Científicos estadounidenses están desarrollando una cepa de coronavirus que podría usarse para infectar deliberadamente a los voluntarios en los llamados “estudios de desafío”, dijo una agencia gubernamental.
El trabajo es preliminar y el gobierno continúa dando prioridad a los ensayos clínicos aleatorios de candidatos a vacunas, informó el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID).
Varios de estos ensayos han entrado en sus etapas finales, incluidas las vacunas desarrolladas por Moderna, Pfizer y AstraZeneca.
Sin embargo, el NIAID ha comenzado a trabajar “para fabricar una cepa que podría usarse para desarrollar un modelo de desafío humano, si fuera necesario”, señaló en un comunicado.
En los ensayos clínicos normales, los voluntarios reciben un medicamento o un placebo y luego se hace un seguimiento de su salud a lo largo de meses o años.
Los científicos buscan saber qué tan bien funcionó la vacuna o el tratamiento cuando la persona estuvo naturalmente expuesta al patógeno.
Una forma más rápida de probar si un medicamento funciona es infectando deliberadamente a los voluntarios, como se ha hecho en el pasado para la influenza, la malaria, la fiebre tifoidea, el dengue y el cólera.
En Estados Unidos, grupos como 1DaySooner apoyan los estudios de desafío para la covid-19, pero el tema es controvertido debido a la gravedad de la enfermedad y porque sus efectos aún no se comprenden en su totalidad.
El NIAID dijo que probablemente tomaría una decisión hacia fines de 2020, cuando los ensayos clínicos en etapa tardía que están en marcha comiencen a informar sus resultados.
Esto ayudaría a determinar si los estudios de desafío son necesarios, seguros y éticos, agregó.
David Diemert, director de la unidad de investigación de ensayos de vacunas de la Universidad George Washington, que supervisa un ensayo de la vacuna Moderna en la capital de Estados Unidos, dijo a la AFP que no creía que los ensayos de desafío fueran apropiados para la COVID-19.
“Creo que son una herramienta fundamental, pero solo en las circunstancias adecuadas”, dijo.
Diemert lidera un ensayo de desafío sobre una vacuna contra la anquilostomiasis.
Sin embargo, dijo que para la COVID-19 “no tenemos una compresión muy clara de quién está en riesgo de desarrollar una enfermedad grave y no tenemos ningún tratamiento que garantice la curación de alguien si desarrolla una enfermedad grave”.
Además, agregó, hay suficiente transmisión comunitaria generalizada en Estados Unidos, el país más afectado del mundo con 5,3 millones de casos confirmados, para concluir que los ensayos tan riesgosos no son necesarios.
AFP
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