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¿Es viable un gobierno de transición en Gaza y qué implica que lo lidere un exprimer ministro británico?
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En medio de la invasión del Ejército de Israel a Ciudad de Gaza, que ha recrudecido la violencia en el devastado territorio palestino, los discursos cruzados en la sesión 80 de la Asamblea General de las ONU en Nueva York y el reconocimiento del Estado palestino por parte de más de diez nuevos países han propiciado el surgimiento de un nuevo plan para el territorio palestino. Se trata de una Autoridad Internacional de Transición para Gaza (GITA).
La propuesta atribuida al gobierno de Donald Trump incluye 21 puntos y ha sido presentada a los líderes árabes esta semana por parte de Steve Witkoff, enviado especial para Medio Oriente del presidente estadounidense. Esta iniciativa busca ofrecer una salida política al conflicto de casi dos años en territorio gazatí y sería encabezada por el exprimer ministro británico Tony Blair. Pero, ¿es posible que prospere una propuesta de estas características?
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Desde su regreso a la Casa Blanca, el 20 de enero, por primera vez Trump ha dado a conocer un plan concreto para finalizar la guerra en Gaza. Esta vez el líder republicano no ha fantaseado con convertir el territorio palestino reducido a escombros en la Riviera de Medio Oriente, una idea que inclusive acompañó con un video generado por inteligencia artificial, o el del Fideicomiso para la Reconstitución, Aceleración Económica y Transformación de Gaza (GREAT Trust), en el que la franja sería controlada por EE.UU. durante al menos 10 años y en el que se le pagaría a los palestinos para ser reubicados.
La GITA contempla una administración temporal con respaldo internacional que sustituya la presencia militar israelí por un período de hasta cinco años y abra el camino hacia una eventual gobernanza bajo supervisión externa. Según el diario israelí “Haaretz”, el plan se basa en las administraciones que supervisan las transiciones a condición de Estado de Timor Oriental y de Kosovo.

Los países árabes han mostrado un interés en el proyecto estadounidense, que prevé una eventual unificación de todos los territorios palestinos bajo la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y en el que los palestinos no se verían obligados a dejar el enclave, un temor que surgió justamente con la idea estadounidense de convertir la zona en la Riviera del Medio Oriente. Ahora bien, estas naciones que escucharon a Witkoff habían puesto como condición para avanzar en el plan que se garantice un papel central para la ANP.
La situación es compleja, pues el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, depende de sus aliados ultranacionalistas, férreamente opuestos a cualquier iniciativa que implique renunciar a un control directo de Gaza. Por su parte, el movimiento extremista Hamás sería excluido de todo esquema de gobernanza, lo que plantea otra incógnita sobre el futuro del grupo en la zona. Y en paralelo, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, ha reiterado que su gobierno podría asumir la administración de Gaza si cesan los ataques y se garantiza el retorno de competencias institucionales.
A ello se suma la posible inclusión de Tony Blair. Y es que su presencia introduce un elemento de tensión debido a su reputación, que se vio severamente dañada tras respaldar la invasión estadounidense sobre Irak en el 2003 por parte del entonces mandatario George W. Bush.
Un buen punto de partida
Para el analista internacional Francisco Belaunde Matossian la viabilidad del plan está condicionada por múltiples obstáculos. “Depende primero de Netanyahu, porque su proyecto y el de sus aliados extremistas apuntan a sacar a los palestinos de Gaza. Este plan no va en ese sentido. Habrá que ver si es realmente serio, aunque los países árabes parecen interesados en la medida en que se otorgue un mayor rol a los palestinos. El problema es que Israel no quiere saber nada con la Autoridad Nacional Palestina, y eso genera un nudo difícil de resolver”, explicó a El Comercio.
Belaunde Matossian destaca que una autoridad internacional debería reemplazar a las tropas israelíes, un escenario poco probable bajo la actual coalición en el gobierno de Netanyahu. Además, el experto planteó una interrogante clave: ¿qué sucederá con Hamás? “La idea sería desplazar totalmente a Hamás de cualquier rol en la gobernanza de Gaza”, pero no está del todo claro en la GITA la manera o las formas en que este movimiento pierda su lugar en el enclave.

“Lo bueno es que esta idea de convertir a Gaza en una Riviera para millonarios, lo que hubiera implicado expulsar a la mayoría de la población, ha sido abandonada. Imagino que ningún país quiere prestarse a ese juego, menos naciones de la región. El tema es cuán serio es Trump con este asunto y hasta qué punto va a imponerse a Netanyahu. Este lunes 29 se van a reunir y recién veremos qué pasará con este plan. Hay muchos puntos por los que se genera una incertidumbre, pero como punto de partida me parece interesante”, agregó el analista internacional.
Sobre la figura del exprimer ministro de Reino Unido, Belaúnde es bastante cauto. “El prestigio de Tony Blair se cayó al suelo cuando apoyó la invasión de Irak. Eso sí puede generar choques, aunque no he leído que los países árabes lo hayan vetado. Lo que sí reclaman es un mayor protagonismo de la Autoridad Palestina, incluso a través de un comité de tecnócratas designados por ella”, sentenció.
Palestinos excluidos
Una visión más crítica plantea Ramiro Escobar. El profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) considera que la nueva propuesta de Estados Unidos carece de legitimidad.
“Lo correcto, y lo que está de acuerdo con el derecho internacional, es que Gaza sea gobernada por los propios palestinos. Forzar la presencia de un liderazgo externo, europeo y ajeno a la región, es un despropósito. Ni siquiera se ha considerado que pueda ser un representante árabe, y lo más grave es que no sabemos si se ha consultado a los propios palestinos”, manifestó a El Comercio.
Escobar es aún más tajante respecto a la participación de Blair en esta Autoridad Internacional de Transición para Gaza (GITA), la cual de aprobarse, de acuerdo a medios británicos, dirigiría una secretaria de hasta 25 personas y presidiría una junta directiva en la que participarían siete miembros que supervisarían un órgano ejecutivo que se encargará de administrar el enclave palestino.
“¿Cómo es posible que alguien que avaló la invasión ilegal a Irak sea llamado ahora a encabezar un gobierno transitorio en Gaza? Eso es como decir que, para Trump, Netanyahu y algunos aliados, el derecho internacional no vale nada", cuestionó el académico.

Ramiro Escobar también contextualiza la propuesta en el hostil clima diplomático que se está viviendo tras los ataques de Israel en la franja de Gaza. Y es que durante el reciente discurso de Benjamin Netanyahu en la Asamblea General de la ONU hubo una masiva ausencia de delegaciones, sumado al reconocimiento del Estado palestino por parte de países como Reino Unido, Francia, Portugal, Canadá y Australia, entre otros más, y el anuncio de Japón de que dará ese mismo paso.
“Esta propuesta [GITA] debería tener en cuenta el episodio suscitado en la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, que consistió en una ausencia masiva durante el discurso de Netanyahu y que está expresando un sentir mayoritario en la comunidad internacional y en contra de lo que está ocurriendo. Me parece que no se puede ser tan irracional como para no leer el gesto político y lo que ha venido pasando en los últimos días, como el reconocimiento del Estado Palestino por parte de varios países que antes eran, si no aliados de Israel, por lo menos bastante tolerantes [con esta nación]”, puntualizó.
Escobar también es crítico con Tony Blair, sobre todo por respaldar la invasión de EE.UU. sobre Irak hace 22 años. “Proponer a un británico [Tony Blair para comandar la GITA] justo después de que el Reino Unido reconoció a Palestina resulta incongruente. Creo que Blair manchó su currículum cuando se sumó a la invasión ilegal de Irak, junto con George W. Bush. Podría tratarse de un representante de algún país árabe, pero creo que lo primero que se tiene que ensayar es parar el genocidio y procurar que la propia Autoridad Palestina gobierne la franja de Gaza”, finalizó Escobar.
El futuro de la Autoridad Internacional de Transición para Gaza (GITA) dependerá de la reunión prevista entre Trump y Netanyahu para este lunes 29 en la Casa Blanca, donde se discutirán los alcances del plan. Por ahora, la interrogante persiste: ¿será posible instaurar una autoridad transitoria en Gaza que cuente con legitimidad local e internacional, o se trata solo de un nuevo capítulo en la larga lista de fórmulas inviables para el establecimiento de un estado palestino?
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Licenciado en Comunicación y Multimedios por la Universidad Mayor de Chile. Periodista deportivo formado en ISIL. Inicié mi carrera en el 2014, en Publimetro. He sido redactor en Zona Deportiva del Grupo El Comercio, Jefe Print Otras Marcas, Jefe de Contenido Calificado y editor del diario Depor. Hoy en Deporte Total y Mesa Central de El Comercio.










