Lo dijo alguna vez: “Si tuviera que salvar del fuego una sola de las novelas que he escrito, sería esta”. Para Mario Vargas Llosa, la especificidad de Conversación en La Catedral tiene una razón: se trata de la novela que más le costó escribir.
Corte transversal de la sociedad peruana durante la dictadura de Odría, la ficción más ambiciosa del Nobel peruano celebra medio siglo, desde que el editor catalán Carlos Barral la publicara en dos partes en 1969. Por ello, la Cátedra Vargas Llosa organizará en Madrid, del 1 al 5 de julio, un programa internacional en el marco de los cursos de verano de El Escorial organizados por la Universidad Complutense, todo un referente de formación en los pueblos de la Comunidad de Madrid.
Los alumnos matriculados podrán asistir a sesiones donde se analizará la novela de Vargas Llosa, de la mano de personalidades del mundo literario como la editora Philippine González Camino; la escritora e investigadora Fanny Rubio, así como Pedro Cateriano Bellido, expresidente del Consejo de Ministros de Perú, y finalmente, los escritores peruanos Alonso Cueto y Jorge Eduardo Benavides, quienes gentilmente comparten parte de su elocución con los lectores de El Comercio.
En el Perú, deberemos esperar al 20 de julio, a las 6:00 p.m., cuando la Feria Internacional del Libro de Lima realice su propia celebración del medio siglo de la novela, como parte de sus actividades dentro del Universo Vargas Llosa. “Cincuenta años después, parece que nada ha cambiado en la Lima de Zavalita, y la novela sigue siendo un referente para entender nuestra sociedad”, afirman sus organizadores.
Jorge Eduardo Benavides: “Lo de Zavalita no es rebeldía sino apatía” “Al contrario de lo que les ha ocurrido a muchas otras novelas que no han sorteado el paso del tiempo con el vigor y rotundidad con que aparecieron en su momento, Conversación en La Catedral sigue invulnerable, atrevida y deslumbrante.
Se trata de un sofisticado artefacto narrativo que se introduce como un escalpelo en la sociedad que nos descubre —la peruana de los años cincuenta— y que puede ser cualquier otra, de cualquier momento. Allí están sus miserias, sus complejos, su inevitable fatalismo y sus premoniciones, la lucha desigual del individuo contra el sistema y el íntimo desasosiego de quien ha visto cómo sus expectativas vitales se han quedado simplemente en eso, en un saldo de renuncias, tal como le ocurre a Zavalita, que va indagando cuándo se jodió el Perú pero sobre todo cuándo se jodió él, por culpa de Cayo Bermúdez y de su propio padre, al descubrir que lo suyo no era rebeldía sino apatía. Fue en su momento —y es aún hoy por hoy, cincuenta años después— la novela ambiciosa por excelencia, la que quiere contar no la historia de unos personajes sino la de toda una sociedad y su destino. Una de las grandes obras del siglo XX.”
Alonso Cueto: “La espiral de la memoria es larga y compleja” Conversación en La Catedral es una novela circular que empieza con una pregunta (“¿En qué momento se había jodido el Perú?”) y termina con otra (“¿no, niño?”). Zavalita se hace la primera pregunta. Ambrosio se hace la segunda, sobre su muerte. Son preguntas sin respuestas salvo las de otras preguntas: ¿Amaba Aída a Santiago? ¿Ordenó Fermín a Ambrosio matar a la Musa? ¿Fue ahí donde se jodió el protagonista? Es una novela circular pues sus protagonistas van de un lado a otro y tienen identidades múltiples. Zavalita es un rebelde que se reconcilia con su padre. Ambrosio viaja por todo el Perú, es estafado en Pucallpa y vuelve a Lima. Cayo Bermúdez pasa de ser un vendedor de tractores en Chincha a un funcionario con enorme poder.
La novela tiene un sesgo optimista: su premisa está basada en la posibilidad de que dos hombres de distinto origen social puedan sentarse a conversar y a recordar. La espiral de la memoria es larga y compleja, tanto en sus técnicas como en la identidad de sus figuras. Publicada en 1969, expresa el desencanto del fin de la década con las consignas de la ideología revolucionaria. Pero sus preguntas, sus ambigüedades, su lenguaje tienen un esplendor y una vigencia que nos sigue interrogando y maravillando cincuenta años después”.