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Tras el incendio que el último viernes se registró en los pantanos de Villa, este Diario recorrió un ecosistema similar en Ventanilla. Estos humedales se extienden por más de 500 hectáreas. En 2006, el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernanp) declaró como área de conservación regional (ACR) una porción de 275 hectáreas ambientalmente vulnerables, para que queden bajo el cuidado del Gobierno Regional (GR) del Callao. Sin embargo, ello no incluyó zonas de amortiguamiento, por lo que alrededor de este ecosistema los asentamientos humanos que ya existían han seguido creciendo y, con ello, acorralando y contaminando los humedales.
Asimismo, los invasores llegan a los humedales a pescar, pasear a sus mascotas, bañarse en sus aguas, quemar basura, botar desmonte, pastar vacas y caballos y consumir drogas.
“Todos los meses hay incendios”, dice Raúl Zárate, biólogo del Gobierno Regional del Callao. La zona solo cuenta con cuatro guardaparques y cuatro vigilantes que, además, son agredido por los pobladores del lugar cuando cumplen su función.
Julio Echazú Peralta, gerente regional de Recursos Naturales del Callao, dice que el presupuesto anual para el cuidado de los humedales es de solo S/.300 mil. “No alcanza para pagar a más personal, ni para cercar los humedales”, dijo a El Comercio.
Esta misma gerencia ha intentado anteriormente poner un cerco vivo, a base de vegetación, pero los pobladores lo quemaron. El biólogo Zárate advierte que los “apetitos urbanísticos en los humedales son muy fuertes” y que hay amenazas de mayores invasiones desde el 2011: “La Municipalidad de Ventanilla da licencias y no ordena el crecimiento urbano”.
Mientras tanto, se espera que el Ejecutivo apruebe un proyecto de S/.7 millones para mejorar los humedales. El Gerencia Regional del Callao ha pedido asistencia técnica al Ministerio del Ambiente para armar un plan de gestión.
Si continúan las invasiones, desaparecerían al menos 116 especies de aves, plantaciones de totoras, juncos, gramadales y heliconias.