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De “Días Felices” a “Cuando Harry conoció a Sally”: Rob Reiner, el cineasta que definió una generación
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Acababa de estrenar una película, además de aparecer en una de las series de televisión más populares de los últimos años. A sus 78 años, parecía que Rob Reiner tenía más por ofrecer, siempre con una sonrisa para sus amigos y, en general, para quien estuviera dispuesto a escucharlo. Todo acabó la noche del último domingo en su casa de Los Ángeles, donde el cineasta fue hallado muerto junto a su esposa Michele Singer, ambos con heridas de cuchillo.
Tragedia en Los Ángeles
Al momento de escribir este artículo, no hay ningún arresto producido tras estas muertes. De acuerdo al portal de entretenimiento “TMZ” las dos hijas del cineasta encontraron los cuerpos. La revista “People” indicó además que Nick Reiner, también hijo, es interrogado por la Policía. En un primer momento varios medios indicaron que este hombre era el principal sospechoso. En caso se compruebe, sería una situación similar a la del cineasta brasileño Eduardo Coutinho, muerto junto a su esposa a manos de su propio hijo, declarado inimputable.
Mientras el hijo de Rob Reiner siga como sospechoso, se discutirá sobre el efecto de las drogas en una familia de éxito. El cineasta dirigió “Being Charlie” (2015), película escrita por Nick Reiner, quien se inspiró parcialmente en su historial siendo drogadicto y sin techo. La última vez que la familia en pleno fue vista en público fue en el estreno de “Spinal Tap II: The End Continues” en septiembre último.
“[‘Being Charlie’] de verdad nos acercó. O sea, a lo largo de un año fue intenso, fue difícil por momentos, pero también fue la experiencia creativa más satisfactoria que he tenido”, contó Rob Reiner en 2015 sobre trabajar con su hijo Nick, quien fue internado en centros de rehabilitación desde que era adolescente.
Vivir para la pantalla
Hay un puñado de artistas que, con su trabajo en el cine y la televisión, dejaron huella en la conciencia de generaciones. Rob Reiner fue una de esas personas, desde antes incluso de convertirse en director. Tuvo una breve aparición en la serie de “Batman” en 1967; en ese entonces era más conocido por ser hijo del comediante Carl Reiner.
En los años 70 cuando Estados Unidos lo conoció por su talento al interpretar a Michael “Meathead” Stivic en “All in the Family”, un liberal que hacía contraste con el protagonista, su suegro Archie (Carroll O’Connor); estuvo en 182 episodios de la serie. Tal vez su otra gran contribución en los 70 fue escribir el primer episodio de “Días felices” (1974), donde actuó su amigo Ron Howard, que también se convertiría en cineasta.

Pero es en los años 80 donde dejó huella como director. Empezó con “This is Spinal Tap” (1984), película que en buena cuenta definió lo que hoy se conoce como “falso documental” y que fue aclamada por la crítica; el estilo de la película inspiró series como “The Office” y “Parks and Recreation”. Fue un inicio con el pie derecho, porque a esta cinta le siguieron otras que definieron la década y marcaron a toda una generación.
Con “Stand by Me” (1986) ofreció un retrato honesto sobre el paso de la niñez a la adolescencia, esto en base a un relato de Stephen King, quien quedó encantado por el resultado; con la comedia “The Princess Bride” (1987) jugó con distintos planos de realidad; y con “Cuando Harry conoció a Sally” (1989) presentó la comedia romántica definitiva con protagónicos de Billy Crystal y Meg Ryan, una dirección que hizo brillar el guion de Nora Ephron.
Su racha de éxitos continuó en los años 90 con “Misery” (1990), basada en la novela de Stephen King, cinta que le dio Óscar a Kathy Bates por su rol como la obsesiva Annie Wilkes; y “A Few Good Men” (1992) con Tom Cruise y Demi Moore, que significó la primera nominación al Óscar para el cineasta en la categoría de Mejor película.

Reiner seguiría dirigiendo, pero todos esos trabajos no serían tan recordados como aquellos entre 1984 y 1992, una racha que destaca no solo por el volumen y calidad, sino por el periodo de tiempo tan corto. Lo que otros cineastas consiguen en toda una vida, Reiner lo consiguió en diez años, algo comparable a lo que hizo Francis Ford Coppola en los 70 y John Hughes en los 80.
“Todas estas películas, nunca sé qué va a funcionar y qué no; intento hacer algo que me guste. Si me gusta, digo ‘bueno, al menos a mi me gusta, espero que a alguien más le guste’”, contó Reiner hace unos meses en entrevista con el programa estadounidense “60 Minutos”.

También hay que añadir a su carrera el que se haya mantenido como actor de manera regular. En los últimos años interpretó al colérico padre de protagonista de “El Lobo de Wall Street” (2013), mientras que en la cuarta temporada de la serie “The Bear” (2025) interpretó a un consultor de negocios. Reiner acompañó, de alguna u otra manera, a múltiples generaciones. Más que ser un recuerdo, se convirtió en influencia.
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