Actualmente, se están realizando múltiples esfuerzos, con el fin de generar una mayor consciencia y difusión sobre la importancia de mantener una salud integral, pues con el paso del tiempo se ha evidenciado un aumento significativo en el desarrollo de diversas enfermedades, como las neurológicas, pues de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1 de cada 3 persona desarrollará un trastorno neurológico en algún momento de su vida, siendo estos considerados como la principal causa de discapacidad y la segunda de muerte.
Sin duda, una salud cerebral es fundamental, puesto que al ser considerada como el estado funcional del cerebro en los ámbitos cognitivo, sensorial, socio-emocional, conductual y motor, permite que una persona pueda desarrollar todo su potencial, pues el encéfalo y el sistema nervioso central son el centro de mando de todo nuestro organismo, el cual justamente se encarga de controlar las diversas funciones corporales conscientes e inconscientes, lo que repercute en todos los aspectos de nuestra vida.
¿Es posible regenerar y desarrollar el cerebro?
Ciertamente, las enfermedades neurodegenerativas, especialmente, el Alzheimer- la forma más común de demencia, pues se le atribuye el 60%-70% de los casos de deterioro- despiertan una gran preocupación entre la población adulta, ya que según se ha evidenciado en diversos estudios científicos, nuestro cerebro empieza a encogerse cuando llegamos a los 30 o 40 años, motivo por el cual, nos cuesta más aprender, retener y recordar nueva información.
No obstante, sí es factible contrarrestar dicho deterioro y generar nuevas neuronas, aumentar su tamaño y mejorar el funcionamiento de las viejas, en especial, en las zonas del cerebro que se encargan de las funciones cognitivas, como la memoria y el aprendizaje, por lo que, a mayor masa cerebral, mayor cognición.
¿Cuáles son los hábitos que nos ayudan desarrollar un cerebro más sano?
Alimentación saludable
Por supuesto, la nutrición es un factor clave, pues el cerebro al ser el responsable de manejar las diversas funciones cognitivas, tales como el pensamiento, el lenguaje, la atención, la memoria, el aprendizaje, entre otros, requiere como mínimo del 20% de la energía que ingerimos para lograr un desempeño adecuado. En efecto, este órgano necesita de una variedad de nutrientes para su formación y desarrollo, puesto que las células nerviosas o neuronas que lo componen demandan alimento para generar nuevas conexiones cerebrales.
Por consiguiente, como refiere Jean Carper en su libro “Memoria en Forma”, es importante que, en primer lugar, reduzcamos la ingesta de las grasas saturadas y trans, el sodio, los hidratos de carbono y los azúcares añadidos, por ello, es importante leer las etiquetas nutricionales. Asimismo, es fundamental llevar una dieta basada en frutas, vegetales, semillas, frutos secos (nueces), grasas insaturadas y proteínas de origen vegetal.
Ejercicio regular
Definitivamente, la actividad física impacta positivamente en nuestra salud, pues nos ayuda a mantener un cerebro sano, ya que se ha demostrado que los adultos que permanecen activos tienen niveles más altos de proteínas cerebrales, lo que propicia una mejora en las conexiones neuronales, por ende, esto favorece a la memoria y la estimulación cognitiva. Por su parte, Carper señala que, uno de los problemas de la falta de movimiento para el cerebro es que, conduce a la obesidad visceral o abdominal, lo cual desencadena una inflamación que puede ser muy perjudicial para la cognición y en la progresión de la enfermedad de Alzheimer. De igual manera, las personas físicamente inactivas suelen tener menos riego sanguíneo en el cerebro y una mayor atrofia cerebral a medida que envejecen; sobre todo, en el hipocampo, área esencial para la memoria y el aprendizaje.
Por esta razón, es vital realizar algún tipo de ejercicio; sin embargo, los especialistas suelen recomendar las actividades aeróbicas, puesto que tienen mayores beneficios para el cerebro. Lo ideal es hacer un ejercicio moderado durante un período de 30 minutos por tres días a la semana como mínimo.
Estimulación cognitiva
La estimulación cognitiva desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de un cerebro sano, puesto que promueve y mejora la plasticidad cerebral, la cual le permite poder cambiar y adaptarse. Básicamente, al participar en una actividad desafiante, como resolver sudokus, acertijos, leer, aprender nuevas habilidades o estudiar, estimulamos las conexiones neuronales y se promueve el crecimiento de nuevas sinapsis. Igualmente, mantener nuestra mente activa hace que vayamos generando una reserva cognitiva, lo que se entiende como aquella capacidad que tiene el cerebro para amortiguar o tolerar el impacto de los procesos del envejecimiento o de las enfermedades neurodegenerativas.
Por consiguiente, existe una amplia variedad de actividades mentales que permiten ejercitar diferentes áreas cerebrales, por ejemplo, la lectura fomenta el procesamiento del lenguaje, a diferencia de los juegos de estrategia que estimulan el razonamiento lógico y la resolución de problemas.
Relaciones sociales
Las interacciones sociales ayudan a estimular nuestro cerebro, mejorando así nuestras habilidades cognitivas, como la atención, la memoria o el razonamiento. Además, las conversaciones con otras personas pueden brindarnos perspectivas nuevas y diferentes, lo que proporciona una flexibilidad mental. Otro punto importante de las relaciones sociales positivas es que, reducen el estrés, por medio de la liberación de endorfinas, serotonina, dopamina y oxitocina, hormonas que nos facilitan un mayor bienestar emocional, por ende, una mejor salud cerebral a largo plazo.
Desde luego, el vínculo saludable que podemos establecer con los demás, evita que el aislamiento social, el cual puede impactar negativamente en la salud mental y cerebral, contribuyendo así al deterioro cognitivo e incrementado el riesgo de desarrollar enfermedades, tales como la depresión y la demencia.
No cabe duda que, mantener una salud cerebral es sustancial para un funcionamiento cognitivo óptimo, así como para lograr un mayor bienestar y una mejor calidad de vida. Por ello, es importante que adoptemos estos y otros hábitos que contribuyan al desarrollo de nuestro cerebro, con el fin de prevenir la aparición de diversos tipos de demencia y podamos gozar de una vida más plena.
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Milenka Duarte es periodista y psicóloga por la Universidad Peruana Cayetano Heredia.