Aunque hoy en día la igualdad de sexo sea un tema que ya estamos alcanzando, no cabe duda que el hecho de ser mujer nos da algunos puntos extra sobre los chicos.
Algunas estarán en contra y otras le sacarán provecho pero son esos detalles los que nos hacen especiales. Conoce diez de ellos.
Podemos ser mamás. Sí, ellos también se gradúan como papás cuando nace un bebé pero nosotras tenemos la oportunidad de llevar esa nueva vida dentro por nueve meses y crear un vínculo muy fuerte con ellos.
En la boda, somos las estrellas. Aunque el novio use un terno rojo al estilo de Lionel Messi, la llegada de la novia siempre será uno de los momentos más esperados por los invitados y estaremos en boca de todos.
Nuestra mirada transforma el mundo. No podemos negarlo, somos algo manipuladoras (perdón chicos). Si nos peleamos con nuestra pareja o queremos que hagan algo por nosotras, con una mirada dulce puede bastar para obtener lo que buscamos.
Nos llueven los mecánicos. Si tenemos algún problema con el auto, es muy probable que los caballeros se ofrezcan a ayudarnos pese a que su talento con las herramientas no sea del mejor.
Podemos excitarnos y nadie se dará cuenta. Podemos estar frente al hombre más deseado del planeta y, aunque queramos practicar el kamasutra completo con él, no se va a notar. Los chicos en cambio son más propensos a quedar al descubierto.
La moda es nuestra. Si vas a una tienda por departamento la sección de mujeres siempre es más grande que la de hombres. Podemos elegir entre miles de estilos de una sola prenda sin contar con los accesorios. Además, podemos hacer lo que queramos con nuestro cabello y nadie nos va a tildar de metrosexuales.
Sin pareja pero contentas. Cuando salimos entre amigas a una discoteca, no importa que los pretendientes se queden en casa. Siempre podemos darnos el gusto de bailar entre nosotras sin que nadie lo note extraño.
Su ropa nos queda “bien”. Ponernos la camisa o el sweater de nuestros chicos no nos hace ver desaliñadas sino todo lo contrario. Para algunos hombres, ver a su pareja usando alguna de sus prendas puede llegar a ser sexy.
No pasamos frío ni llevamos peso. Aunque para muchas sea signo de dependencia, siempre es bonito cuando nuestra pareja se ofrece a llevarnos la maleta cuando salimos de viaje o a cargar las bolsas al regresar del supermercado. Lo mismo ocurre en una noche fría: algunos hombres prefieren sacrificar su comodidad que vernos tiritar… y se lo agradecemos.
No solemos arrepentirnos de nuestras experiencias adolescentes. Suele pasar: los hombres suelen hacer cosas tontas cuando son jóvenes para demostrarle a sus amigos que son bien “machitos” y diez años después ven ese tatuaje o ese video y quieren que se los trague la tierra. Podemos decir que nosotras no nos dejamos llevar por la testosterona.