Era algo que todo el mundo le preguntaba. No sólo los periodistas sino sus propios compañeros de actuación. “Oye Diego, ¿cuándo te animas a cantar de nuevo?” Y eso no hacía más que removerle los esquemas cada vez más. A lo largo de la última década Diego Bertie se ha dedicado de lleno a la actuación, pero en la mente de muchos periodistas y seguidores del actor aún queda grabado el recuerdo de “Caras nuevas” y “Los buenos tiempos”, canciones emblemáticas de Imágenes, fugaz, casi clandestino, pero hasta hoy rememorado grupo de rock. Al frente de dicho cuarteto aparecía un Diego Bertie enfundado en casaca de cuero negro, dejando oír una propuesta musical muy prometedora, pero que justamente... en promesa se quedó. Hasta el día de hoy. O de mañana, mejor dicho, cuando Diego presente públicamente “Fuego azul”, el disco que lo devuelve al panorama musical. “El hecho que hasta hoy muchos recuerden a Imágenes le daba muchos ánimos a mi sueño de volver a cantar”, confiesa el actor de La Noche. “Nunca fuimos un gran boom, pero, por lo mismo, que aún comenten sobre mis canciones de hace diez años me motivó”.
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-Has declarado en muchas ocasiones que nunca perdiste el interés por hacer música. ¿Cómo hace uno para mantener latente, pero postergada durante mucho tiempo, algo que aseguras es una de tus principales vocaciones?
Cuando se separó Imágenes me quedé en la Luna. Yo no conocía nada del mundo de la música, pero mantenía el anhelo, la sensación de que necesitaba seguir en ese medio. Sin embargo, decidí dedicarme más a la actuación porque tenía mucho que aprender aún en ese campo. Con el paso del tiempo, y ya más sólido en cuanto al teatro y la TV, hace un par de años volví a tener un acercamiento hacia la música, con “La pequeña muerte”, pero me fue mal. Se quedó en un intento, nunca llegó a nacer. Fue frustrante en una serie de aspectos, pero sí me hizo reaccionar y darme cuenta de que debía hacer un trabajo 100% profesional, de la misma manera como lo hago en la actuación. No podía pretender seguir siendo un músico de garaje.
-Porque ya eras un personaje público. ¿No se pierde algo de autenticidad al dejar de ser anónimo?
Yo me he convertido en un personaje en base a mi trabajo y experiencia. Pero es un arma de doble filo ya que muchos piensan que si eres un actor de éxito ya no puedes ser cantante, o mejor dicho, no puedes ser un buen cantante. Y no es así. La actuación y el canto están totalmente ligadas. Es más, en cualquier escuela de actuación del mundo, parte de tu enseñanza es el cantar. Son códigos de comunicación similares.
-Más allá de conceptos, ¿en qué condiciones decides grabar el disco?
Primero debía saber lo que quería hacer. La música es algo difícil de definir, pero sí quería sentirme comprometido con lo que cantara. Fue Christian Meier, en un alto de las grabaciones de “La Noche”, quien me preguntó si iba a retomar la música. Como a los demás que me habían hecho esa pregunta le conté que me interesaba hacer algo, no que no sea comercial, porque quiero vender discos, pero sí algo un poco más elaborado, con algo del universo teatral al que he estado ligado. Entonces Christian me puso en contacto con el productor Manuel Garrido Lecca, con quien logramos encaminar muy bien el proyecto del disco.
-Claro que hacerle un disco a Diego Bertie parecería invertir sobre seguro. La pregunta es: el público y tu misma disquera ¿valorarán el “Fuego azul” por las canciones o lo harán porque “es el disco de Diego Bertie”?
Tengo que lidiar con eso. Ya no creo ser el representante de las quinceañeras, pero si de alguna manera puedo gustarle a una chica y eso jala para que escuche mi música, está bien, así funciona todo en la vida. No le tengo miedo a eso, pero sí quiero que no se pase por encima del trabajo realizado. Puede tener mil defectos, pero nadie puede negar que está lleno de vitalidad.
-Háblanos un poco del interior de tu disco, las canciones, lo que las inspira...
-Los temas del “Fuego azul” encierran una serie de emociones y vivencias, no de manera literal ya que no estoy contando mi vida, pero sí un proceso de sensaciones vividas en este tiempo que me mantuve en silencio. Quiero acercarme al público de una forma más personal que lo que ofrece el teatro. Cuando haces una canción estás haciendo tu propio guión y ya no interpretando un papel que te imponen. Yo hago música más para sobrevivir por dentro que por cuestiones económicas. Quiero darle un lugar a las fantasías perennes que te acompañan, que te pueden ayudar a sobrellevar el peso de la vida.
-Supuestamente tú no debes sentir tanto el peso de la vida al ser una figura de éxito en nuestro medio.
Las cosas importantes nos ocurren a todos. No se puede pensar que un aparente éxito te libre de penas y frustraciones. O de repente no puedes vivir como plenamente quiere porque, por tu profesión o tu fama, eres tu propio enemigo.
Por suerte, para mí ser actor es una gran coartada ya que no eres un persona sino muchas imágenes que has hecho a lo largo de tu carrera. Eso me parece divertido, y posibilita que, musicalmente, puedas meter a varios personajes en un espectáculo o en una canción.
-¿Que es entonces lo que dicen las letras de las canciones del “Fuego azul”?
No hay respuestas, no hay verdades, no hay un mensaje que te limite. Sólo compartes sentimientos. Por ejemplo en “Mentirosa” o “La ansiedad desbocada” se deja escuchar una gran influencia de la música negra, del blues, el soul, Ella Fitzgerald. Todas ellas están vestidas con una serie de ideas personales. Igual sucede en “El ángel azul”, en donde hablo de que el amor para mí no es sólo lo romántico, sino la capacidad de complementarte, de ver en el otro lo que no tienes. Antes todos éramos ángeles, hombre y mujer, nos autoabastecíamos. Ahora somos humanos y necesitamos nuestra otra mitad.
-Pero además tienes temas cuyo futuro parece destinado directamente a las radios.
Estoy seguro que sonarán “Qué difícil es amar”, “El fuego que no ves” y “Días de furia”, pero quiero decirle a quienes se sientan atraídos por estas canciones que dentro del disco encontrará otros temas igual de buenos. Quizás no radiables, pero sí muy bien elaborados. “Fuego azul” no ha sido concebido para ponerse únicamente en una discoteca. Tiene una base rítmica que te hará moverte, pero a la vez escucharlo. No puedes estar indiferente a su ritmo, su cadencia.
-Podríamos ubicarte en medio de una coyuntura. Por un lado, los que gustaban de Imágenes dirán ahora, “no pues, qué va a seguir haciendo Diego esa música si ahora es galán de telenovelas. Por otro lado, los que te aplauden en el teatro, en “Bodas de sangre” o “Edipo Rey” dirán “no pues, por qué no sigue haciendo arte en vez de ponerse a cantar”.
Un punto súper importante. La cultura y el espectáculo no tienen porque estar separados. Hay mucho de rock en una tragedia griega, en “La vida es sueño”. Es más, fue haciendo esa obra que decidí volver a cantar. Descubrí una fuerza en mí que era distinta, que necesitaba la música para tener forma. A la gente que se preocupa por lo que estoy haciendo ahora espero que se le quite ese recelo luego de que escuchen mi disco y a la banda tocar en vivo. Para mí la cultura no es algo serio o importante, es algo que se da y punto. Moda, cultura, arte, todo está muy mezclado, a veces demasiado.
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