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Bloqueo de vías, protestas y cientos de detenidos: ¿Por qué el flamante primer ministro de Macron fue recibido por una Francia en llamas?
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Sébastien Lecornu comenzó su mandato como nuevo primer ministro de Francia este miércoles 10 en medio de la furia de la ciudadanía: la ceremonia que lo convirtió en el flamante jefe de gobierno se realizó a la par de que manifestantes provocaban incendios, bloqueaban carreteras y chocaban con la policía en París y otras partes del país, lo cual derivó en la detención de más de 500 personas.
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Más de 80 mil agentes de la policía fueron desplegados en todo el territorio nacional para enfrentar esta protesta titulada “Bloquons Tout” (“Bloqueemos todo”), un movimiento nacido en las redes sociales en que los manifestantes expresan su frustración con el presidente Emmanuel Macron y las políticas de austeridad y ajuste presupuestario que promueve su gobierno.
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Y es que al elegir a un aliado cercano como Lecornu, hasta ahora ministro de las Fuerzas Armadas, Macron demostró que no está todavía listo para cambiar de rumbo en sus impopulares políticas de austeridad que han unido tanto a la izquierda como a la derecha extrema en su contra y que han llevado a cuatro cambios de primer ministro en el segundo mandato de Macron, que empezó en el 2022.

Debido a que nació como un fenómeno en las redes sociales, es difícil determinar un liderazgo para el movimiento “Bloqueemos todo”, aunque sus demandas tienen un marcado carácter de izquierda, pidiendo mayores impuestos para los más ricos, mayor inversión en servicios públicos, la congelación de alquileres y hasta la dimisión de Emmanuel Macron.
“Estamos hartos de que los más ricos se aprovechen (...) Queremos más salario, trabajamos el doble o incluso el triple, pero no logramos sacar cabeza”, afirmó una de las manifestantes en Marsella a periodistas de la agencia AFP.
Si bien la manifestación cayó por debajo de su aspiracional deseo de “bloquear todo”, sí causó focos de interrupción generalizada e incluso provocó el incendio de un autobús en la ciudad de Rennes, además del cierre de una línea de tren.

El gobierno galo temía una repetición de las protestas de los chalecos amarillos que paralizaron Francia durante meses entre los años 2018 y 2019, y ello no se dio esta vez. Sin embargo, este alivio podría ser solo momentáneo, ya que los principales sindicatos han anunciado una huelga masiva para el jueves 18.
Una crisis que se repite
Para Enrique Banús, internacionalista y director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Piura, las actuales protestas son muestra de un malestar político más profundo en Francia, donde problemas económicos y un desencanto con el mandatario han llevado a un punto de ebullición en sectores de la población.
Sin embargo, para el especialista la principal causa de la crisis es la debilidad del gobierno de Macron, cuya jugada de adelantar las elecciones parlamentarias en el 2024 dejó a la Asamblea Nacional -la cámara baja del Parlamento- dividida en tres bloques duros de izquierda, ultraderecha y la centroderecha gobernante.

“Hay una razón política (para esta crisis) que es que Macron no tiene una mayoría clara y asentada en el Parlamento, así como una política del desgaste desde la derecha y desde la izquierda”, apunta Banús. “Y esto se transmite en que una parte importante del mensaje de los manifestantes es que renuncie Macron, que la situación no se soluciona cambiando al primer ministro, sino que la causa es él”.
Un prospecto muy improbable, ya que el mandatario ha dicho en repetidas ocasiones que no dimitirá. “Lo que considero que va a pasar es que se va a prorrogar más la agonía”, indica Banús. “A ver si el nuevo primer ministro tiene un poco más suerte y pueda conseguir apoyos un poco más estables, sin plantear medidas muy controversiales para así llegar a las siguientes elecciones”, considera el experto. “Aunque esto podría tener la consecuencia de reforzar cada vez más los extremos y debilitar el centro político”.

Una empresa difícil, ya que el flamante primer ministro tiene como principal misión el elaborar los presupuestos para el 2026, una poco envidiable tarea de intentar sanear las arcas públicas, cuya deuda ronda el 114% del PBI, sin que el partido en el poder cuente con una mayoría en el Parlamento y con manifestantes reclamando mayor justicia social.
Esta misma empresa provocó la caída de sus predecesores Michel Barnier y François Bayrou, quién este lunes 8 recibió un voto de no confianza al intentar forzar por el Parlamento un plan presupuestario que preveía un recorte del gasto público de 44.000 millones de euros (51.600 millones de dólares) y la supresión de dos días feriados. Fueron estos planes también los que energizaron el movimiento de “Bloqueemos todo” para salir a las calles este miércoles 10.
¿Un nuevo rumbo?
Bajo estas circunstancias, un cambio de estrategia es necesario, algo que ha mencionado Lecornu prometiendo “una ruptura de forma y de fondo” frente a quienes lo antecedieron en el cargo, prometiendo reunirse con todas las fuerzas políticas del país para llegar a un consenso.
Pero Banús considera que llegar a acuerdos no será sencillo, sobre todo en un país que, gracias a una tradición de ser gobernada por amplias mayorías, no cuenta con un historial de forjar alianzas entre partidos en situaciones complejas y fragmentarias como las actuales.

“No hay una cultura política de la negociación y de un gobierno más complejo y eso se nota ahora”, remarca. “En circunstancias donde hay muchos partidos y grupos pequeños, se hace muy fácil que alguien rompa la baraja, se sienta ofendido o que algún personaje aproveche la situación para perfilarse ante la opinión pública y abandone un barco que considera hundido. Son dinámicas muy complejas que requieren de personalidades políticas muy avezadas para sacar a flote esa situación”.
Esto también hace que sea difícil predecir cómo se desarrollará el premierato de Sébastien Lecornu. “Quizás consiga fomentar un ambiente de diálogo, de consenso y de aceptación. Hay que ver si tiene más suerte o será el próximo en caer”, puntualiza Banús.
Según se adelantó, Lecornu recibió en su primer día de gestión a los líderes de los partidos Renacimiento, Los Republicanos y Horizontes, las tres fuerzas que sustentaron el gobierno de Bayrou. También han contactado a las fuerzas de izquierda Los Verdes y el Partido Socialista, este último esencial para que el incipiente gabinete logre sobrevivir una moción de censura y dote a Francia de un presupuesto para el 2026.
Aún no ha trascendido si el gobierno ha tenido una aproximación con la ultraderechista Agrupación Nacional, de Marine Le Pen, o el partido de extrema izquierda La Francia Insumisa, de Jean-Luc Mélenchon, pero ambos ya han adelantado que barajan propiciar una moción de censura contra el gobierno.










