Este tipo de respiración puede ayudarnos a procesar traumas del pasado.
Este tipo de respiración puede ayudarnos a procesar traumas del pasado.
Laura Espinoza Busato

Respirar adecuadamente puede ser suficiente para que todo el estrés o la angustia pueda ser controlada. La respiración expansiva es una manera de respirar que nos permite conectar con nuestra mente y cuerpo para llegar a un estado de calma total. Conseguir este dominio no es un trabajo sencillo, pues no siempre prestamos atención a nuestra forma de respirar; por ello, del Diario El Comercio conversó con Mauricio Gil, coach de respiración, quien nos explica sobre esta técnica y cómo aplicarla.

“La respiración expansiva es una mezcla de técnicas de respiración que sirven, principalmente, para activar tu cuerpo, utilizando un patrón rítmico que te ayuda a conectar de manera más fácil contigo mismo y a apagar la mente para conocer aspectos que anteriormente no habíamos notado”, explica el experto.

Beneficios de la respiración expansiva

Esta práctica tiene varios beneficios para nuestro bienestar físico y emocional. El especialista destaca los siguientes:

  • Ayuda a sentir un momento de calma total.
  • Ayuda a superar algunos “presentes del pasado.
  • Permite que reconozcamos emociones que estaban escondidas o que no podemos ver a simple vista.
  • Al terminar la sesión entrarás a un estado reflexivo y comenzarás sentirte bien contigo mismo.

Pasos para aplicarla desde casa

Este tipo de práctica, según Gil, se diferencia de las demás por la intensidad con la que se practica, por ello, aconseja que si tienes como objetivo solo relajarte es mejor practicar la , la cual consiste en inhalar por la nariz y exhalar por la boca.

Recuéstate en una posición cómoda para aplicar la respiración expansiva.
Recuéstate en una posición cómoda para aplicar la respiración expansiva.

Estos son los pasos para aplicarla:

  1. Busca tu espacio: El especialista recomienda poner música de fondo para adaptar el ambiente, realizarlo recostado y con los ojos cerrados.
  2. Siente tu respiración: Comienza a respirar profundo. Es normal que pasen ideas por tu mente que no se relacionan, pero cada vez que aparezcan otros pensamientos, trata de volver a concentrarte en la manera en que respiras. Permite que tu cuerpo se conecte con tu concentración.
  3. Sube la intensidad: Procura que poco a poco la intensidad vaya subiendo en la inhalación y que la exhalación sea netamente para relajarte y botar todas las tensiones.
  4. Realiza respiraciones activas: Haz entre 10 a 20 respiraciones intensas y profundas, sin pausa entre inhalación y exhalación. Culminadas, suelta todo el aire y relájate durante dos minutos para luego volver a iniciar. En total es recomendable realizar 3 rondas. En la última, cuando inhales, retén el aire hasta que resistas y finalmente exhala todo.

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