Las madres gestantes suelen hacer el trabajo de parto a partir de la semana 37 hasta la semana 42. Sin embargo, en algunas ocasiones y por diversos motivos, dan a luz antes de lo previsto. A esto se le conoce como parto prematuro.
El parto prematuro se refiere al nacimiento de un bebé antes de la semana 37 de gestación. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el parto prematuro se divide en subcategorías como: prematuros extremos (menos de 28 semanas), muy prematuros (28 a 32 semanas) y prematuros moderados tardíos (de 32 a 37 semanas).
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Existen diversos factores, entre ellos el materno y gestacional. El primero hace referencia al cuerpo o antecedentes genéticos de la madre gestante como alimentación poco saludable, obesidad o aumento de peso en el embarazo, haber pasado por un parto prematuro, sufrir procesos infecciosos, etc.
En cambio, el segundo está ligado con embarazos múltiples, polihidramnios (presencia excesiva del líquido amniótico), sangrados en el primer trimestre, defectos en la placenta, etc.
¿Qué problemas puede presentar un bebé prematuro?
Si un bebé nace antes de la semana 37 del embarazo, puede sufrir de diferentes problemas ya sea cerebrales, neurológicos, respiratorios y digestivos y, en algunos casos, puede morir en los primeros días de vida, señala el Instituto Nacional Materno Perinatal.
¿Cuáles son los síntomas más frecuentes?
Debes acudir al médico cuanto antes si presentas alguno de estos síntomas antes de la semana 37 de gestación: sangrado vaginal, dolor en la parte baja de la espalda, cólicos como si estuviera con la regla, dolor de barriga o diarrea, contracciones muy frecuentes (cada 10 minutos), sensación de que el bebé está empujando hacia abajo, etc.
En algunos casos, la madre puede sentir escalofríos o fiebre acompañada de sensaciones de intranquilidad o ansiedad.
¿De qué manera lo puedo prevenir?
El Instituto Nacional Materno Perinatal recomienda las siguientes medidas para evitar un parto prematuro:
- Acude a tus controles. Una vez que te enteres de que estás embarazada, es recomendable que empieces con tus controles y acudas todos los meses a tu cita. De esta manera, podrás identificar con tiempo si es que presentas un factor de riesgo y el médico podrá atenderte y tratarte cuanto antes.
- No fumes. Según la OMS, si la madre gestante fuma durante el embarazo, puede traer consecuencias para el bebé como nacimiento prematuro, restricción del crecimiento del bebé, síndrome de muerte súbita del lactante, hemorragia, entre otros.
- No consumas alcohol. Este aumenta las posibilidades de morbilidad y mortalidad materna y neonatal. Además, está asociado con el aborto espontáneo, síndrome alcohólico fetal, entre otras cosas, señala la OMS.
- Evita el estrés. Es común que durante el embarazo, el estrés en las madres gestantes aumente. Por eso, es importante reducir el estrés haciendo ejercicios como yoga, terapia de masajes o grupos de cuidados prenatales, además de pertenecer a un grupo de apoyo.
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