El presidente de Rusia, Vladimir Putin, aprobó el martes una nueva doctrina que permite respuestas con armamento nuclear ante ataques convencionales que amenacen la soberanía de su país y de Bielorrusia. La medida se dio dos días después de que el mandatario de Estados Unidos, Joe Biden, autorizara a Ucrania a usar misiles de largo alcance estadounidenses ATACMS contra territorio ruso. ¿Qué implica lo decretado por el líder ruso? ¿Estamos ante una inminente guerra directa entre Rusia contra EE.UU. y sus aliados de la OTAN?
Horas después del anuncio de Putin, Ucrania efectuó su primer ataque con misiles de largo alcance estadounidenses contra Rusia. De acuerdo con el ministerio de Defensa ruso, Kiev disparó seis misiles ATACMS, de los cuales cinco fueron interceptados por las baterías antiaéreas S-400 y Pantsir y uno impactó contra una instalación militar en la región fronteriza de Briansk.
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“Como resultado, se declaró un incendio que fue operativamente extinguido. No hay muertos ni heridos”, señaló el ministerio de Defensa de Rusia en un comunicado.
En este punto, cabe precisar que hasta el momento Estados Unidos no ha confirmado de manera oficial la autorización a Ucrania. Han sido medios estadounidenses como The New York Times y The Washington Post los que han divulgado la noticia. Estos mismos diarios habían indicado que Washington solo permitirá el uso de los ATACMS contra objetivos militares en la región fronteriza de Kursk, donde fuerzas rusas apoyadas por norcoreanas tratan de recuperar territorio conquistado por los ucranianos desde agosto.
Tras el ataque ucraniano, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, prometió una respuesta acorde al disparo de misiles ATACMS y dijo que la acción abre una “nueva fase” de la guerra iniciada en febrero del 2022.
“Si hay un lanzamiento de misiles de largo alcance desde Ucrania hacia el territorio ruso quiere decir que estos son operados por expertos militares de Estados Unidos. Consideramos que se trata de una nueva fase de la guerra de Occidente contra Rusia y reaccionaremos en consecuencia”, declaró Lavrov a la prensa en Rio de Janeiro, después de la cumbre del G20.
El canciller insistió en que no es posible usar esos misiles “sin la ayuda de expertos y de instructores de Estados Unidos” que brindan “datos satelitales, la programación y el objetivo”.
Además, consideró que el uso de los misiles ATACMS contra el territorio ruso es “una señal” de que Ucrania y Occidente “quieren una escalada”.
Ucrania había pedido desde hace tiempo la autorización de usar armas de largo alcance entregadas por Occidente para atacar bases militares desde las cuales Rusia lanza sus bombardeos y contrarrestar el avance de las tropas rusas en el este ucraniano.
La nueva doctrina nuclear
La nueva doctrina nuclear firmada por Putin amplía la posibilidad de Rusia de utilizar armas atómicas en caso de un ataque “masivo” por parte de un país no nuclear, pero apoyado por una potencia nuclear, en clara alusión a Ucrania y Estados Unidos.
El documento detalla las condiciones para el uso de armas nucleares y señala que podrían utilizarse en caso de un ataque aéreo masivo que involucre misiles balísticos y de crucero, aeronaves, drones y otros vehículos voladores.
Así, Rusia ha ampliado de manera significativa los motivos para el posible uso de armas nucleares en comparación con la versión anterior del documento, que establecía que el país podría recurrir a su arsenal atómico en caso de un ataque con misiles balísticos.
De acuerdo con la agencia AP, cuando se le preguntó el martes al portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, si un ataque ucraniano con misiles estadounidenses de largo alcance podría potencialmente desencadenar una respuesta nuclear, este respondió afirmativamente.
El documento también señala que la agresión contra Rusia por parte de un miembro de un bloque o coalición militar será vista como “una agresión de todo el bloque”, una clara referencia a la OTAN.
Anteriormente, Putin había advertido a Estados Unidos y su aliados de la OTAN que permitir que Ucrania utilice armas de largo alcance suministradas por Occidente para atacar territorio ruso significaría que Rusia y la OTAN están en guerra.
¿Nos acercamos a una guerra total tras la nueva doctrina nuclear de Rusia? Roberto Heimovits, especialista en temas internacionales, le dijo a El Comercio que no se podría asegurar que estamos ante un inminente conflicto generalizado.
“Habría que analizar tres aspectos. En primer lugar, responder a un ataque convencional quiere decir que no se usan ni armas químicas, ni biológicas, ni nucleares, eso no es tan nuevo. En los años 50 y 60, la Unión Soviética tenía en Europa una superioridad convencional muy grande sobre la OTAN, con muchos más tanques, más divisiones, más artillería, etc. Y además el ejército soviético era bastante mejor de lo que ahora es el ruso. Y así la OTAN adoptó una política ambigua, no tan explícita, pero sí dio a entender que si un ataque convencional lograba penetrar sus líneas, como apoderarse de parte de Alemania occidental por ejemplo, sí iba a responder con armas nucleares, aunque la Unión Soviética no las usara primero. Entonces, no es Putin el primero en decirlo”, manifestó Heimovits.
“En segundo lugar, la declaración de Putin, este supuesto cambio de doctrina nuclear, es poco creíble y también es peligroso. Es poco creíble porque Putin ya ha amenazado con usar armas nucleares cuando Estados Unidos le dio el sistema HIMARS a Ucrania. Amenazó con usar armas nucleares cuando Estados Unidos decidió darle el tanque Abrams M1 y también cuando les dio los aviones F-16. Así que todo el tiempo Putin está amenazando con esto. Es peligroso porque estas constantes amenazas nucleares pueden tener un efecto desestabilizador. Se supone que el arma nuclear es de último recurso”, indicó Heimovits.
“Y en tercer lugar, es poco creíble que Putin piense usar sus armas nucleares ahora en respuesta a los ataques ucranianos, con este permiso estadounidense, porque el presidente ruso está esperando a que Donald Trump suba al poder el 20 de enero en Estados Unidos y presione a Ucrania para aceptar un acuerdo ventajoso para Rusia. Así que aún si quisiera usarlas, en verdad es poco probable que la use en estos meses”, remarcó.
Heimovits también consideró que este cambio de doctrina rusa podría buscar asustar o disuadir a Estados Unidos y a sus aliados de seguir dándole ayuda a Ucrania.
“Así como para Rusia parece ser importante conquistar a Ucrania, para la OTAN también es muy importante que Ucrania permanezca como un país independiente, porque su conquista fortalecería mucho a Rusia y le daría apetito para nuevas aventuras bélicas. Así que difícilmente va a disuadir a Estados Unidos”, sostuvo.
Heimovits indicó que Rusia ya está escalando el conflicto con la entrada de unos 10.000 soldados de Corea del Norte en la guerra.
“Es extraño y podría ser una muestra de debilidad de la Rusia de Putin, ¿por qué un país de 145 millones de habitantes necesita traer soldados extranjeros para que le ayuden a pelear en sus guerras?”, preguntó.
El armamento nuclear de Rusia y Estados Unidos
Rusia posee el mayor arsenal de cabezas nucleares del mundo, unas 5.580, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI).
De ellas, unas 1.200 están retiradas pero prácticamente intactas y unas 4.380 están almacenadas para las fuerzas operativas.
De las ojivas almacenadas, 1.710 estratégicas están desplegadas: unas 870 ojivas en misiles balísticos terrestres, unas 640 en misiles balísticos lanzados desde submarinos y 200 en bases de bombarderos pesados.
Por su parte, Estados Unidos tiene 5.244 cabezas nucleares, de las cuales 1.670 están desplegadas, 1.938 sin desplegar y 1.536 desmanteladas.
Con esas armas, tanto Rusia como Estados Unidos podrían destruir el mundo varias veces.
Durante la Guerra Fría, la Unión Soviética alcanzó un máximo de unas 40.000 cabezas nucleares, mientras que el máximo estadounidense fue de unas 30.000.