En un mundo lleno de conflictos y tensiones, las noticias sobre drones que llegan con más frecuencia incluyen escenas de explosiones, muerte y terror. Pero no en Nepal. Por estos días, el municipio rural de Khumbu Pasang viene desplegando aeronaves no tripuladas sobre las partes más elevadas del Himalaya con un objetivo más bien edificante: limpiar de basura y desechos el Everest, el pico más alto del planeta.
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Los drones que vuelan alrededor de la cordillera asiática forman parte de un proyecto que busca recolectar diez toneladas de residuos que resplandecen sobre el hielo como una prueba irrefutable de que no hay lugar que los humanos no puedan contaminar.
Es la primera vez que las autoridades nepalíes recurren a los drones para limpiar la montaña. Por años, la gigantesca tarea de retirar los residuos recayó sobre los sherpas (etnia que habita en las regiones montañosas del país) y los miembros del ejército, quienes debían atravesar por la peligrosa cascada de hielo de Khumbu llevando consigo grandes cantidades de basura.
“Queremos aliviar la carga de los sherpas que arriesgan su vida transportando basura. Incluso quitar un pequeño trozo de chocolate puede resultar una tarea desafiante a esas alturas”, dijo a la revista estadounidense “Outside” Jagat Prasad Bhusal, director administrativo del municipio que supervisa el lado nepalí de la montaña.
El funcionario afirmó que el uso de drones se realiza como un piloto y que, si resulta exitoso, estas aeronaves se emplearán en toda regla para transportar basura desde los 6.400 metros de altura, donde está el Campo II, la próxima temporada.
Vertedero de basura
Los desechos que se acumulan cada año en el Everest han hecho que muchos se refieran a él como el basurero más alto del mundo. Mientras más aventureros lo visitan, más son los desperdicios que dejan atrás.
La crisis alcanzó un nivel tan preocupante que el Gobierno Nepalí decidió en el 2014 obligar a los montañistas a descender del pico con al menos 8 kg de basura o perder un depósito de 4.000 dólares si no cumplían. También se instauró el uso obligatorio de chips para localizar a los alpinistas.
Una de las directrices más recientes estipula que quienes realicen expediciones a la zona tendrán que recoger sus heces y llevarlas al campamento base para ser procesadas.
Además de desperdicios y restos de campamentos, las partes más altas de la montaña esconden los cadáveres de al menos cinco personas, los cuales se espera recuperar durante la campaña de limpieza.
En el 2023, Nepal llegó a un acuerdo con The NeverRest Project, compañía especializada en ingeniería medioambiental, para movilizar a especialistas en montaña y alpinistas con el fin de acabar con los residuos depositados en el Everest.
Aunque Nepal anunció muchas reglas para el montañismo en el pasado, varias no se han implementado adecuadamente, señala la BBC. “Una de las razones principales es la ausencia de oficiales de enlace sobre el terreno. Se supone que hay funcionarios del gobierno con equipos de expedición en los campamentos base, pero muchos han sido criticados por no presentarse”, indica.
Desde el aire
El problema de los residuos en lugares de difícil acceso como el Everest y otras cumbres del Himalaya ha llevado a muchos expertos a pensar en los drones como una solución.
Una iniciativa que ha llamado la atención es la que propone la start-up británica Ellipsis Earth. Usando drones equipados con cámaras, Ellipsis mapea la ubicación de la contaminación plástica y recolecta información que puede resultar clave para terminar con los residuos.
Ellipsis utiliza un software de computadora y reconocimiento de imágenes que puede identificar el tipo y tamaño de plástico y hasta el origen o marca de la basura. Una forma más de emplear la tecnología con un enfoque ambiental.
JUAN YAMAMOTO
Experto en vehículos no tripulados en el Perú e instructor del Instituto Superior Tecnológico Elmer Faucett
Contrariamente a lo que se podría pensar, el dron está presente en todas las actividades comerciales. Si hablamos del Perú, en solo 10 años hemos visto el paso de drones primitivos a digitales, en los que la señal, los comandos y la inteligencia artificial han evolucionado muchísimo. Hasta el 2023 había más de 20 mil drones pululando en el Perú, donde su uso se empezó a masificar en el 2012. Incluso hay un número importante de personas que viven del uso comercial de los drones.
Su uso civil tiene un potencial inmenso. Los rubros en los que más se utilizan los drones hoy en nuestro país están vinculados a la topografía y la cartografía. También se emplean para hacer tomas aéreas para vigilancia, inspecciones de obras, evaluación de daños y prevención de desastres. Otras áreas son las actividades educativa y minera, el cine y la seguridad ciudadana.
Como parte de mi trabajo, he realizado capacitaciones en el uso de drones en Usaid (Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional) para inspecciones en la selva que permitan detectar actividades de minería ilegal o invasión de zonas protegidas. También hemos capacitado a mineras y a regiones del país.
Es un error limitar su uso al aspecto militar. De hecho, en el Perú el uso del dron en ese rubro no ha sido espectacular, pero sí lo ha sido el desarrollo comercial.
Usar drones para levantar basura en el Everest me parece genial porque se trata de aeronaves que no usan combustibles fósiles sino que son eléctricos, y por ello tienen una mejor adaptación a la altura. Pueden volar con más facilidad que un vehículo no tripulado que usa combustible fósil. Es importante usar estas aeronaves para resolver una necesidad.