Brindis, agasajos y promesas de cooperación fueron el telón de fondo de una cumbre excepcional entre los líderes de Rusia, Vladimir Putin, y de Corea del Norte, Kim Jong-un. Los gobernantes, ambos aislados por Occidente y bajo creciente presión internacional, dejaron en claro que fortalecer sus relaciones es una prioridad común. “Un viajo amigo es mejor que dos nuevos”, dijo Putin durante el almuerzo con Kim, quien llegó el martes al territorio ruso a través de un tren blindado.
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Kim, por su parte, no tardó en afirmar que su decisión de visitar Rusia, su primer viaje al extranjero desde la pandemia de COVID-19, es una prueba de cómo Pyongyang está “priorizando la importancia estratégica” de sus relaciones con Moscú. La última reunión entre ambos líderes ocurrió en una visita del norcoreano a la ciudad rusa de Vladivostok en el 2019.
En esta ocasión, el tren personal de Kim se detuvo en Khasan, una estación en la frontera entre Rusia y Corea del Norte, donde fue recibido por un guardia de honor militar, una banda de música y autoridades en una alfombra roja, según medios estatales norcoreanos.
Tras ello, el líder norcoreano se encontró con Putin y juntos visitaron las instalaciones en el cosmódromo de Vostochni, en el lejano oriente ruso, donde sostuvieron discusiones oficiales con sus delegaciones y luego cara a cara. Después participaron en una cena en honor del líder norcoreano.
“Estamos convencidos de que el ejército ruso y el pueblo ruso obtendrán una gran victoria en la lucha justa para castigar a los grupos malignos que persiguen la hegemonía y la expansión”, dijo el líder norcoreano frente a su homólogo ruso. “Aprovecho esta oportunidad para afirmar que siempre estaremos con Rusia”, agregó.
“Vamos a dar prioridad a la relación entre Corea del Norte y Rusia y a convertirla en la máxima prioridad de nuestra política exterior”, declaró Kim, cuyas palabras fueron recogidas por la televisión rusa.
Frente a Kim, Putin pidió un brindis en tono solemne por el “futuro fortalecimiento de la cooperación” con Pyongyang, de pie detrás de una larga mesa, rodeado de su ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, y de Defensa, Serguéi Shoigú, así como de altos funcionarios norcoreanos.
En cuanto al contenido de sus conversaciones con Putin, que se prolongaron más de dos horas, Kim dijo que ambos abordaron de forma “profunda” la situación “político y militar en la península coreana y en Europa”.
“Nuestra visita actual se produce en un momento de confrontación feroz en la arena internacional entre lo progresivo y lo reaccionario, entre la justicia y la injusticia, así como la construcción de un mundo multipolar”, dijo Kim.
Preocupación en Occidente
Más allá de los elogios y palabras fraternas, el punto más trascendental del encuentro fue el que dejó ver un posible apoyo bilateral en materia militar, algo que lleva un tiempo preocupando a la comunidad internacional.
De hecho, Washington ha advertido que la cumbre entre los dos dirigentes podría desembocar en un acuerdo de venta de armas para apoyar la ofensiva rusa en Ucrania.
Sobre este punto, Putin dijo que ve “perspectivas” de cooperación militar con Corea del Norte, a pesar de las sanciones internacionales a Pyongyang, aislado debido a sus programas nucleares y de misiles.
“Rusia respeta todas estas restricciones. Pero hay cosas de las que definitivamente podemos hablar, las estamos discutiendo (...) Y también hay perspectivas”, dijo a la televisión estatal rusa.
Coincidiendo con la cumbre, el Ejército surcoreano informó que Corea del Norte lanzó dos misiles balísticos no identificado al mar del Este / mar de Japón.
"Nuestras fuerzas armadas fortalecieron la vigilancia en preparación para más lanzamientos, al tiempo que se mantienen en alerta total en cooperación estrecha con Estados Unidos", agregó.
Corea del Norte ha efectuado este año numerosas pruebas armamentistas, la última de las cuales incluyó dos misiles balísticos de corto alcance el 30 de agosto.
En respuesta, Corea del Sur y Estados Unidos han reforzado la cooperación militar, con ejercicios militares conjuntos y maniobras navales con participación de Japón.
En respuesta, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió este miércoles 13 a todos los países respetar las sanciones impuestas a Corea del Norte.
“Toda forma de cooperación de cualquier país con Corea del Norte debe respetar el régimen de sanciones impuesto por el Consejo de Seguridad” de la ONU, dijo Guterres a periodistas.
Lim Soo-suk, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Sur, afirmó que “ningún estado miembro de la ONU debe violar las sanciones del Consejo de Seguridad contra Corea del Norte participando en un comercio ilegal de armas, y ciertamente no debe participar en una cooperación militar con Corea del Norte que socave la paz y la estabilidad de la comunidad internacional”.
La agencia AP explica que la especulación sobre la cooperación militar entre Moscú y Pyongyang creció después de que Shoigu, el ministro de defensa ruso, visitara Corea del Norte en julio. Posteriormente, Kim recorrió sus fábricas de armas, que los expertos dijeron que tenían el doble objetivo de fomentar la modernización de las armas de Corea del Norte y examinar la artillería y otros suministros que podrían exportarse a Rusia.
Aliados necesarios
En medio de sus crecientes enfrentamientos con Occidente, es evidente que Rusia y Corea están impulsados por la necesidad de intercambiar apoyos. De un lado, Pyongyang podría beneficiarse de ayuda económica y tecnología militar. Del otro, Moscú está frente a la oportunidad de recargarse de municiones que le hacen falta para continuar librando la guerra que desató en Ucrania.
“Kim y Putin han sido aislados por Occidente, pero la guerra en Ucrania ha elevado la importancia del líder norcoreano para el Kremlin. La invasión de Putin se ha prolongado durante casi 19 meses, necesita aliados y Corea del Norte es uno de los pocos países que está dispuesto a suministrar armas a Rusia”, dice “The New York Times”.
El medio enfatiza que a pesar de las sanciones internacionales y las dificultades económicas internas, Corea del Norte opera uno de los ejércitos permanentes más grandes del mundo y tiene una industria de defensa vigorosa.
Los funcionarios estadounidenses han advertido repetidamente que Corea del Norte estaba enviando proyectiles de artillería y cohetes para las tropas rusas en Ucrania, algo que va en línea con su búsqueda de armas en otras naciones aisladas.
“Un Putin cada vez más aislado ha estado rebuscando armamento entre otras naciones parias. Irán se convirtió en un proveedor clave de los drones que matan rutinariamente a civiles ucranianos (Irán ha negado el suministro de armas a Rusia a pesar de las pruebas que demuestran lo contrario). Ahora, Corea del Norte puede estar a punto de desempeñar un papel más importante, ayudando potencialmente a Rusia en su guerra ilegal”, dice la periodista internacional Frida Ghitis en una columna de opinión para CNN.
Los analistas también han alertado de que Pyongyang busca ayuda para modernizar sus envejecidos equipos de la era soviética, en especial para sus fuerzas aérea y naval.
Tras el final de la cumbre en el cosmódromo de Vostochni, se informó que el líder norcoreano aún permanecerá en Rusia, donde visitará fábricas de aviones en la ciudad de Komsomolsk del Amur e instalaciones militares en Vladivostok.Según Putin, Kim “viajará después a Vladivostok”, donde el Ministerio de Defensa ruso le mostrará las capacidades de la Flota del Pacífico de la Armada Rusa.
Sebastien Adins
Internacionalista de la PUCP
- ¿Cuál es el punto más relevante de la cumbre? ¿Qué es lo que preocupa más a Occidente?
Altos funcionarios del Kremlin han hablado de una cooperación multidimensional. Es decir, aparentemente se va a cooperar en temas como agricultura y el económico, pero lo que más resalto es el tema militar. No es ninguna coincidencia que la cumbre se realizara en un cosmódromo, que es el más importante en la zona asiática de Rusia, desde ahí se lanzan los cohetes rusos al espacio. Eso es lo más preocupante porque Corea del Norte ha sido un país sumamente aislado, tiene varios paquetes de sanciones en su contra y ahora la gran pregunta que todos nos hacemos es cómo Rusia podrá cooperar con Corea del Norte sin violar este régimen de sanciones.
- ¿Qué buscan Putin y Kim Jong-un respectivamente?
En el caso de Corea del Norte es más fácil entender la figura. Es el país más aislado. Hasta antes del 2020 por lo menos tenía tenía vínculos comerciales con China, pero luego empezó la pandemia y en los últimos años Corea del Norte ha estado completamente hermético del resto del mundo. Aunque sabemos muy poco sobre la situación interna, se habla de una crisis alimentaria. Entonces Corea del Norte busca romper el aislamiento. Dicho sea de paso, llama mucho la atención que la primera visita de de Kim Jong-un en tres años ha sido a Rusia y no a China.
Desde la perspectiva rusa, creo que hay un tema más de coincidencias geopolíticas. Lo que está haciendo Putin ahora es romper con una larga tradición de aislamiento en cuanto a Corea del Norte y hay que verlo también en el contexto de las necesidades militares que tiene Rusia. Como se sabe, Corea del Norte tiene una gran producción de armamento. En segundo lugar está la necesidad de hacer un statement de que ahora más que nunca Rusia tiene una política anti occidental y eso impulsa esa cooperación o posible diálogo con Corea del Norte, quizá el país más anti occidental de todo el mundo.
- ¿Qué consecuencias puede traer esta cumbre para EE.UU. y Occidente?
Para empezar, no sabemos qué es lo que realmente se ha discutido en la cumbre, pero muchos sospechamos que Corea del Norte podría, por ejemplo, venderle o intercambiar con Rusia artillería. Si bien es cierto que la contra ofensiva ucraniana no ha tenido tanto éxito hasta la fecha, el consumo de artillería por parte de Rusia en Ucrania ha sido una cosa extraordinaria, así que hemos visto el acercamiento también a Irán, de donde Rusia compra los drones. Ahora quizás Rusia podría también comprarle armamento a Corea del Norte. Creo que ese el el principal efecto directo hacia Occidente. Corea del Norte podría de facto convertirse en un aliado, no solamente socio, de Rusia en Ucrania.