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Caso Fefer: el homicidio de Myriam Fefer y un enigma sin resolver en San Isidro | FOTOS
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El 15 de agosto de 2006, la empresaria Myriam Fefer Salleres fue hallada muerta en su casa de San Isidro, estrangulada con un cable de teléfono y con signos de tortura. El criminal intentó simular un robo. La Policía sospechó de alguien cercano, ya que no hubo señales de forzamiento en la entrada y la cámara de seguridad estaba desactivada. La investigación se estancó hasta que, en el 2009, el sicario colombiano Alejandro Trujillo Ospina confesó el asesinato en Argentina, país al que había huido. Una prueba de ADN confirmó su confesión. Posteriormente, Eva Bracamonte, hija de la víctima, y su amiga Liliana Castro fueron procesadas como autoras intelectuales, basándose en una llamada del asesino al celular de Eva y un viaje de las jóvenes a Argentina. La historia duró años y aún hoy no se sabe quién estuvo detrás del asesinato de la empresaria peruana.
CASO FEFER: UN AMANECER FATAL EN SAN ISIDRO
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En la madrugada del 15 de agosto de 2006, la empresaria inmobiliaria Myriam Fefer, de 51 años, estaba muerta en su dormitorio. Su cuarto estaba ubicado en el primer piso de su casa de San Isidro. El hallazgo lo hizo Simón Huarcaya Cancho, empleado de la casa, quien al llevarle los periódicos del día la encontró sin vida echada sobre la alfombra, junto a su cama.

Huarcaya alertó a los hijos, Eva y Ariel Bracamonte Fefer, que aún dormían en sus habitaciones, y con ellos intentó sin éxito auxiliarla. El deceso de Myriam Fefer, a una semana de cumplir 52 años, conmocionó al país y empezó una larga y compleja investigación policial, judicial y mediática.
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La autopsia reveló que la señora Fefer había sido estrangulada con un cable de teléfono, pues presentaba asfixia mecánica, así como múltiples signos de tortura en cuello, piernas, brazos y pecho, lo que evidenciaba un crimen violento y premeditado. Curiosamente, el asesino solo sustrajo una computadora, 200 dólares y un teléfono celular, en apariencia para simular un robo.

La Policía determinó que el intruso no forzó la entrada, sugiriendo que accedió a la vivienda con una llave o con la ayuda de alguien, puesto que no había señales de escalamiento. Además, la cámara de seguridad de la fachada estaba curiosamente desactivada. El crimen se produjo en el primer piso, entre la medianoche y la madrugada, mientras sus hijos y el empleado dormían en otras áreas de la casa.
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CASO FEFER: SOSPECHAS EN EL CÍRCULO ÍNTIMO
A medida que el “Caso Fefer” se difundía, la opinión pública ya señalaba posibles responsables y cuestionaba incluso la manera en que la señora Fefer fue asesinada en su propio hogar. Las investigaciones policiales no mostrarían grandes avances ese año, pero sí revelaron secretos familiares y motivos ocultos.
Tres días después del asesinato, el 18 de agosto de 2006, la División de Homicidios interrogó durante nueve horas a los familiares, incluyendo al exesposo de la víctima, Marco Bracamonte, y a sus hijos Eva y Ariel; ellos mencionaron los nombres de los amigos que frecuentaban a la empresaria. En febrero de 2007, pruebas de ADN realizadas en los EE.UU. descartaron que la sangre encontrada en la escena del crimen perteneciera a familiares o allegados.



Luego de estas pruebas, es decir, seis meses después del crimen, y con el desconocido asesino aún en libertad, la Policía mantuvo la hipótesis de que el criminal entró sin forzar la puerta, posiblemente con una llave o con ayuda. Asimismo, resultaba extraño que, a pesar de la lucha de la víctima, nadie escuchara ruidos y ni el perro de Myriam ladrara, lo que reforzaba la sospecha de la implicación de alguien cercano.
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A fines de mayo de 2007, nueve meses después, el caso seguía estancado, e incluso los familiares habían dejado de presionar a la Policía para que descubriera al autor material del asesinato. Para la investigación, el registro de comunicaciones de los hijos era más relevante que las huellas o la sangre; sin embargo, la empresa telefónica no entregó la lista de llamadas de la víctima, dificultando el avance en ese aspecto.
CASO FEFER: GIRO INESPERADO Y ACUSACIONES
En 2007, en medio de la disputa por la herencia de Enrique Fefer (padre de Myriam), Eva Bracamonte llegó a un acuerdo con los hermanastros de su madre para la división de bienes. La Policía y la Fiscalía comenzaron a sospechar de Eva y de su amiga Liliana Castro, señalándolas como posibles instigadoras del asesinato, cuyo móvil sería quedarse con la fortuna familiar.

Desde 2008 surgieron rumores sobre la participación de un sicario colombiano. En febrero de ese año, el periodista argentino Juan Antonio Arbazua reveló que Alejandro Trujillo Ospina, alias "Payaso“, un criminal colombiano detenido en la provincia norteña de Salta, podría estar vinculado al asesinato de Myriam Fefer. La Policía peruana confirmó que Trujillo era un sospechoso.
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El 10 de enero de 2009, la Policía argentina informó que Trujillo Ospina, condenado en Salta por extorsión, había confesado ser el asesino de Myriam Fefer en el Perú. Una prueba de ADN de los rastros de sangre hallados en las uñas de la víctima confirmó este hecho en julio de ese año. El 23 de agosto de 2009, el juez Alfonso Payano autorizó el inicio de un proceso penal contra Eva Bracamonte Fefer y Liliana Castro Mannarelli como sospechosas de la autoría intelectual del crimen, y ordenó la extradición del sicario colombiano.
La principal evidencia era una llamada telefónica del asesino desde el celular de la víctima a Eva, y un viaje junto a Liliana a Argentina cuando Trujillo se encontraba allí. Bracamonte y Castro se entregaron a la justicia el 9 de septiembre de 2009 y fueron enviadas a prisión preventiva en el penal de Mujeres de Chorrillos, debido al riesgo de fuga y por obstaculizar la investigación.

CASO FEFER: UN JUICIO LARGO Y LLENO DE CONTRADICCIONES
El proceso penal por el asesinato de Myriam Fefer fue extenso y complejo, con avances y retrocesos, evidenciando las deficiencias del sistema judicial peruano. El juicio oral comenzó en 2010 y se prolongó hasta las máximas instancias en 2017, once años después del crimen. El 9 de abril de 2010, se produjo un tenso careo entre los hermanos Eva y Ariel Bracamonte, así como entre Ariel y Liliana Castro.
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Los hermanos no se veían desde hacía dos años y medio, y Ariel se limitó a señalar las contradicciones en los testimonios de Eva y Liliana. El 12 de abril de 2010, la justicia argentina aprobó la extradición de Alejandro Trujillo Ospina, quien llegó al Perú el 27 de abril de 2010 y fue recluido en el penal Castro Castro.
El 28 de enero de 2011, Trujillo declaró ante el Juzgado Penal 50 de Lima que nadie lo había contratado para asesinar a Myriam Fefer y calificó el crimen como un accidente durante un intento de robo. También negó conocer a los hermanos Bracamonte Fefer y a Liliana Castro, confirmando la advertencia de la Policía sobre su intención de enredar la investigación.

Las versiones de los implicados y la Policía diferían: Eva Bracamonte afirmó haber bajado al primer piso a recoger revistas antes de volver a dormir. Trujillo declaró que entró por la parte trasera de la casa, escalando un muro, y que la mató accidentalmente al ser enfrentado. La Policía, en cambio, sostuvo que Eva habría permitido el ingreso del asesino por la cochera y que el crimen no había sido un acto solitario. El 10 de marzo de 2011, la jueza Nancy Carmen Choquehuanca ordenó que Eva Bracamonte y Liliana Castro permanecieran en prisión por 18 meses más.
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CASO FEFER: ABSOLUCIÓN Y EL MISTERIO SIN RESOLVER
En 2011, las diligencias y audiencias continuaron, con Trujillo Ospina insistiendo en que actuó solo, mientras Ariel Bracamonte pedía cadena perpetua para su hermana Eva y Liliana Castro, convencido de su autoría intelectual. A mediados de año, el Tribunal Constitucional rechazó el habeas corpus presentado por las defensas de las acusadas.
La Octava Fiscalía Superior de Lima solicitó, el 13 de diciembre de 2011, 35 años de prisión para Eva Bracamonte, Liliana Castro y Alejandro Trujillo Ospina, además de una reparación civil solidaria de 900 mil soles. Eva fue acusada de parricidio y homicidio calificado, mientras que Liliana enfrentó el cargo de homicidio por lucro.

El 8 de marzo de 2012, comenzó el juicio oral del “Caso Fefer”. El 10 de septiembre de 2012, la Oficina de Control de la Magistratura (OCMA) anunció que investigaría las acusaciones de corrupción y las demoras en el caso, coincidiendo con la liberación de Eva Bracamonte y Liliana Castro, tras 36 meses en prisión sin sentencia.
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Eva fue sentenciada, el 15 de octubre de 2012, a 30 años por parricidio, y Trujillo Ospina a 35 años; Liliana Castro fue absuelta. Sin embargo, el 22 de julio de 2013, la Corte Suprema concluyó que tampoco había pruebas suficientes contra Eva Bracamonte y anuló su sentencia. El 27 de septiembre de 2013, la Corte Suprema ordenó la libertad de la joven Bracamonte.
El 30 de mayo de 2014, comenzó un nuevo juicio oral contra Eva Bracamonte, donde la Fiscalía modificó la acusación de parricidio a homicidio calificado por lucro, alegando que el móvil era la herencia de su abuelo. Un careo intenso el 14 de julio de 2014 entre Eva y Ariel Bracamonte evidenció una fuerte animadversión, con acusaciones mutuas de mentiras y contradicciones.

De esta forma, el 29 de diciembre de 2015, la Segunda Sala Penal de Lima absolvió a Eva por falta de pruebas suficientes y falta de motivación económica clara, cuestionando además el peritaje psicológico y señalando que no tenía un perfil criminal.
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Finalmente, la Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema, bajo la presidencia del juez supremo César Hinostroza Pariachi, confirmó, el 20 de mayo de 2017, la absolución de Eva Bracamonte Fefer por el delito de parricidio, tras encontrar que no había pruebas suficientes ni testigos directos que demostraran un acuerdo con el sicario. Como consecuencia de ello, se ordenó el archivo definitivo del caso
Así, el crimen de Myriam Fefer Salleres quedó sellado en los archivos judiciales del país, pero no en la conciencia colectiva. Porque aunque se cerró el caso en los tribunales, nunca se esclareció del todo quién movió los hilos detrás del asesinato.
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