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Hacia un nuevo orden internacional con incertidumbre
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El pasado 7 de agosto entraron en vigencia los nuevos niveles de aranceles “recíprocos” fijados por la administración del presidente Trump. De esta forma, el mundo continúa dirigiéndose hacia un nuevo entorno para las relaciones comerciales y financieras, caracterizado por la discrecionalidad y en el que el uso de la fuerza económica o militar impondrá criterios. Atrás quedó el ordenamiento global post Segunda Guerra Mundial que promovió una mayor integración comercial y financiera mediante una arquitectura institucional basada sobre tratados de libre comercio, organismos multilaterales y entidades internacionales para dirimir controversias. Cabe señalar que el comercio fue un motor importante del crecimiento global durante cuatro décadas, lo que se tradujo en un descenso significativo de la pobreza extrema, la que pasó de 42% de la población mundial en 1980 a poco más de 8% en 2019.
El proceso de imposición de políticas proteccionistas que hemos visto a lo largo de este año ha venido acompañado de altos niveles de incertidumbre debido a las indefiniciones sobre las medidas anunciadas y por su potencial impacto negativo sobre la economía mundial. Y si bien con los aranceles anunciados por la administración norteamericana el 7 de agosto se aclara, en alguna medida, el panorama arancelario, también se anticipa que la incertidumbre vinculada a la política comercial no desaparecerá. Aún falta aclarar ciertos puntos en los acuerdos generales que se han firmado con algunos países. Asimismo, aún se deben culminar las renegociaciones del TMEC (el tratado comercial entre México, EE.UU. y Canadá) y, al momento de escribir esta columna, aún no se cerraba el acuerdo con China. También queda pendiente el tratamiento que, finalmente, se le dará a los productos farmacéuticos y a los semiconductores. No menos importante es tener en cuenta que los aranceles recíprocos están siendo revisados a nivel judicial en EE.UU. para determinar si el gobierno no ha excedido sus atribuciones.
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Pero la incertidumbre en el contexto internacional no se confina al tema comercial. Otros eventos en EE.UU. (su sostenibilidad fiscal, amenazas sobre la independencia de la Reserva Federal, ataques a instituciones que elaboran cifras macroeconómicas o a la academia, etc.) o geopolíticos (la guerra en Ucrania, la situación en Medio Oriente, etc.) van a mantener latente la posibilidad de que surjan eventos disruptivos y la incertidumbre elevada.
En este entorno volátil e incierto, ¿cómo debe actuar una economía emergente como la peruana? Lo primero es no “copiar” medidas de carácter proteccionistas que ya sabemos funcionaron muy mal por esta parte del mundo. De hecho, se debería buscar una mayor integración comercial entre países que aún ven oportunidades de progreso en el intercambio de bienes y servicios. En segundo lugar, es el momento de valorar y mantener los equilibrios macroeconómicos básicos (disciplina fiscal y monetaria) para contar con capacidad de reacción en caso sea necesario. Al Perú, la solidez de sus fundamentos macro le ha permitido enfrentar eventos de complicados (pandemia, significativa salida de capitales durante el gobierno de Castillo, el actual contexto internacional) en una mejor posición. Finalmente, en un mundo multipolar, pero también de tensiones geopolíticas entre súper poderes, será más necesario mantener relaciones sanas y transparentes con todos aquellos países que invierten en nuestras economías. Aquí las Cancillerías, más que las autoridades económicas, seguro tendrán el rol protagónico.

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