Marco Quilca León

Tres generaciones se juntan en el Monumental, su templo. Un padre con la camiseta de Universitario marca Prime, cuello camisero, el mismo que usó el Beto Carranza en Cerro de Pasco para su recordado gol en el 2000, escucha atentamente a su hijo mientras espera impaciente en la cola de la tribuna Occidente. Mira su reloj y se da cuenta que las manecillas marcan las 2:35 de la tarde. No falta nada para el partido, piensa. El pequeño, que tiene la ‘9′ de Alex Valera en la espalda, le cuenta que el goleador que tiene la ‘U’ en la Liga 1 sí será titular, que el golpe del que tanto se habló en los días previos no fue de consideración y está en óptimas condiciones. En tanto, algunos metros más allá, cuatro jóvenes disfrazados de fantasmas con el escudo de Alianza Lima en clara alusión al martirio que pasó el cuadro victoriano en 2020 -salvó la baja tras un reclamo en el TAS- le dan color y folklore a un clásico que, si bien acabó con goleada blanquiazul, significó el regreso de la fiesta al estadio con instrumentos musicales y banderolas.

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