
Desde el 8 de mayo, cuando los 133 cardenales en el cónclave eligieron al cardenal Robert Prevost como el nuevo jefe de la Iglesia Católica, se ha hablado de su perfil, su nacionalidad, su fuertísimo vínculo con el Perú, su vestimenta, sus oraciones en latín y si seguirá o no la senda de Francisco, su antecesor.
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El Papa León XIV ha dado algunas señales hacia donde irá su pontificado, aunque el camino será largo y lleno de inmensos desafíos. En este recorrido que recién empieza no solo deberá liderar a los 1.400 millones de católicos del mundo, sino que para ello tendrá que gobernar un entramado de complejas instituciones que constituyen la curia romana, la parte menos divina de la iglesia pero que permite su funcionamiento legal, económico y judicial.
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No olvidemos que el pontífice no solo es el líder espiritual de la Iglesia Católica, sino también es jefe de Estado del Vaticano, y como tal es la cabeza de una institución jerárquica responsable de asuntos doctrinales, de fe y moral, pero también de diplomacia y gestión. Y para ello necesita contar con gente de su confianza para llevar a cabo un gobierno eficiente, pero que históricamente siempre ha lastrado intrigas y corrupción.

Hasta el momento, León XIV ha confirmado todos los cargos de la curia, ratificando la confianza de quienes rodeaban a Francisco, pero eso no quiere decir que el nuevo pontífice pronto no empezará a mover sus fichas para establecer su propio círculo cercano de asesores.
“Esto, por un lado, podría significar una confirmación de que el nuevo Papa piensa seguir por la senda trazada por el papa Francisco y que confía en el criterio de su predecesor al elegir a los altos funcionarios”, señala a El Comercio Ana Reinoso, coordinadora del área de Historia y Sociedad de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM). “Por otro lado, ello también podría indicarnos que el Papa es bastante prudente, ya que gestionar cambios de entrada puede resultar abrupto o premeditado. Según sus propias palabras, el Papa ha considerado tomar un tiempo para reflexionar a la luz de la oración y, luego de este tiempo, llevar a cabo nombramientos definitivos”, agrega.
Uno de los confirmados ha sido el cardenal Pietro Parolin en la Secretaría de Estado, uno de los cargos más importantes en el Vaticano pues se trata del responsable de las relaciones diplomáticas de la Santa Sede y de la gestión de los asuntos internos de la Iglesia. Parolin, además, fue el candidato de los cardenales italianos en el cónclave, pero no logró la adhesión necesaria para convertirse en pontífice.
Las reformas de Francisco
En el 2022, el papa Francisco pudo cristalizar uno de los cambios que más anhelaba: la reestructuración de la curia con el objetivo de darle mayor eficiencia y transparencia, pero también de descentralizarla y así dar más autonomía a las diócesis locales.
En este cambio, se reformularon algunos dicasterios y se creaban otros, como el Dicasterio de la Evangelización, cuyo prefecto es el propio pontífice, y también se permitió el nombramiento de laicos y mujeres en organismos claves de la administración. Es el caso de la Secretaría de Asuntos Económicos, a cargo del español Maximino Caballero Ledo; o del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, dirigido por la economista y religiosa italiana Alessandra Smerilli.
Como señala la historiadora Reinoso, nada indica que León XIV vaya a dar marcha atrás en el deseo de construir una iglesia sinodal, más universal. “Esta reforma tomó largo tiempo y fue demandada por el Colegio Cardenalicio desde la elección del papa Francisco en el 2013. La nueva constitución apostólica ‘Praedicate evangelium’ es un texto legislativo que recoge las demandas de reforma en cuanto a la composición de los dicasterios con el objetivo de poner a la curia al servicio de una Iglesia universal”, expresa.
Cuando aún era cardenal, Robert Prevost estuvo a cargo del Dicasterio de los Obispos y desde ese importante cargo pudo nutrirse de la realidad del gobierno vaticano. Esa experiencia, sin duda, la volcará estando a la cabeza de la Iglesia.
Uno de sus primeros nombramientos ha sido el más significativo para el Perú. León XIV designó al sacerdote chiclayano Edgard Iván Rimaycuna Inga como su secretario personal. Desde la semana pasada ya se le puede ver al lado del pontífice en cada una de sus actividades.
Ambos se conocen desde el 2005, cuando Rimaycuna ingresó al seminario Santo Toribio de Mogrovejo, en la capital lambayecana, donde Prevost fue obispo. El peruano se convirtió en vicario parroquial en la iglesia Santa María Catedral, de Chiclayo, y ambos trabajaron juntos.










