Natalia Parodi: "Una prórroga para la maternidad"
Natalia Parodi: "Una prórroga para la maternidad"
Redacción EC

A los 20 embarazarse suele ser una preocupación más que una alegría. A esa edad las chicas planean terminar los estudios, trabajar, viajar, tal vez casarse alrededor de los 28 y, según las estadísticas, tener hijos a partir de los 30. Jamás piensan en la posibilidad de congelar óvulos. Esa idea llegará si cerca de los 40 sus planes no han resultado según lo previsto. A esa edad, el panorama cambia y la maternidad empieza a ser un asunto recurrente. Algunas dirán que no quieren tener hijos. Otras que aún no. Otras quieren, pero no sucede. Pero todas escucharán la cuenta regresiva de su reloj biológico.

Cuando la maternidad no resulta como esperábamos, el asunto incomoda, estresa y a veces entristece: ¿cómo llegué a esta situación? ¿Debo renunciar a un embarazo natural? ¿Y si no puedo ser mamá? Ya sea porque aún no es un proyecto compartido, o hay problemas para embarazarse, o estamos sin pareja, la pregunta que ahora ronda a algunas mujeres de treinta y tantos es: «¿Y si congelo mis óvulos?».

Conozco mujeres sin hijos. Es una opción respetable –algunas están felices con la elección– pero hay muchas otras que quisieron y no pudieron ser mamás biológicas. Una amiga de Finlandia me dijo: «Soy de esas mujeres que nunca pensó en tener hijos. Pero llegó un momento en que quise. Cuando fui al médico me dijo que era muy tarde» y se encogió de hombros.

A mí me sorprendió su tranquilidad. Pero no todas tienen esa nórdica capacidad de resignarse: algunas quieren concebir en algún momento y deberían sentirse libres de considerar congelar sus óvulos. No es para quienes no aspiran a la maternidad. Pero puede ser un alivio para las que aún tienen dudas. Es una especie de seguro para el futuro.

Un depósito en un banco de óvulos no es un cheque en blanco para tener un hijo cuando sea. Los médicos no pueden prometer que la ciencia te hará madre de todas maneras. Así que planear una vida sin hijos hasta los 45 y luego recurrir a óvulos congelados me parece arriesgado. Pero aunque no podemos controlar la naturaleza, sí podemos aumentar las posibilidades cuando sentimos que perdemos la carrera contra el tiempo.

Quizá algunas sientan que acercarse a un centro de fertilidad asistida sea una derrota. A mí me parece una gran alternativa. Habla de una mujer valiente que toma las riendas para proteger su maternidad. Además, congelar tus óvulos no significa que debas usarlos. Pero si la vida amorosa o la concepción se complican, un plan de emergencia le compra tiempo a tu vida fértil. Incluso para tener un segundo o tercer hijo si el primero llegó tarde.

También puede quitarle angustia a una relación que está comenzando bien y sufre por la presión de formar pronto una familia. Tengo amigas que congelaron sus óvulos. Celebro su mente abierta e instinto vital para combatir prejuicios con tal de sacarle ventaja a su cuerpo todavía joven. Ojalá que sus hijos vengan cuando ellas quieran. Con o sin ayuda de un congelador.


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