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El distrito de San Miguel es reconocido por sus vecinos como una zona insegura. Algunas de sus avenidas de alto tránsito, como La Marina, Faucett, Escardó y La Paz, se han convertido en puntos donde es común ser víctima de un asaltante.
Según cifras del 2013 del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en San Miguel se registraron aproximadamente 1.630 delitos. De estos casos, entre el 60% y 70% son robos al paso y asaltos cometidos con frecuencia en el llamado corredor turístico compuesto por las avenidas La Marina y Faucett, usado por quienes quieren llegar al aeropuerto Jorge Chávez o a los centros comerciales de San Miguel.
Otras vías donde la delincuencia es común son Rafael Escardó (en camino al Parque de las Leyendas) y Precursores (paralela a Av. La Marina). Hace solo tres meses, una banda de delincuentes trató de robar un banco y se enfrentó a la policía en el cruce de Escardó y La Marina. El intercambio de disparos hirió a un agente y dejó a un hampón muerto.
Otras dos avenidas son consideradas también zonas críticas: La Paz y Libertad, escenario del tráfico ilícito de drogas y de una constante lucha entre bandas. Basta recordar el pasado 4 de mayo, cuando un joven de 22 años murió en medio de una balacera entre las barras de Universitario y Sport Boys.
“Hay puntos críticos que detecta la propia policía de las dos comisarías [Maranga y San Miguel]. En esas avenidas son muy frecuentes el pandillaje y la presencia de personas de mal vivir”, dijo a El Comercio Antonino Bova Conti, gerente de Seguridad distrital.
Para tratar de reducir la incidencia de delitos, la comuna, con el apoyo de las fuerzas policiales, ha establecido diversas estrategias como el Plan Acantilado, que dispone la supervisión de toda la zona costera para disuadir a delincuentes. “Tres veces al día se pasean supervisores en una camioneta e intervienen en promedio a 6 u 8 personas por turno”, detalló el gerente.
Los 380 serenos de la comuna vigilan parques y avenidas peligrosas, pero la percepción de inseguridad persiste. Según datos del 2012 de Ciudad Nuestra, en San Miguel un 44,8% de familias ha sufrido algún delito y el 63,3% se siente desprotegida, lo que vuelve la creación de planes más efectivos una urgencia para gestiones venideras.
