Ayer se procedió a la inauguración de la estatua del descubridor de América, colocada en el óvalo de la Alameda de Acho. Un numeroso concurso llenaba las veredas de ese paseo, el óvalo se hallaba adornado con banderas bicolores y un batallón de línea lujosamente vestido de parada con su correspondiente banda de música, esperaba que llegasen las autoridades departamentales para las que se había levantado un pabellón sencillo pero vistoso.
A las dos y media de la tarde varios carruajes anunciaban la presencia de la Ilustrísima Corte Superior del Departamento, del señor prefecto, alcalde, intendente de Policía y del señor Paz-Soldán, director de la Penitenciaría a quien se le encargó la colocación de la estatua.
Luego que llegaron, la tropa se colocó alrededor de Colón, formando además dos líneas paralelas, que partían de los extremos del pabellón, a la vez que se tocaba una entusiasta pieza de música.
A una señal dada descubrióse la estatua, y permaneciendo todo en el mayor silencio, el señor Paz-Soldán pronunció el discurso siguiente:
Señores: La fortuna ha querido concederme la satisfacción de contribuir a colocar los dos primeros monumentos que la gratitud nacional ha dedicado a dos grandes hombres. El 9 de diciembre último, día clásico de la América, visteis inaugurar la estatua ecuestre del Libertador de Colombia y del Perú. Hoy cumplimos igual deber con el hombre que por la profundidad de su genio, por la exactitud de sus cálculos y por la tenaz y perseverante fe en sus convicciones, no solo se limitó a anunciar al mundo de los antiguos la existencia de otro mundo que algunos pensadores sospecharon, sino que lanzándose sobre débiles e inseguras tablas, avanza cual nuevo apóstol, con pie firme sobre las olas, le señala con su dedo, le ve el primero y le pisa con segura planta para arrodillarse en sus playas y dar gracias al Dios que le ha conducido para colocar el símbolo de la redención sobre ese nuevo mundo, objeto de sus delirios y que encuentra puro, rico, vigoroso, olvidado de todos en la oscuridad de los siglos. El viejo hemisferio se conmueve y admira esta nueva creación, porque era en realidad la existencia de un nuevo mundo.
“Viernes, 3 de agosto de 1492 salió Colón con la armada descubridora del puerto de Palos por el río Tiuto a encontrar el nuevo mundo que su ciencia le había hecho adivinar y conocer”. A los 368 años, hoy viernes 3 de agosto de 1860 consagramos a la memoria de este hombre extraordinario, este monumento digno de su gloria. ¿Será acaso una manifestación efímera? No, señores. El talento pacífico, los afanes de un pensador amante de la humanidad, han hecho más bienes al mundo que la terrible y destructora espada de los guerreros que lo han avasallado. ¿Qué ha quedado de sus conquistas? Apenas el nombre de algunos campos de batalla cubiertos de huesos emblanquecidos por el tiempo, que hoy miramos con asombro. Colón ha legado a las generaciones un nuevo mundo. Más poderoso que los reyes, les regaló reinos inmensos, recibiendo por recompensa amargos desengaños; por palacios, inmundos calabozos, y por timbre y escudo de sus glorias, grillos, único adorno de su glorioso sepulcro. ¡Desgraciado destino, pero casi común a los bienhechores, de los pueblos y de la humanidad! Así pagan los reyes los servicios que se les presta… nosotros elevamos monumentos que atestiguan nuestra gratitud a todos nuestros bienhechores, para que al recordarlos la posteridad diga que no fuimos ingratos al honrar su memoria, sus méritos y virtudes.
Colón ha legado a las generaciones un nuevo mundo. Más poderoso que los reyes, les regaló reinos inmensos, recibiendo por recompensa amargos desengaños; por palacios, inmundos calabozos, y por timbre y escudo de sus glorias, grillos, único adorno de su glorioso sepulcro.
Señores: este es el monumento que el Perú dedica a la gloria del descubridor del nuevo mundo. Allí le tenéis, para que al contemplarle aprendáis a respetar al genio, a honrar la memoria de los hombres útiles al género humano y para que podáis decir con orgullo que los pueblos libres e ilustrados son agradecidos.
Gloria y honor al ilustre general Castilla que ha comprendido, que se enaltece quien levanta monumentos útiles y consoladores a la humanidad y a sus bienhechores.
Gloria también a la ciudad de Génova que ha producido a Colón descubridor del nuevo mundo.
Ved pues, congregados a las orillas del Rímac y confundidos con sus hijos del turbio Tíber y del majestuoso Eridano, honrando en fiesta común la memoria del ilustre e inmortal Colón, para hacer más duradera su memoria, si acaso pueda serlo y necesitarlo los grandes hombres. Su nombre, no lo dudemos, durará más que el mármol que hoy colocamos.
El señor Prefecto tomó entonces la palabra y pronunció las siguientes palabras:
Señores: Cuando la América, después de muchos siglos de existencia, entregada a sus propias y débiles fuerzas, permanecía en estado de atraso y abyección. Cuando la América, aislada y sin comunicación con las naciones que, por su antigüedad y circunstancias, marchan a vanguardia de la civilización, se hallaba muy distante de alcanzar un grado de desarrollo que la salvara del camino tortuoso que le condujera a su absoluta extinción. Cuando la América, en fin, no tenías las más remotas esperanzas de mejorar la situación en que la naturaleza la había colocado, el genio del dolor con la abnegación y entusiasmo propios de su espíritu elevado y ávido de gloria, precisamente en un día como hoy, hace 382 años, el viernes 3 de agosto de 1492, después de haber surcado borrascosos y desconocidos mares, después de haber experimentado y vencido cuantas dificultades eran consiguientes a la atrevida empresa que se propuso realizar, a la que presentó a las cultas naciones de la Europa un nuevo mundo, abrió, por decirlo así, las puertas de la civilización, cerradas hasta entonces para la América.
Muy elevado es, señores, el mérito que Cristóbal Colón contrajo con las Américas, para que la nación peruana no le consagre un recuerdo a su memoria y el Supremo Gobierno llevando adelante el plausible y noble objeto que se ha propuesto alcanzar, ha señalado el pequeño pero significativo monumento que, inaugurado hoy, es el primero que en las naciones sudamericanas, revelará a las futuras generaciones el genio a quien las Américas deben su existencia y civilización.
Una vez concluidos estos discursos, siguió tocando la banda, retirándose las autoridades departamentales. El Colegio de San Carlos llegó demasiado tarde, lo que fue de sentirse, porque tal vez hubiera habido una voz joven que saludara al descubridor del nuevo mundo.
La estatua hecha en Italia de magnífico mármol revela la idea del artista que la concibiera. Representase a Colón levantando a la virgen América, cuya mano sostiene una cruz. Parece que el héroe quisiera que la cruz no se cayese, en tanto que dirige al cielo una mirada de indefinible sentimiento.
Las bases construidas en Lima son de piedra de granito bien labradas y de una altura conveniente. Alrededor del monumento se ha colocado una verja de fierro cuadrangular, brotando cuatro fuentes colocadas en cada uno de los extremos, cuya idea se debe al señor Paz-Soldán que, con afanoso empeño y actividad constante, se dedica a todo lo que puede inmortalizar el recuerdo de nuestra época, es decir los monumentos.
“La estatua hecha en Italia de magnífico mármol revela la idea del artista que la concibiera. Representase a Colón levantando a la virgen de América”.
Ya era tiempo, que el Perú levantase al genio que con osada mano revelara a la Europa atónita la existencia de todo un continente, la ovación que inmortalice entre nosotros el recuerdo de inmarcesible gloria.
¡Colón! Esa figura colosal, inmensa, que despertara el entusiasmo de la humanidad entera que durará tanto cuanto los siglos duren, tal vez aparece más grande por sus virtudes que por su genio; y por eso, cada vez que se le contempla resplandece su memoria cubierta con nuevos fulgores.
Al descubridor de América como al cantor de Grecia varias ciudades le disputan el honor de su nacimiento y el ilustre italiano al lanzar una verdad eterna, apuró como Sócrates el veneno de la desgracia, como Cristo llevó la pesada cruz de la calumnia de los malos, de los imbéciles que le negaban su divinidad, como Galileo sufrió la amargura de los golpes de la ignorancia, y sin embargo, corrieron los tiempos y Sócrates es el primer filósofo moralizador de la Grecia y Cristo es el hijo de Dios vivo y Galileo es el sabio que con la intuición del genio descubrió una verdad confirmada por la ciencia y Colón en fin es la representación cada vez más bella del esfuerzo gigante que la humanidad personificada en sus grandes hombres, suele hacer de vez en cuanto para asombrar a las generaciones futuras.
Firme en sus convicciones, recorriendo como un mendigo las cortes de Europa, halló en su camino la magnánima princesa, a la católica reina, a Isabel la augusta, que, despojándose de sus mismas joyas, acogió bondadosa al hombre que en recompensa le regalara un mundo; y halló también un pueblo valiente que le auxiliara en su empresa.
Van a cumplirse cuatro siglos desde que Colón pisó por primera vez América y pasaran veinte y ciento y siempre será grande el nombre del descubridor del nuevo mundo.
Enfoque:
A inicios del siglo XX, la estatua fue trasladada a la avenida 9 de Diciembre. Luego, se movió unos metros y quedó en su emplazamiento definitivo, en el paseo que ahora lleva el nombre del almirante genovés.