Camiseta de Perú - modo jugador
Camiseta de Perú - modo jugador

Elegir un regalo de Navidad no siempre es sencillo, sobre todo cuando se trata de alguien que vive el deporte como parte de su rutina emocional. No es solo lo que ve o practica: es lo que comenta, lo que defiende y lo que recuerda. Por eso, más que pensar en un objeto, conviene pensar en sensaciones.

MIRA ACÁ | “Sus expectativas eran muy altas”: los detalles de una negociación fallida y cómo fueron las últimas horas de Fossati con el buzo de la ‘U’

Hay regalos que conectan de inmediato con la identidad. Basta ver una camiseta del club querido o de la selección, para entender que ahí hay historia, domingos largos, celebraciones exageradas y derrotas que aún duelen. No hace falta decir mucho más: el mensaje está claro y se recibe con una sonrisa cómplice.

Newsletter exclusivo para suscriptores

Fernanda Huapaya

Otros regalos invitan a bajar un cambio, a mirar el deporte desde la memoria y la palabra. Un buen libro puede ser ese espacio donde el hincha se reconoce, donde revive épocas mejores o entiende por qué sigue creyendo. Son regalos silenciosos, pero duraderos, de esos que se quedan en la mesa de noche.

También están los detalles que apuntan a la experiencia. Salir de la rutina, cambiar de aire, caminar una ciudad como Cusco, por ejemplo, es una forma distinta de regalar bienestar. No tiene que ver directamente con ganar o perder, sino con sentirse bien, algo que todo deportista amateur o de sofá necesita de vez en cuando.

Y, claro, nunca falta el regalo funcional, ese que acompaña el día a día sin hacer ruido. Algo que ayuda a organizarse, a moverse un poco más o simplemente a mantener el ritmo. No es el protagonista, pero termina siendo indispensable.

Al final, regalar a un amante del deporte es entender que su pasión no se apaga cuando termina el partido. Sigue en las conversaciones, en los recuerdos y en las pequeñas decisiones cotidianas. Si el regalo logra tocar eso, ya hizo su trabajo.

Contenido sugerido

Contenido GEC