"Victoria y Abdul". (Foto: Difusión)
"Victoria y Abdul". (Foto: Difusión)
Sebastián Pimentel

Stephen Frears no es un cineasta británico más. Es un clásico contemporáneo. Pero también es una especie de historiador de la Inglaterra que va desde la era victoriana de “Mary Reilly” (1996) hasta la moderna y actual de “Dirty Pretty Things” (2002). Aunque quizá lo más interesante se encuentre en sus retratos de algunos hombres y mujeres de la esfera política de su país. Desde Tony Blair –“The Deal” (2003)–, hasta la reina Isabel II –“La reina” (2006)–. O la recién estrenada “”, sobre los últimos años de quien fuera una de las más importantes monarcas del Reino Unido.

Como indica el título, más que en un personaje, la cinta se basa en una pareja muy especial. El guion de Lee Hall se centra en la relación que surgió entre la también emperatriz de India –cuando era una colonia del Imperio Británico– y Abdul Karim (Ali Fazal), elegido para entregarle una ofrenda de oro, en 1887. Por decisión de ella, Abdul se convertiría en su más cercano asistente, hasta la muerte de la reina en 1901. Se trata de un episodio que la corona trató de mantener oculto después de fallecida Victoria, y que fue recientemente descubierto por la periodista Shrabani Basu.

Pues bien. Se equivocan quienes pretenden ver una conservadora alabanza de una exitosa reina y un fiel sirviente hindú. Frears, con el tono travieso que le conocemos desde “Relaciones peligrosas” (1988), observa los rituales sociales y el juego de máscaras que estos implican, con precisión y desenfado. Detrás de ese humor, por supuesto, asoma no solo un desmontaje crítico de las estructuras del poder, sino también los vínculos emocionales, que pueden ser incómodos y prohibitivos para el entorno.

Frears se concentra en lo esencial, por lo que evita el regodeo con la toma decorativa o paisajística, y utiliza muchos primeros planos de sus dos actores protagónicos. En ese duelo actoral destaca, como es habitual, Judi Dench, antigua colaboradora de Frears –véase la formidable “Mrs. Henderson presenta” (2005)–. Dench compone a una reina amargada, aburrida de los aduladores y sus ceremonias sociales. Es allí que entra en juego Abdul, que con un gesto seductor se atreve a realizar –gracias a un magnífico montaje en el prólogo del filme– un acto prohibido para él: verla a los ojos.

Por supuesto, Victoria asumirá el reto y entabla un inesperado intercambio con Abdul, el que relaciona al amo y al sirviente hasta el punto de que se crea una dependencia riesgosa. Y peligrosa en tanto –como ya había propuesto Joseph Losey siguiendo los postulados de Hegel en “El sirviente” (1963)– puede revertirse el poder entre el amo y el esclavo: ¿quién es dueño de quién? Es por eso que las alarmas en la corte de Victoria no son exageradas: la amistad y dependencia entre la reina y el siervo hindú llegan al punto en que ella lo nombra su “munshi”, especie de maestro que le enseñaba el idioma noble de la India y su cultura. Y que, además, era musulmán.

Frears filma con la sencillez que da la experiencia. Su economía narrativa es rigurosa y extrema, pero sobre todo equilibrada. En ese sentido no solo se ríe de la corte de la reina, y de en qué medida la ideología colonizadora de superioridad occidental entra en problemas. También muestra los costos que, para Abdul y para su descreído compañero Mohammed (Adeel Akhtar), implica la amistad con la reina. Siendo inglés, Frears prefiere mirar desde los ojos de los musulmanes, lo que en estos días es ya una provocación. Pero también desde el afecto que, a pesar de todo y contra todo, surge entre ambas partes. “Victoria y Abdul” no será el mejor filme de Frears, pero no deja de ser sentido y valioso.

DATOS

Título original: “Victoria & Abdul”
Género: drama
País: Reino Unido, Estados Unidos
Año: 2017
Director: Stephen Frears
Actores: Judi Dench, Ali Fazal, Michael Gambon, Adeel Akhtar
Calificación: 3 puntos de 5

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