Son dos de los países más golpeados por el coronavirus y, además, son vecinos. Sin embargo, Francia y España adoptaron esta semana estrategias antagónicas sobre el confinamiento de personas para luchar contra el COVID-19.
El lunes 13 de abril, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció la extensión hasta el 11 de mayo de las medidas que restringen la libertad de movimiento de los ciudadanos.
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Ese mismo día, millones de trabajadores de servicios no esenciales como la industria y la construcción volvían a sus labores en España tras una suspensión de actividades de dos semanas.
Paradójicamente, Francia, el país que ha sufrido comparativamente menos por el embate de la pandemia, asumía una postura más conservadora que España.
El primero sumaba hasta este jueves unos 134.000 contagios confirmados y unas 17.000 muertes, mientras que el segundo superaba los 182.000 casos y las 19.000 muertes, de acuerdo con datos de la Universidad Johns Hopkins de EE.UU.
España no es, sin embargo, el único país que empieza a flexibilizar la cuarentena.
Italia, Austria, Dinamarca y la República Checa han iniciado medidas para ir reanudando las actividades económicas de forma progresiva.
India y Reino Unido, por contraste, acaban de extender sus medidas de confinamiento.
Y el gobierno de Donald Trump anunció este jueves unos lineamientos para orientar a los gobernadores en Estados Unidos sobre cuándo reanudar las actividades.
En América Latina, Paraguay, Uruguay y Perú han esbozado una posible flexibilización.
Pero ¿cómo deciden los gobiernos cuándo es hora de poner fin a las restricciones?
El riesgo de una recaída
La posibilidad de poner en peligro más vidas y de perder los avances que se han logrado en la lucha por controlar la pandemia del nuevo coronavirus es uno de los elementos centrales de cualquier estrategia.
“No podemos estar apurados para poner las cosas en marcha de nuevo porque si nos movemos muy rápido para levantar estos controles, todo lo que estamos haciendo ahora podría haber sido para nada y nos encontraremos en otro brote igual o peor que el actual”, dijo este miércoles el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, al justificar la continuación de las restricciones.
Se trata de una postura extendida.
La Organización Mundial para la Salud (OMS) ha advertido que levantar las restricciones demasiado pronto podría ocasionar un "resurgimiento letal" de la pandemia.
En el caso de América Latina, la directora de la Organización Panamericana de la Salud, Carissa F. Etienne, recomendó este martes "extrema cautela" a los gobiernos a la hora de flexibilizar las normas de distanciamiento social y alertó de que el covid-19 aún "no ha golpeado con toda su fuerza".
Contagios controlados
Para minimizar los peligros de una recaída severa, la OMS divulgó este miércoles una nueva estrategia frente al covid-19 en la cual incluye seis recomendaciones a tomar en cuenta por los gobiernos que quieran empezar a hacer el tránsito hacia el levantamiento de las restricciones.
Según el documento, el primer factor a considerar es que el contagio del virus esté controlado al punto que solamente se presenten casos esporádicos y en lugares específicos, y que su origen sea claramente identificable tanto si se trata de infectados importados como si son producto de contactos locales.
En el caso de los pacientes que llegan infectados desde fuera del territorio, la OMS considera importante que se haga un análisis de la ruta por la que llegaron y que haya la capacidad para detectar y gestionar todos los casos existentes entre los viajeros.
La Comisión Europea (CE), por su parte, advirtió en un documento interno enviado a los gobiernos que incluso una reapertura paulatina podría "llevar inevitablemente a un aumento inevitable de nuevos casos", por lo que recomendaba que el levantamiento de las medidas debía hacerse cuando el contagio del virus se hubiera reducido durante un tiempo significativo.
Esa caída de los contagios durante un periodo extendido también es uno de los criterios de los lineamientos presentados por Trump este jueves para la reanudación de actividades por etapas.
Allí se establece que debe haber una caída de los contagios durante 14 días continuos para pasar de una fase a otra.
Suficiente capacidad de atención sanitaria
Disponer de un sistema de salud bien dotado que pueda detectar los casos sospechosos, someterlos a pruebas diagnósticas y proceder al aislamiento efectivo es otro de los requisitos que según la OMS debe valorarse antes de levantar las restricciones.
Esto incluye también el ser capaces de ubicar a todos los contactos cercanos de los contagiados y de ponerlos en cuarentena bajo supervisión durante 14 días.
El COVID-19 ha desbordado los sistemas de salud de muchos países que carecían de la cantidad necesaria de respiradores y de unidades de cuidados intensivos para atender al elevado número de pacientes.
En ese sentido, la OMS señala que es importante que las capacidades hospitalarias sean suficientes para tratar todos los casos de coronavirus, al tiempo que mantienen una capacidad de reserva sustancial.
Este es uno de los elementos que ha llevado a Uruguay, por ejemplo, a contemplar la posible flexibilización de sus medidas de confinamiento que, en el caso de ese país, son recomendaciones a la población y no prohibiciones.
Las autoridades de ese país consideran que su sistema no corre riesgo de colapsar pues cuentan con unas 900 camas de cuidados intensivos y para que el sistema llegue a su máxima capacidad haría falta que tengan unos 8.700 casos de contagio, según afirmó en una conferencia de prensa el presidente Luis Lacalle Pou.
Hasta este martes, el país registraba unos 493 casos confirmados, según la Universidad Johns Hopkins.
¿Están protegidos los más vulnerables?
Minimizar la exposición de las poblaciones más vulnerables, los riesgos de nuevos brotes y la transmisión hospitalaria es el tercer elemento que menciona en sus recomendaciones la OMS.
Esto prevé que todo el personal sanitario que trabaja en centros de salud pero también que ofrece cuidados médicos en lugares residenciales esté provisto de equipamiento de protección personal.
Muchos expertos consideran que ese ha sido uno de los factores que ha incidido en la elevada tasa de contagio de los trabajadores de la salud en muchas partes del mundo.
En América Latina, la carencia de equipamiento de seguridad fue la razón esgrimida recientemente por el gobierno de Mario Abdo Benítez para dar marcha atrás con la flexibilización del confinamiento en Paraguay, pues estaban esperando un cargamento que aún no había llegado al país.
Caminar sobre la cuerda floja
Aunque las repercusiones económicas del confinamiento no parecen haber sido un factor que tomó en consideración la OMS al momento de elaborar sus recomendaciones, no cabe duda de que al menos algunos gobiernos en el mundo lo están colocando sobre la balanza.
“No podemos dejar que el remedio sea peor que la enfermedad”, escribió en mayúsculas el 22 de marzo el presidente Trump en un tuit muy criticado.
El mandatario estadounidense expresaba así su preocupación por efecto que las medidas de confinamiento tendrían sobre la economía.
En las tres semanas transcurridas desde entonces, el número de desempleados en Estados Unidos ha escalado hasta los 22 millones de personas.
Y las cosas no lucen mucho mejor en otros países.
En su más reciente informe de perspectivas económicas, el FMI (Fondo Monetario Internacional) prevé que en Italia, uno de los países más golpeados por el coronavirus, el PIB (Productor Interno Bruto) se desplome un 9,1%.
La caída no será mucho menos en las otras economías grandes de Europa: España (8%), Francia (7,2 %), Alemania (7 %) o Reino Unido (6,5%)
En el caso de los países de América Latina, el FMI estima que la caída promedio de la economía será de 5,2%, la peor en medio siglo.
Previendo este panorama, algunos expertos han alertado sobre la importancia de reactivar las economías lo más pronto posible y de encontrar medidas alternativas a la cuarentena absoluta.
En un artículo publicado en The New York Times a finales de marzo, el doctor David L Katz, director fundador del Yale-Griffin Prevention Research Center, un centro de investigación sobre salud pública de la Universidad de Yale, advertía sobre los graves efectos que un confinamiento prolongado podía tener sobre las sociedades.
"Estoy profundamente preocupado porque las consecuencias sociales, económicas y de salud pública de este casi absoluto colapso de nuestra vida normal (...) serán duraderas y calamitosas", escribió.
"Posiblemente más graves que el efecto directo del virus mismo. La bolsa de valores se recuperará pero muchos negocios nunca lo harán. El desempleo, el empobrecimiento y la desesperación probables serán flagelos sanitarios de primer orden", escribió.
Y es que los efectos económicos del confinamiento también pueden tener consecuencias duraderas sobre la salud de las personas.
"El ingreso es un factor importante para predecir nuestra salud. La pérdida de empleos, dejar de cobrar el salario y el aislamiento social que muchas familias viven ahora muy probablemente tendrán efecto sobre otros problemas de salud", señaló Steven Woolf, director emérito del Centro sobre Sociedad y Salud de la Virginia Commonwealth University, en conversación con BBC Mundo.
Así, los gobiernos se enfrentan a la flexibilización de las medidas de confinamiento como a un acto de equilibrismo, como señaló recientemente en una rueda de prensa la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen.
“En realidad, será un poco como caminar sobre la cuerda floja. Si nos detenemos, nos podemos caer. Si avanzamos muy rápido, otra cosa puede salir mal. Y por eso es que tenemos que tomar un paso a la vez con cuidado”, dijo.
*El Comercio mantiene acceso libre al contenido sobre el COVID-19
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¿Cuáles son los síntomas del nuevo coronavirus?
Entre los síntomas más comunes del COVID-19 están: fiebre, cansancio y tos seca, aunque en algunos pacientes se ha detectado dolor corporal, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta y diarrea. Estos malestares pueden ser leves o presentarse de forma gradual; sin embargo, existen casos en los que la gente se infecta, pero no desarrolla ningún síntoma, precisó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, la entidad dio a conocer que el 80 % de personas que adquieren la enfermedad se recupera sin llevar un tratamiento especial, 1 de cada 6 casos desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar, la gente mayor y quienes padecen afecciones médicas subyacentes (hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes) tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave y que solo el 2 % de los que contrajeron el virus murieron.
¿Quiénes son las personas que corren más riesgo por el coronavirus?
Debido a que el COVID-19 es un nuevo coronavirus, de acuerdo con los reportes que se tienen a nivel mundial, las personas mayores y quienes padecen afecciones médicas preexistentes como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes son las que desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.
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