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De pilar estratégico a pilar de la cultura
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Nuestras organizaciones requieren que se realicen realineamientos frecuentes a las estrategias, sobre todo en entornos altamente disruptivos. Para ello, la gerencia exige se preparen mapas de riesgos para determinar cuáles estamos dispuestos a correr y cuáles deben ser mitigados de la manera más eficiente.
Tras la pandemia, y tomar nota de las falencias develadas, los líderes se plantearon ampliar el mapa de riesgos y con ello, definieron como pilar estratégico la resiliencia como respuesta a la disrupción acelerada, pasaron de privilegiar principalmente la resiliencia financiera, a buscar fortalecer esta competencia en muchas más áreas.
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La consultora McKinsey realizó una encuesta a 200 líderes en ‘Risk Management’ y encontraron que la gerencia de riesgos tiene que ir de la mano con la consolidación de la resiliencia a lo largo de toda la organización. Esta visión holística quedó confirmada, ya que dos tercios de los encuestados respondieron que la resiliencia es el tema central de su estrategia. Específicamente, mencionaron la importancia de consolidar capacidades en resiliencia operativa, resiliencia digital, resiliencia organizacional, resiliencia en los modelos de negocios, resiliencia financiera y resiliencia reputacional.
El saber realizar prospectivas para generar escenariosfue destacada por el 75% de los encuestados, para poder preparar protocolos de respuesta oportuna.
Toda planificación futura se encuentra con las limitaciones que impone el responder a los desafíos del día a día, de ahí la importancia de entender la resiliencia no sólo como un pilar estratégico, sino que debe transicionar a constituirse en un pilar de la cultura organizacional. Mientras las estrategias van cambiando, la cultura prácticamente no. La cultura es el cimiento que sostiene a la empresa. A entornos volátiles, inciertos, complejos y ambiguos, se le responde con una cultura basada en desarrollar destreza para afrontar crisis, afrontar cambios bruscos y esa destreza se logra desarrollando resiliencia que permita responder con eficiencia y solvencia a los retos que se nos plantean, sabiendo salir airosos y fortalecidos.
Ese es el espíritu y la cultura que el entorno demanda para poder trascender.

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