De acuerdo a cifras del INEI del primer trimestre del año, hoy en el Perú el 60% de las personas económicamente activas tiene al menos una cuenta en el sistema financiero. Ello significa que hemos subido 17,8% en los últimos cinco años. El reporte también indica que la brecha de acceso financiero entre hombres y mujeres se ha reducido y en el aspecto generacional, el segmento de 18 a 29 años es el que más ha escalado a favor de la mujer, pasando de 38,3% a 66,7% en este caso, y de 39,8% a 63,9% en los hombres, entre 2019 y el 2024, respectivamente. Es decir, estamos frente a la primera generación de mujeres que sobrepasa a los varones en accesibilidad a servicios financieros. Para el sector microfinanciero esto significa asumir la responsabilidad de sostener la confianza de un segmento que tiene toda una vida de decisiones de ahorro e inversión por delante.
¿Cómo podemos capitalizar el valor de las microfinanzas para generar un impacto sostenible en estas nuevas generaciones que representan, desde ya, un soporte económico del Perú? La respuesta, creemos, está en seguir desarrollando productos y servicios financieros que marquen el camino hacia un futuro más inclusivo y resiliente. En buena cuenta, los resultados del párrafo anterior son el resultado de la primera década de los productos de crédito inclusivos en el Perú. Ellos han demostrado que no son solo productos financieros; son catalizadores de cambio social, los cuales, junto a un trabajo de educación financiera, permiten a miles de personas acceder a oportunidades de crecimiento económico sin barreras adicionales y una adecuada salud financiera.
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Cierre de brechas sigue siendo una tarea. Hace falta observar para incluir y servir a comunidades desatendidas como los más de 3,6 millones de peruanos con algún tipo de discapacidad. Entre ellos, el 47% tiene discapacidad visual y más de medio millón cuentan con discapacidad auditiva. En Caja Arequipa ya empezamos con acciones concretas. Contamos con agencias inclusivas provistas de equipo de atención en lengua de señas peruana y recepción en código braille para atender a la comunidad con discapacidad auditiva y visual para una gestión más inclusiva y sostenible.
Mirando hacia el futuro, vemos un horizonte lleno de oportunidades para marcar una contribución diferencial al desarrollo. Somos la cuarta entidad que más bancariza en el país habiendo otorgado más de S/3 mil millones en desembolsos en la última década. Pero en el país, aún estamos por debajo del promedio regional en el aprovechamiento del abanico de productos que ofrece el sistema y nuestros niveles de logro óptimo en inclusión financiera alcanzan el 26%, solo por delante de Bolivia y México y muy por detrás del 47% de Panamá y Chile. (Índice de Inclusión Financiera 2024). Para responder a esta nueva generación que apuesta por el sistema, hay que accionar con solvencia, rentabilidad, prudencia, gobernanza y transparencia.
El camino por delante puede ser desafiante, pero quisiera invitarlos a ser parte del presente y futuro de las finanzas inclusivas y sostenibles en el Perú. Está en las manos de cada ciudadano ser agente de cambio. Los invito a seguir aportando desde las posiciones en las que cada uno se encuentra, a escribir juntos un capítulo en el desarrollo económico y social de nuestro país, siendo parte de una cadena con propósito para servir y transformar vidas.