalidad; y tres llaves se otorgan únicamente a estancias que llevan la hospitalidad a su punto más alto, espacios donde la propuesta alcanza un nivel de referencia global.

UNA APUESTA SOSTENIBLE

En esta primera edición, la guía evaluó miles de hoteles en más de 120 países y el Perú emergió como una sorpresa grata, obteniendo veinte llaves en total. De ellas, cinco fueron otorgadas a tres hoteles de Inkaterra, la organización fundada hace medio siglo por José Koechlin: Hacienda Urubamba (dos llaves), La Casona (dos llaves) y Machu Picchu Pueblo Hotel (una llave). “Ha sido una sorpresa”, cuenta Koechlin desde París. “Michelin no avisa, no se postula, no hay formularios. Simplemente llegan, evalúan y deciden”, explica.

La mitad de todas las llaves otorgadas al Perú están en manos de Inkaterra y de otros alojamientos de la familia Koechlin. “Somos organizaciones que estamos fuera de las grandes ciudades. Eso dice que el turismo hacia lo auténtico, hacia el campo y la naturaleza, hoy tiene una relevancia mayor que antes”, reflexiona el empresario. “Antes no existía el concepto de entorno como variable social o económica. Nosotros empezamos por ahí: a trabajar con la gente local y generar proyectos en beneficio de las comunidades”, recuerda.

Hacienda Urubamba es un refugio contemporáneo en pleno Valle Sagrado, rodeado de montañas y cultivos nativos que inspiran su propuesta de hospitalidad y bienestar.
Hacienda Urubamba es un refugio contemporáneo en pleno Valle Sagrado, rodeado de montañas y cultivos nativos que inspiran su propuesta de hospitalidad y bienestar.

José Koechlin inició su aventura hotelera en 1975, cuando el turismo ecológico no estaba ampliamente difundido y la conservación era apenas una curiosidad. Medio siglo después, siguen por ese mismo rumbo: en Machu Picchu, Inkaterra lidera un proyecto de cultivo y producción de té negro y té verde que ha empezado a ser reconocido mundialmente. Del mismo modo, su iniciativa para documentar y preservar las orquídeas del santuario inca se ha convertido en un símbolo del esfuerzo por difundir la riqueza natural del país.

RECUPERAR AL VIAJERO

El turismo en el Perú sufrió un golpe severo con la pandemia, pero los datos más recientes muestran señales claras de recuperación. En 2019, el país generó unos US$4.700 millones en ingresos por turismo receptivo, según Mincetur. Pero en 2020 y 2021, esas cifras colapsaron: el número de turistas internacionales cayó drásticamente, al igual que las divisas y el empleo ligado al sector. La reactivación de la industria turística recién comenzó a notarse a fines de 2024: la llegada de turistas extranjeros creció un 29% respecto del año anterior, lo que representa un flujo adicional de 732 mil visitantes. Ese crecimiento coloca al turismo receptivo en alrededor del 74,5% de los niveles prepandemia.

Machu Picchu Pueblo hotel destaca por la belleza de su arquitectura y diseño interior.
Machu Picchu Pueblo hotel destaca por la belleza de su arquitectura y diseño interior.

¿Por qué la recuperación no termina de llegar? Para Koechlin, hay varias respuestas. La primera: la inestabilidad política y social del último quinquenio. “La imagen país sufrió un desgaste enorme”, lamenta. A ello, le suma la casi nula promoción internacional durante años clave y el éxodo de trabajadores después de la pandemia. “Muchos profesionales del rubro se vieron obligados a reinventarse en otros oficios. Recuperar ese capital humano toma tiempo. No es solo capacitar: es volver a enamorar a la gente de la industria”, sostiene.

Inkaterra La Casona se encuentra en el corazón del Cusco antiguo. Combina historia y confort en una casona del siglo XVI restaurada con detalle y respeto por su patrimonio.
Inkaterra La Casona se encuentra en el corazón del Cusco antiguo. Combina historia y confort en una casona del siglo XVI restaurada con detalle y respeto por su patrimonio.

La clave, dice, está en “crear destinos”. Es lo que Inkaterra intenta hacer en Cabo Blanco, la histórica caleta de los años 50 a la que Ernest Hemingway llegó para perseguir al gran merlín negro. Allí, la empresa trabaja en la recuperación y regeneración del bosque seco tropical mediante el uso de aguas tratadas. “El turismo puede tener impactos sociales positivos. Puede ser un gran generador de empleo rápido, si se articula bien”, señala Koechlin.

Las autoridades estiman que la recuperación plena del sector podría concretarse en 2026, si continúan las campañas de promoción internacional y la mejora de conectividad. Para Koechlin, la recuperación llegará, pero exige constancia y voluntad política: “El Perú tiene todo para ser líder regional. Lo que falta es continuidad, estrategia y creer de verdad en el turismo como una política de Estado, no como un recurso ocasional”, concluye. //

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