Hermetismo y resguardo en la Dinoes: todos los pormenores de la sede policial donde está recluido Pedro Castillo

Un extenso e imponente muro verde de casi dos metros de altura que rodea el perímetro, un gran portón principal y una caseta de seguridad. Ese es el frontis de la sede de la División Nacional de Operaciones Especiales (Dinoes), la base policial en Ate que nuevamente recibe a otro expresidente involucrado en actos ilícitos: Pedro Castillo.

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Las principales vías de acceso al emblemático recinto de la Policía Nacional son la prolongación Javier Prado (desde el distrito de La Molina) y la avenida Coronel Marco Puente Llanos (Lima este). Esta última llega hasta la misma puerta principal, en el medio de una curva.

Se sabe que los distintos ambientes al interior de la base están muy alejados de la puerta principal, por lo que es casi imposible ver desde afuera lo que ahí sucede. En el caso de Castillo –autor de un efímero golpe de Estado que terminó en su vacancia del cargo– se encuentra en un pabellón administrativo.

Pese a que se trata de un cuartel, no se observan tranqueras en calles o cruces cercanos, solo rejas que impiden el paso vehicular en ciertos puntos. Alrededor del recinto hay gran cantidad de comercios, bodegas, incluso una institución educativa. El resto son viviendas y cocheras.

El ingreso de comitivas oficiales, efectivos y visitantes a la sede policial se efectúa por su portón principal. Metros más allá hay una segunda puerta más pequeña para cualquier eventualidad, tal como la entrada o salida de ambulancias.

Debido a la coyuntura, gran cantidad de manifestantes –simpatizantes del exmandatario– permanecen en los exteriores de la Dinoes, frente a la principal vía de acceso del lugar.

Esta situación ha generado incomodidad entre los vecinos, que ven sus negocios y tranquilidad afectados. Además, se ha reportado hostigamiento e insultos contra los periodistas que están en el lugar, además de altercados entre la policía y los manifestantes.

No es la primera vez

Luego de permanecer durante casi siete horas en la Prefectura de Lima, Pedro Castillo, custodiado por agentes de la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (Diviac) de la PNP, fue conducido a un helicóptero que lo trasladó hasta la Dinoes.

No es la primera vez que un expresidente es detenido y llevado a la referida sede policial.

A este recinto también fue trasladado el exmandatario Alberto Fujimori, extraditado de Chile y detenido en suelo peruano en setiembre del 2007.

Después de una serie de históricos juicios –los cuales fueron transmitidos en vivo por televisión–, Fujimori finalmente fue condenado por varios delitos. Al hallársele responsable de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, el exmandatario fue condenado a 25 años de prisión. Actualmente, Fujimori se encuentra recluido en el penal de Barbadillo, a pocos metros de la base policial.

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A la Dinoes también fue llevado el expresidente Ollanta Humala en julio del 2017 debido a un caso de lavado de activos y asociación ilícita para delinquir, en relación con el escándalo de Lava Jato. Fue recluido de forma preventiva en el penal de Barbadillo hasta abril del 2018.

Pero respecto de Castillo, de anunciarse una medida de prisión preventiva en su contra, sería llevado a Barbadillo, donde se presume que tendría un espacio especialmente acondicionado, como Fujimori.

La Dinoes fue creada en 1987, durante el primer gobierno de Alan García. Esta unidad especializada tiene entre sus principales tareas combatir el terrorismo, prestar apoyo a otras unidades policiales en el restablecimiento del orden público y seguridad ciudadana, intervenir en catástrofes y desastres naturales, defender el territorio y la soberanía de la frontera, así como coadyuvar a la pacificación del país.

Con la llegada del expresidente Castillo al recinto penitenciario, el habitual resguardo en la zona se ha redoblado.