En diciembre del 2015, Luiz Humberto da Silva hizo que Ricardo Gareca se pare de su asiento. En las tribunas del estadio Alberto Gallardo, en cada rincón el Monumental de la UNSA, el voto unánime era que estábamos ante un nuevo jugador de selección. Se jugaban los PlayOffs del campeonato nacional y el entonces delantero de Sporting Cristal empezaba a brillar como estrella fugaz. Pasó rápido. Imponente. Pero se fue para no volver más.
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“Beto siempre fue una debilidad para Ricardo (Gareca), desde que lo vio en la parte final del torneo 2015. Pero cuando no hay regularidad en clubes, todo se vuelve muy complicado”, me respondió hace más de un año Juan Carlos Oblitas, director deportivo de la Federación Peruana de Fútbol. Mientras usted lee esta nota, Da Silva fue anunciado por la Universidad César Vallejo-. Desde el año 2016, Beto solo ha alcanzado el promedio de tres partidos por temporada. ¿Qué tuvo que pasar en cinco años para que la promesa más importante, en opinión de Gareca, se convierta en protagonista de los principales de los programas de farándula? A veces todo comienza con una mala decisión.
Temporada | Equipo | Minutos disputados |
---|---|---|
2020 | Alianza Lima | 310 |
2019/2020 | Deportivo La Coruña | 119 |
2018/2019 | Lobos UAP | 605 |
2018/2019 | Tigres | 0 |
2017/2018 | Argentinos Jrs. | 92 |
2017 | Gremio | 367 |
2016/217 | PSV | 0 |
2016/2017 | Jong PSV | 692 |
2015/2016 | Jong PSV | 553 |
-Lección aprendida en La Florida-
“Es un jugador que tiene condiciones para llegar a las ligas de Europa. Hay que hacerle contrato”.
Hace ocho años, la recomendación en el complejo deportivo de Sporting Cristal llegó de una voz autorizada. El español Alberto Giraldez, con experiencia en el fútbol formativo del Real Madrid, había llegado al club cervecero y en sus primeros meses en La Florida hubo un muchacho de 16 años que llamó especialmente su atención. Era Beto da Silva. El atacante se quedó por tres temporadas en el Rímac. A finales del 2015, el muchacho que gambeteaba a todos cerca del Río Hablador, dejó a un grupo de dirigentes sin palabras.
Después de haber sido campeón en el 2014 y subcampeón en el 2015 (brilló en la semifinal ante la Vallejo y en la definición con Melgar), Beto da Silva le comunicó a la directiva de Sporting Cristal que había aceptado la oferta del PSV Eindhoven. El atacante argumentó que “no se había dado el espacio correcto para desarrollarse” y que el club no había confiado en él por no hacerle un contrato más extenso. No renovó contrato y se fue como jugador libre. Esa historia no volvió a repetirse en el Rímac.
Carlos Benavides era gerente deportivo del cuadro celeste en aquel tiempo y el año pasado publicó el libro “El poder de la transformación” (Editorial Planeta), que abarca diferentes aristas de la gestión estratégica deportiva. Allí, en la página 156 hace esta autocrítica por el caso Beto da Silva:
“Cometimos errores que todavía lamentamos, pero que nos sirvieron para aprender, diseñar políticas y establecer los procesos adecuados para la fase de proyección y exportación de un jugador en la cadena de valor”.
“Siento que pudo quedarse más tiempo”, cierra Benavides. A Beto, en la última negociación, se le ofreció el sueldo del ‘9’ titular de Cristal (que lo había dejado el ‘Picante’ Pereyra). No aceptó.
Desde aquella partida de Da Silva, en Sporting Cristal se tomó una medida respetada hasta hoy a pesar de los cambios en cargos dirigenciales: a todos los futbolistas menores de 20 años con proyección internacional se les hace firmar contratos de tres años. Es lo que pasó con jugadores como Pedro Aquino, Luis Abram, Marcos López y Fernando Pacheco. En los últimos cinco años, Cristal ha ganado cinco millones de dólares solo en transferencias.
-De convocable a casi un jugador libre-
Da Silva es hijo de Luisinho, un ex jugador brasileño de Melgar y Torino de los años noventa. Entre sus 19 y 24 años, Da Silva pasó por siete equipos, sufrió más de tres lesiones prolongadas, tuvo un hijo, se separó y ahora se anuncia su matrimonio con la modelo Ivana Yturbe. Su privacidad hoy es exhibida por los principales programas de farándula. En el 2020, Beto ha dado más declaraciones a reporteros de espectáculos que ha periodistas deportivos.
Cuando, después de su debut profesional en el 2013, Beto da Silva comenzó a tener problemas de lesiones -sobre todo musculares- fue enviado por Sporting Cristal al centro médico del Atlético Paranaense. Después de siete años, ese inconveniente físico lo sigue acompañando y fue otro obstáculo para consolidarse en el descendido Alianza Lima.
¿Por qué demora tanto Alianza Lima en dar a conocer la salida de Da Silva? Las diferencias son económicas y, de muy buena fuente, este es un problema que en La Victoria quieren solucionar a la brevedad. En este caso específico, es importante el mea culpa de todas las partes involucradas en su contrato.
Al atacante, que venía con menos de mil minutos en campo en cuatro años, lo ficharon por tres años con uno de los cinco sueldos más elevados de la última temporada blanquiazul. Si bien el contrato de Da Silva tiene la rúbrica de la administradora vigente, Kattia Bohórquez, la información que manejamos es que aquí tuvo participación directa Diego Gonzales Posada, presidente del principal acreedor íntimo, el Fondo Blanquiazul.
Incluso, esta deficiente gestión, llevó a que Daniel Ahmed, ex jefe de planeamiento y desarrollo de Alianza Lima, elaborará un patrón de seguimiento estadístico para definir contrataciones en el futuro. Allí, entre cuadros de Excel y software especializado, se buscaba descartar la llegada de un jugador con poca actividad y, también, regularizar los salarios.
Ya estamos en el tramo final de enero y, con 24 años, Beto da Silva luce tranquilo en cada ‘ampay’ de Magaly TV. No se inmuta a pesar de la incertidumbre sobre su carrera deportiva. Más allá de la negociación para su salida de Alianza, no se le conoce oferta alguna. Con la pésima estadística que maneja tendrá que empezar desde cero.
En una de las tantas menciones sobre él en secuencias de espectáculos, hasta circuló la versión que podría participar en uno de los programas televisivos de pruebas físicas. Pero ese rumor, por ahora, ha sido descartado desde su entorno. Ponerse el vestido de “guerrero” o “combatiente” ya sería aceptar el rótulo de ex jugador de fútbol.
Uno de los más apenados con este desenlace, es Ricardo Gareca. Sí, Beto da Silva fue una de sus principales debilidades. Por técnica y por físico. Para el ‘Tigre’, era nuestro delantero con mayor proyección internacional. Incluso lo fue a visitar dos veces en el extranjero y la segunda, cuando dialogaron en Argentina, fue aún contemplando la opción de llevarlo al Mundial de Rusia 2018. Toda esta expectativa sobre él, por ahora, se ha derrumbado. Como si fueran los vasitos en el escenario de “Esto es Guerra”.
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