Teatro: “Sadhaka", un vistazo a la obra que se presentará en Sala de Parto

Sentada, Amparo pela choclos. Parece que lo hace desde siempre: su rostro impávido da cuenta de que la monótona acción se repite desde tiempos que ya se olvidaron, y que no hay mayor remedio que continuar. Está sola. Quizás esperando.

Su calma termina cuando Nieves se presenta. La quinceañera que huye no sabe lo que quiere, pero sí que le espanta casarse con un hombre muy mayor para ella. Quizás, metida entre plantas y flores, escondida en medio del huerto donde Amparo trabaja, pueda ser olvidada y no tenga que cumplir con el matrimonio forzado.

Antes de que el encuentro se torne tenso, hay comunión. En medio de una escenografía que podría remitir al distrito chinchano El Carmen –que se presenta en “Sadhaka”, puesta en escena que se estrena el jueves 6 de febrero en el Icpna de Miraflores–, en medio de los terrenos dominados por Amparo, la nula pericia y las ganas de huir de Nieves hacen que la mujer la tome bajo su manto. Ella le promete respuestas, le señala el fruto de un árbol, le dice cómo llegar. Allí es cuando inicia su camino.

“Ella, Amparo, de alguna manera, es el arquetipo de la autonomía. Una que trasciende el espacio y el tiempo”. Luis Alberto León y Enrique León, autores de la puesta en escena, coinciden en la descripción. Ana Chung, quien comparte la dirección con el primero, añade: “Ella va más allá de sí misma. Pareciera ser un oráculo, un ser que no pertenece a un solo lugar”.

En efecto, Amparo se retrata como aquel ser que vaticina el futuro, el que pone pruebas y anima al aprendiz o aspirante (o ‘Sadhaka’, para utilizar el título de la obra) a explorar, a equivocarse, a vivir. Y como si se tratara de una crítica o juego con las corrientes de pensamiento que indican un punto final, el lugar de las respuestas, ella señala el fruto de un árbol.

“Digamos que ese fruto podría ser el misterio que uno tiene que resolver por su cuenta –anota Luis Alberto León–. Aunque no sabemos si Nieves llega a conseguirlo. Quizás sí. El tema es que no hay que arrancar el fruto para saber qué es”.

“Aparte, está el hecho de que las respuestas están allí, en un lugar donde las puedes asir, como concretizándolas –agrega Enrique León–. Una suerte de cielo como espacio en el que uno se va a sentir mejor. Y Nieves cae en esa ilusión”.

“Y quizá la respuesta está en el camino que ella recorre”, cuestiona Chung.

ROMPER CADENAS

“Sadhaka” propone un viaje con fines pedagógicos para su protagonista. En algún momento, sin embargo, la relación aprendiz y maestra tiene que romperse, una suerte de rito de paso que se debe cumplir a rajatabla. Solo una puede vivir.

“El final de todo camino pedagógico debe ser la ruptura de la dualidad maestra-discípula, porque el aprendiz debe convertirse en un maestro, integrar a quien le enseñó mientras que ese otro desaparece –anota Enrique León–. Simbólicamente, se puede ver cómo matarla, pero no es una cuestión física: hace referencia a una separación necesaria para poder realizarse. De lo contrario, Nieves siempre dependerá de Amparo”.

“Aquí estamos hablando de una dependencia psíquica, emocional –anota Luis Alberto León–. Y lo que se busca lograr es la autonomía de poder generar tus propios puntos de vista, tus propias ideas”.

“Hay quienes llaman a ese momento madurez, pero es la idea de estar situado plenamente y sin la necesidad de depender de otros”, sentencia Enrique.

MÁS INFORMACIÓN

Lugar: Icpna de Miraflores. Dirección: Av. Angamos Oeste 120. Estreno: 6 de febrero. Temporada: hasta el 7 de marzo. Horario: jueves, viernes y sábado, 8 p.m. Entradas: obras.saladeparto.com/sadhaka/