Mucho del constante nivel de Pedro Gallese en selección, y la autoridad con que Carlos Cáceda ataja en la Copa Sudamericana por Melgar, tiene que ver con este hombre: Óscar Manuel Ibáñez. Preparador de arqueros de la selección desde Rusia 2018, aquí analiza lo que deja en Videna tras su salida y repasa la larga lista de porteros que actualiza aquella frase por la que sacaban pecho nuestros abuelos
—Cuando llegó al país, hace 29 años, se decía que el Perú era “tierra de arqueros… pero nacionalizados”. Ahora la situación es distinta.
La condición de buen arquero del peruano siempre estuvo. Lo que pasa es que se apostaba por un extranjero. A partir de que se le dio oportunidades, de profesionalizar su preparación, las cosas cambiaron. Antes no todos los clubes tenían entrenador de arqueros. Con el tema de [la comisión de] licencias y el reconocimiento de la importancia de un especialista en el entrenamiento, fue mejorando. Y un referente como Gallese es muy importante. Gallese es de esos arqueros que motivan e inspiran. Muchos jóvenes quieren ser como él.
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—¿En qué han mejorado los arqueros peruanos?
La preparación es distinta. Tener un especialista que los entrene es superimportante. También ha mejorado su condición física y la tecnología para el entrenamiento. Contar con mucha información de los rivales le permite entrar a un partido mejor preparado. Y tener continuidad. Hoy tenemos arqueros jóvenes como Enríquez, Zamudio, Sarabia, Romero, Campos -que es un poco más grande-, están los que tienen una edad intermedia y mantienen su nivel como Cáceda, Carvallo, Gallese, y los que siempre están vigentes como Raúl Fernández, Penny, Libman, Heredia, el mismo Pinto. También Duarte, Solís, Grados, Vargas, Álvarez. Tienes para elegir tanto entre jóvenes como experimentados.
—Del arquero peruano se decía que vivía pegado a la línea
Recuerda que también cambió el reglamento y hoy el arquero debe ser más completo. No solo debe atajar sino jugar con los pies, tener un mejor conocimiento del juego y las reglas. El arquero es un apoyo permanente para el equipo.
—¿Pedro Gallese está en un nivel superlativo?
Sí, totalmente. Está respaldado por su rendimiento y su crecimiento importante tanto en la selección como en su club. Se encuentra en un momento de madurez, en una linda edad para el arquero, en la que acumuló un montón de situaciones del futbol y la vida. Y es un muchacho que no se conforma, que trata de mejorar. No llegó a su techo.
—Tiene 31 años. Le quedan unos seis o siete en gran nivel...
¡Más! Eso tiene que ver con la especialización del entrenamiento. En mi época te golpeabas mucho, saltabas mucho, en dos ejercicios te quemaban. Hoy el arquero tiene una vida más prolongada profesionalmente.
—¿Por qué características destaca?
Su preparación, su intención siempre de mejorar, su capacidad física, su achique. Es muy ágil y no le cuesta volar. Posee buen juego con los pies y una muy buena lectura del partido.
—¿Y Cáceda?
Carlos tiene muchas cosas parecidas a Pedro. Alguna gente lo está descubriendo por su campaña internacional con Melgar, pese a que muchas de esas actuaciones las tuvo también en el torneo local. A partir de su continuidad y regularidad ha seguido su crecimiento. Estar en una semifinal de Sudamericana realza su actuación colectiva e individualmente.
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—¿Por qué no estuvo en la última etapa de la selección?
Si ves las convocatorias, siempre estuvieron prácticamente los mismos arqueros, algunos fueron rotando. Estuvo en la Copa América, en gran parte de la eliminatoria, así como en algún momento estuvo José y después no, lo mismo Campos. El nivel era muy competitivo, muy parejo. Ricardo (Gareca) lo dijo un montón de veces: que no haya estado en una convocatoria, no quiere decir que no estuviera en la selección.
—¿Alguna vez vio tapar a un arquero como Redmayne?
Son estilos, no sé si payasadas. Algunos se mueven, otros no. Unos prefieren enfocarse en el momento del disparo… pero no es un método de distracción. Quien va a rematar no se distrae por lo que vaya a hacer o no el arquero.
—¿Qué pasó ese día, entonces?
[Es un tema al que] le dieron demasiada trascendencia. Si te fijas, a la hora de rematar el arquero está en el medio en posición para ir a cualquiera de los lados. No distrae al que remata. Él atajó un penal al igual que Pedro, el otro no tiene que ver con sus movimientos o con su intervención.