La emergencia en el Reino Unido y en Sudáfrica de sendas variantes del virus SARS-CoV-2 preocupa a la comunidad internacional puesto que, según los primeros datos, son más contagiosas.
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¿Qué son estas variantes?
Todos los virus mutan, es decir, se modifican cuando se replican.
El SARS-CoV-2 ha sufrido múltiples variaciones desde su aparición, pero en general estas no han tenido consecuencias. Algunas mutaciones, sin embargo pueden favorecer su sobrevivencia, por ejemplo, si logra un mayor contagio.
La variante B.1.1.7, llamada ahora VOC 202012/01, fue detectada en noviembre en el Reino Unido, tras desarrollarse “probablemente” en septiembre en el sureste de Inglaterra, según el Imperial College de Londres.
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Tras propagarse rápidamente en ese país, esta variante fue detectada en otras decenas de países, desde Estados Unidos hasta Corea del Sur, pasando por India, Francia y Dinamarca.
La mayoría de los casos fueron importados del Reino Unido pero algunos no tienen ninguna relación probada con ese país, como es el caso de Dinamarca, con 86 pacientes identificados.
La variante 501.V2, ahora mayoritaria en Sudáfrica, fue detectada allí en octubre y ha sido localizada en otros países como el Reino Unido y Francia.
Según los expertos, el número de casos de ambas variantes está por ahora subestimado.
Las dos presentan varias mutaciones de las cuales una, la N501Y, afecta a la proteína “spike” del coronavirus, una punta que sirve para pegarse al receptor ACE2 de las células humanas y penetrar en ellas.
Esta mutación aumenta las capacidades de adhesión del virus al receptor ACE2. Y aunque “no hay ninguna relación claramente establecida entre la adhesión al ACE2 y una mayor transmisión, es posible que esta exista”, de acuerdo al Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC).
¿Más transmisibles?
Varios estudios científicos, basados sobre todo en estudios de modelos y todavía no evaluados por otros expertos en acuerdo al protocolo científico, concluyen que la variante británica es mucho más transmisible, cosa que confirma la evaluación inicial del grupo de investigadores NERVTAG, que asesora al gobierno británico y que estimó la diferencia entre +50% y +70%.
Así, según los cálculos de la London School of Hygiene and Tropical Medicine (LSHTM), la variante británica sería entre 50-74% más contagiosa. Para el Imperial College de Londres, que analizó miles de genomas del virus SARS-CoV-2, la capacidad de contagio es entre 50-75% mayor y la tasa de reproducción (R) es de entre 0,4 y 0,7 superior al virus habitual.
Las conclusiones preliminares sobre la variante sudafricana también dan cuenta de una mayor transmisión, pero hay menos datos disponibles.
A falta de resultados concluyentes, algunos expertos se muestran cautos.
“Hay que ser prudentes. La incidencia es una combinación de factores que tiene en cuenta las características del virus pero también las medidas de prevención y de control aplicadas” para luchar contra COVID-19, indica a la AFP Bruno Coignard, director de enfermedades infecciosas de la agencia sanitaria francesa Santé Publique France.
¿Más peligrosas?
“Ninguna información disponible indica que las infecciones de estas cepas sean más graves”, según el ECDC. Pero el riesgo “es elevado en términos de hospitalizaciones y muertes”.
Y es que “una mayor contagiosidad equivale eventualmente a una incidencia mucho más fuerte y por lo tanto a una presión más importante sobre el sistema sanitario aunque la letalidad (de las variantes) sea la misma”, según Coignard.
Una variante del SARS-CoV-2 que fuera “un 50% más transmisible supondría un mayor problema que una variante 50% más mortal”, indica en Twitter el epidemiólogo británico Adam Kucharski, valiéndose de una demostración estadística: con una tasa de reproducción de 1,1, una tasa de mortalidad de 0,8% y 10.000 personas infectadas, al cabo de un mes se producirían 129 muertes. Pero si la tasa de contagio aumentara el 50%, el número de decesos se elevaría a 978.
Por otro lado, los primeros estudios sobre la variante británica apuntan a que es más contagiosa entre los jóvenes menores de 20 años que la cepa habitual, lo que plantea la cuestión del cierre de las escuelas.
El estudio de la LSHTM estima así que las medidas tomadas en noviembre durante el confinamiento en el Reino Unido no serían eficaces para controlar la epidemia, a “menos de que se cerraran también escuelas, institutos y universidades”.
¿Afectan a la eficacia de las vacunas?
“Por ahora, no disponemos de suficiente información para decir” que estas variantes suponen “un riesgo para la eficacia de las vacunas”, estima el ECDC.
Sin embargo, con los datos disponibles, “los expertos creen que las vacunas actuales serán eficaces contra estas cepas”, declaró el miércoles Henry Walke, de los Centros de Prevención y Lucha contra las Enfermedades de Estados Unidos.
El laboratorio alemán BioNTech, creador junto a Pfizer de la primera vacuna contra COVID-19 autorizada en el mundo, aseguró que de ser necesario podría proveer un nuevo producto en “seis semanas” para responder a una mutación.
¿Cómo enfrentarse a las variantes?
A falta de poder impedir la propagación de estas variantes, el objetivo es “retrasarlas” al máximo, según Coignard.
El ECDC recomienda a los países afectados tomar medidas similares a las del principio de la pandemia, como la limitación de viajes y los tests a personas provenientes de zonas de riesgo. Pide además controlar la incidencia de estas variantes, multiplicando la secuenciación de los virus.
Algunos tests PCR pueden igualmente sugerir la presencia de la variante británica para proceder después a la secuenciación de la muestra, según el epidemiólogo Arnaud Fontanet, miembro del consejo científico que asesora al gobierno francés.
A nivel individual, “debemos ser todavía más rigurosos con las medidas de prevención”, según el doctor Walke, en alusión al lavado de manos, el porte de mascarillas, etc.
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