En el día trabajaba como abogado en una Administradora de Fondos de Inversión y por la noche hacía teatro. Durante sus escasos momentos libres ensayaba para su próxima obra. Su trabajo pasó a ser el centro de su vida. Descuidó a su familia y amigos. Dejó el deporte y las distracciones. Sus ingresos crecieron tanto como su desgaste físico y emocional, hasta que decidió cambiarlo todo. Fue en 2015, tenía 34 años cuando Rodrigo Palacios renunció a su trabajo para recorrer el mundo junto a su esposa durante 10 meses. Los más intensos de su vida.
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“En la empresa donde trabajaba tenía un horario de oficina y gran responsabilidad a mi cargo, y el teatro -que al principio era mi válvula de escape, mi hobby- pasó a ser una responsabilidad más. Comencé a estresarme, a exigirme demasiado, entonces le propuse a mi esposa hacer un viaje de cuatro meses. Me dijo que lo iba a pensar porque era riesgoso, pues podíamos quedarnos sin trabajo. A los cuatro días, cuando regresó a casa de trabajar, me dijo: ‘Nos vamos un año’. Finalmente viajamos durante 10 meses porque se nos acabó la plata (Risas)”, narra el artista nacional.
Después de aquel viaje, la vida del actor de “La Reina del Sur”, “Contigo Capitán” y “El último bastión” no volvió a ser la misma, nunca más aceptó un trabajo con horario de oficina y priorizó la actuación antes que su carrera de abogado.
“Al regresar a Lima decidí que solo iba a actuar, así ganara mil soles al mes. Al principio fue difícil porque la actuación es inestable, no siempre hay proyectos; pero no me puedo quejar, estoy contento con lo que he logrado, y cuando no estoy actuando hago una que otra consultoría; pero siempre mi familia está primero. Haber actuado, por ejemplo, en ‘La Reina del Sur’ ha sido increíble, una gran producción, con grandes actores y millonaria inversión”, aclara Palacios Pazos.
─¿Cómo llegaste a “La Reina del Sur”?
A través de un casting que hizo Tondero por encargo de Telemundo. Diego Lombardi fue el encargado de las coordinaciones, envió un correo a todos sus representados, pero como viajé con toda mi familia al norte, a la playa, se me pasó. Igual me ingenié para grabarlo, y no fue fácil porque tenía que cumplir con una serie de requerimientos, como el color de la pared, que no haya bulla, y con tanto chibolo se me complicó todo. Finalmente, quedé, me eligieron (para interpretar a Bernardo, un profesor de arte), los astros se alinearon a mi favor.
─Fuiste el primer actor peruano en sumarse a las grabaciones de la serie.
Recuerdo que me llamaron un jueves para decirme que había quedado y que el lunes debía estar en Colombia para las grabaciones. En ese tiempo estaba con una asesoría, resolví todo, chapé mis maletas y me fui.
─¿Qué tal la experiencia de grabar para la producción más cara de Telemundo?
Es alucinante, era como un invitado, una pieza chiquita dentro de un equipo enorme, con varios directores y estudios. Fue un poco abrumador el primer día porque no conocía a nadie, pero lindo a la vez. Todas las coordinaciones se hacían por WhatsApp a través de una chica, me recogieron del aeropuerto, luego me llevaron a un hotel hermoso. Las pruebas de vestuario se hicieron en los estudios de FOX, fue gracioso porque en la puerta de ingreso había un afiche gigante con la cara de Christian Meier, que estaba grabando “El general Naranjo”. Me dio mucho gusto. Al día siguiente me llevaron al set, una casona gigante, en medio de Bogotá. Habían caballos y un montón de motorhomes, donde estábamos ubicados los actores. Habían tres unidades de grabación, el director de mi unidad era Carlos Villegas, una persona increíble.
─Eran tiempos de pandemia, ¿se grababa con restricciones?
En el cuarto de grabaciones, que era pequeño, todos tenían que usar mascarillas. La primera vez que grabé fue con Lincoln Palomeque, un actor colombiano, muy conocido, nos sentaron juntos, luego hablé un ratito con el director y empezamos a rodar. Fue una experiencia aleccionadora, aprendí mucho
─¿Cuál fue la escena más compleja que grabaste?
Hay escenas fuertes, impactantes, con disparos, dinamita, explosiones. Me tocó una escena en la que una bala dirigida a mí rompe un jarrón y este se parte en pedazos y vuela por diferentes lados. Todos estaban con protectores, menos nosotros porque estábamos frente a cámaras. Fue una escena increíble, me divertí mucho, nunca antes había grabado algo con tanta acción. Esta es la temporada de “La Reina del Sur” que más plata le han metido y la que más acción tiene.
─¿Utilizaban dobles para las escenas peligrosas?
No quería usar doble, pero tenía uno, vestido igualito a mí, era como el bamba y el firme (Risas). Solamente lo utilicé para un plano, es muy común en los rodajes. Kate del Castillo, por ejemplo, utiliza dobles en algunas escenas peligrosas, riesgosas.
─¿Grabaste escenas con ella?
Ni siquiera me la crucé, ella grababa con la primera unidad y en ese momento estaba fuera de la ciudad, de Bogotá. En Cusco tampoco nos tocó grabar juntos, pero la vi después, durante una reunión de fin de rodaje, que justo coincidió con su cumpleaños.
─Luego de “La Reina del Sur” vino “Contigo Capitán”.
Fui lechero, a fin de año me tocaron estas dos series pegaditas, casi de corrido. La propuesta me llegó a través de Tondero, de los directores Javier Fuentes León y Daniel Vega, con quienes ya había trabajado antes, son unos capos. Ellos me llamaron directamente, lo cual me pareció un honor. Estaré siempre agradecido.
─¿Para interpretar al amigo de Paolo, al ‘Chino Take’ (José Carlos Zegarra), recurriste al original?
Ahí ocurrió algo bien curioso, mi personaje se llama el ‘Chino’ Take, pero no está inspirado en él. Se trabajó la historia de este personaje en función a los testimonios que él dio, pero no tiene nada de él. Los directores me dijeron que lo construya como lo creía conveniente. Cuando hablé con el ‘Chino’ Take, le dije: “Voy a hacer tu personaje, pero no quiero copiarte nada, no te quiero conocer porque lo construiré desde cero. Te aviso para que después tus amigos no se burlen, no digan que no se parece a ti”. Yo lo inventé. A diferencia de los personajes de Paolo y Doña Peta, el mío no se alimentó del original.
─¿Conociste a Paolo?
Me hubiese gustado conocerlo y de hecho en algún momento pregunté a la producción por él, pero no estaba disponible, en ese tiempo me parece que estaba lesionado, con terapias.
─¿Cuán importante es que plataformas como Netflix o cadenas como Telemundo apuesten por talento peruano?
Significa que están viendo algo interesante en nuestro país, es gratificante y esperanzador porque aquí hay mucho talento en cuanto actores, equipo técnico, directores, escritores, productores y todo. He visto a gente hacer magia con pocos recursos, “El último Bastión”, (2018), la primera serie peruana en llegar a Netflix, fue hecha con muy poco presupuesto y funcionó muy bien.
─Gracias a esta serie ganaste un Premio Luces a Mejor actor de TV. ¿Lorenzo Robles fue un personaje de ficción?
De hecho toda la familia Robles fue ficción, y mi personaje no fue creado para mí sino para otra persona, que al final no pudo hacer el papel. Me enteré de eso después de un tiempo. Cuando estaban a pocas semanas de grabar, me llamó Marquito Moscoso, un buen amigo. Nos juntamos, me contó sobre el proyecto, me dijo que había poco presupuesto, pero no me importó porque era lindo y sabía que iba a dar buenos frutos.
─¿Qué proyectos tienes para el 2023?
Estaba un poco peleado con el teatro, pero ahora siento la necesidad de hacer si quiera un obra. En 2020 se me cayó un proyecto por la pandemia. Y en marzo dictaré un taller de actuación con Schooling Films.