La llegada del nuevo coronavirus impactó en la economía de las familias y, en algunos casos, en las actividades académicas de sus integrantes.
En medio de la crisis, algunas personas se quedaron sin trabajo (solo en Lima Metropolitana 2′318.000 personas perdieron sus empleos entre marzo y mayo del 2020) y otras vieron afectados los ingresos de sus propios negocios. De esta manera, los presupuestos de las familias se ajustaron.
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Según indicó Juan Manuel Ostoja, presidente de la Federación de Instituciones Privadas de Educación Superior (Fipes), la deserción de estudiantes universitarios en el primer semestre es de alrededor del 15% y la tasa de morosidad alcanza en promedio el 50%.
En esa línea, la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) detalló a Día1 que ha registrado una disminución del 23% en el pago de pensiones respecto a similar periodo del 2019.
“A la fecha hemos destinado más de S/7 millones en ayuda económica como respuesta a más de 4.000 solicitudes [presentadas por los alumnos], lo cual impacta directamente en nuestros flujos de caja”, informó la UPC.
A su turno, la Universidad del Pacífico (UP) detalló que alrededor de 20 estudiantes se retiraron del ciclo vigente y cerca de 500 lo hicieron de uno o más cursos.
En esa línea, la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), la Universidad Le Cordon Bleu y la Universidad Esan señalaron que algunos de sus alumnos han tenido dificultades para cumplir con el pago de las pensiones y que otros han optado por retirarse de algunos cursos o del ciclo vigente.
SEGUNDO SEMESTRE
Ostoja prevé que al cierre del 2020 las matrículas en las universidades caerán en un 35% en comparación a las que habían antes de la pandemia.
“Esto podría representar la salida de entre 300.000 y 350.000 alumnos”, detalló el presidente de la Fipes.
Por su parte, Carlos Heeren Ramos, director ejecutivo de UTEC, mencionó que el nivel de deserción en el ciclo 2020-1 ha sido “muy bajo”, por lo que esperan una situación similar en los próximos ciclos.
“Estando todavía a varias semanas del proceso de matrícula es difícil estimar potenciales variaciones. Si observamos lo ocurrido este semestre y, dado que los programas de apoyo se mantienen, esperamos no sea significativa la reducción en el número de matriculados en comparación con lo que normalmente ocurre en el segundo semestre del año”, afirmó Heeren.
Por su parte, el decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas y director de pregrado de la Universidad Esan, Jorge Cortez, señaló que su institución tiene previsto una acotada reducción de alumnos para el próximo ciclo. Esto debido a que está otorgando facilidades económicas para que los alumnos puedan continuar con sus estudios.
“Hay una serie de estudios que afirman que los momentos de crisis son los adecuados para estudiar, ya que esto servirá para que cuando pase las crisis las personas estén aptas para reintegrarse a las actividades. Esa es la oportunidad que no queremos que los alumnos pierdan”, mencionó Cortez.
A su turno, la UPC señaló que estiman que las solicitudes de ayuda disminuyan considerablemente, sustentado en el proceso de reactivación económica del país.
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“Aquellos alumnos que continúen con problemas financieros posiblemente elegirán algún tipo de financiamiento que venimos ofreciendo o llevará un menor número de cursos. Esperamos que los que opten no matricularse sean la minoría”, puntualizó la UPC.
Augusto Dalmau, vicerrector de la Universidad Le Cordon Bleu, señaló que el escenario es aún incierto para realizar proyecciones con miras al próximo ciclo.
No obstante, mencionó que el panorama actual no es muy alentador. En ese sentido, explicó que a la fecha un grupo de alumnos continúa teniendo dificultades para cumplir con el pago de las mensualidades, pese a que se han realizado algunos ajustes en las tarifas o se han otorgado becas y descuentos.
CONTRACCIÓN
Ostoja advirtió que la cobertura en educación superior podría volver a los niveles de hace 10 años si es que 350.000 y 250.000 alumnos dejan de estudiar en universidades privadas licenciadas y en institutos tecnológicos, respectivamente.
“Si a esto se le suma el riesgo de que se aprueben algunos proyectos de ley en el Congreso que proponen regular los precios de las universidades, la situación sería mucho más crítica aún. De ser aprobadas esas iniciativas, probablemente acelerarían el cierre de algunas universidades y de institutos tecnológicos”, subrayó Ostoja.
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