Yulia Navalnaya, la viuda del fallecido líder opositor ruso Alexei Navalny, ha empezado a tener un papel relevante en la política de Rusia y rápidamente se ha convertido en la esperanza para unir a la fragmentada oposición al presidente Vladimir Putin.
El lunes, tres días después de la muerte de su marido, Yulia Navalnaya publicó un video de 9 minutos en el que prometió continuar con el legado de Navalny. “No tengo derecho a rendirme”, dijo en la grabación que fue divulgada en la redes sociales del líder opositor.
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“Hace tres días, Vladimir Putin mató a mi marido, Alexei Navalny. Putin mató al padre de mis hijos”, afirmó conteniendo las lágrimas.
Navalnaya, quien vive en el exilio en Alemania, pidió a los rusos a unirse a ella “para compartir no sólo la aflicción y el dolor interminable que nos ha envuelto y atenazado, sino también mi rabia”.
“Voy a continuar el trabajo de Alexei Navalny y seguiré luchando por nuestro país”, dijo Navalnaya. “Les pido que se queden a mi lado, no solo durante la pena y el interminable dolor que nos ha rodeado y no nos deja. Les pido que compartan mi rabia: que compartan mi rabia, mi ira y mi odio hacia quienes se han atrevido a matar nuestro futuro”.
Hasta no hace mucho, Navalnaya se había negado a involucrarse activamente en política. El año pasado declaró a la revista alemana Der Spiegel que no creía que esa fuese “una idea con la que quiera jugar”.
Navalnaya, de 47 años, siempre ha estado al lado de Navalny, apoyándolo en sus campañas, las protestas que organizaba y buscando su libertad cuando era encarcelado, pero nunca había intentado reclamar protagonismo, algo que ella misma hizo notar en su mensaje del lunes. “No debería haber estado en este lugar, no debería haber grabado este víieo”.
Ahora, el mensaje es visto como el lanzamiento de una nueva dirigente opositora que podría unir al fracturado movimiento prodemocrático contra Putin que, como señala el diario The New York Times, está plagado desde hace tiempo de luchas internas y egos enfrentados, además de haber sido diezmado por la represión, el encarcelamiento, el exilio o la muerte de varios de sus líderes más destacados.
“Sé que parece imposible hacer más, pero tenemos que hacerlo: unirnos en un puño fuerte y golpear con él a este régimen enloquecido, a Putin, a sus amigos y a sus bandidos de uniforme, a estos ladrones y asesinos que han paralizado a nuestro país”, dijo en la grabación.
El martes, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, respondió a Navalnaya y calificó de “infundadas” y “groseras” las acusaciones de que Putin asesinó a su marido.
El viernes, las autoridades rusas confirmaron que Navalny fue hallado muerto en la remota prisión del Ártico a la que fue trasladado en diciembre. Hasta ahora no se informa sobre la causa del fallecimiento. Tampoco ha sido entregado a sus familiares el cadáver del opositor.
La red social X restableció el martes, tras una breve suspensión, la recién creada cuenta de Yulia Naválnaya.
Al intentar abrir la cuenta, que reunió a unos 100.000 seguidores en 24 horas, aparecía el mensaje de "Cuenta suspendida" por la violación de las reglas de la red social, sin ofrecer más detalles.
Tras un revuelo mediático, el acceso a la cuenta fue restaurado.
En total, la sanción duró cerca de 45 minutos y hasta la tarde del martes Naválnaya tenía ya más de 110.000 suscriptores, 10.000 más que antes del bloqueo.
"Una nueva Corazón Aquino"
¿Está surgiendo un nuevo liderazgo en Rusia encabezado por Yulia Navalnaya? El analista internacional Fredo Arias-King cree que sí. En una entrevista con CNN, dijo que “la esposa de Navalny puede ser una nueva Corazón Aquino, puede unificar a una oposición donde su esposo era bastante controversial y no tenía buena relación con varias ramas del movimiento democrático en Rusia. Él nunca quiso cooperar con otros actores importantes de la oposición democrática, pero Yulia puede hacerla como Corazón Aquino, como Violeta Chamorro, que cuando mataron a sus esposos en Filipinas y Nicaragua, respectivamente, ellas fueron las que salieron del anonimato a retar al dictador y, eventualmente, a derrocarlo”, aseveró.
“Navalny era nacionalista y además estuvo medio a favor de la anexión de Crimea en el 2014, eso es algo que desalentó a muchos sectores de la oposición, los liberales rusos tradicionales, de cooperar con él. Pero Yulia, su viuda, puede ser el catalizador para cooperar con, por ejemplo, una facción muy interesante de la oposición rusa encabezada por Ilya Ponomarev, quien fue el único miembro de la Duma que votó contra la anexión de Crimea y se tuvo que escapar de Rusia. Él vive en Kiev y desde ahí organizó una especie de Parlamento en el exilio con exdiputados rusos antiPutin. Él también lidera un grupo armado de voluntarios rusos que están en Ucrania bajo el mando de las fuerzas militares ucranianas y que hacen acciones de sabotaje dentro de Rusia. Ponomarev ha tuiteado que Yulia debería ser el catalizador para abrir las puertas en Occidente, que ahora es el momento porque la simpatía que tienen muchos líderes mundiales hacia Navalny no debe ser desperdiciada”, anotó Fredo Arias-King.
Los analistas también creen que si Navalnaya quiere garantizar que el movimiento de su marido mantenga un papel relevante, ahora es su momento.
Boris Bondarev, un exdiplomático ruso que renunció en el 2022 en protesta por la invasión de Ucrania, le dijo a CNN que la decisión de la viuda dirigirse a los líderes mundiales en la Conferencia de Seguridad de Múnich pocas horas después de que se confirmara la muerte de su marido, la coloca en una “posición poderosa”.
Además, el lunes ella se reunió con los ministros de Asuntos Exteriores europeos en Bruselas.
“Si ofrece una amplia participación de todas las fuerzas de la oposición en pie de igualdad, la situación cambiará”, afirmó Bondarev. Si no lo hace, con el tiempo “la gente se despertará y verá que nada cambia”, manifestó el analista en referencia al enfoque que le dio Navalny a su Fundación Anticorrupción, que nunca logró unir a la oposición.
Por su parte, el exembajador de Estados Unidos en Rusia, Michael McFaul, habló con la cadena estadounidense NBC y dijo que Yulia era una “intrépida mujer de principios”. Añadió que tiene todas las credenciales para tener un papel más público.
“Navalny no podría tener mejor compañera en la vida que Yulia Navalnaya. Ella comparte sus convicciones, su valentía, su audacia”, manifestó McFaul.
“Ella también ha criado y protegido a sus dos hijos de una manera que ha generado una profunda admiración entre los partidarios de la democracia en Rusia”, aseguró.
¿Quién es Yulia Navalnaya?
Nacida con el nombre de Yulia Ambrosinova en Moscú en 1976, es hija del respetado científico Boris Ambrosimov.
Es licenciada en economía, ejerció en el sector financiero hasta que decidió dejar su trabajo para criar a sus dos hijos cuando su esposo Alexei Navalny se convirtió en una figura importante de la oposición en Rusia.
Ambos se conocieron en 1998 durante unas vacaciones en Turquía y se casaron en el 2000.
En el 2001 nació su hija Daria, que ahora estudia en California. Mientras que en el 2008 nació su hijo Zakhar, que estudia en Alemania.
Yulia nunca tuvo un papel activo en las actividades políticas de su esposo. “No me casé con un abogado prometedor ni con un líder de la oposición. Me casé con un joven llamado Alexei”, dijo en el 2020 al seminario ruso Sobesednik.
Pero tras el envenenamiento de su marido en agosto del 2020, sus apariciones públicas empezaron a ser más constantes.
Cuando se supo que Navalny había sido envenenado, ella tomó el primer vuelo disponible hacia la ciudad siberiana de Tomsk.
“En todo momento, cuando estábamos allí, pensaba: ‘Tengo que sacarlo de allí”, le contó Navalnaya al documentalista ruso y estrella de Youtube Yuri Dud.
Navalnaya escribió directamente a Vladimir Putin para que Navalny pudiera recibir tratamiento en Alemania.
Su petición fue aceptada y, con la ayuda de una organización benéfica con sede en Alemania, Navalny pudo salir de Rusia y salvar su vida.
Después de meses de tratamiento, Navalnaya regresó con él a Rusia y fue testigo de su detención cuando aterrizaron en Moscú. Ese fue su último momento en libertad. El resto de su vida iba a transcurrir entre rejas, pues Navalny llegó a acumular una pena de hasta 19 años de cárcel.
No puede regresar a Rusia
En el 2021, el gobierno de Putin disolvió la Fundación Anticorrupción de Navalny y la declaró como una organización extremista. Entonces, los principales investigadores del grupo se fueron al exilio, desde donde siguen trabajando.
The New York Times remarca que cooperar con la organización desde el interior de Rusia equivale legalmente a incitar al terrorismo, algo que limita la capacidad de la organización para reclutar a jóvenes miembros, que es la base de la Fundación Anticorrupción.
Yulia Navalnaya no puede regresar a Rusia sin la amenaza de ser detenida. En junio del 2023, en medio de rumores de que podría asistir a uno de los numerosos juicios de su marido, la cadena estatal RT citó a una fuente no identificada de las fuerzas del orden que afirmaba que, si ella regresaba, podría ser detenida y acusada de apoyar a una organización extremista.
Navalnaya también ha respondido una pregunta que muchos de los seguidores de Navalny se hacen: ¿por qué regresó a Rusia tras su envenenamiento en el 2020, sabiendo que casi con toda seguridad lo matarían?
Ella afirmó que Navalny podría haber emprendido una nueva vida en el exilio y haber dejado de denunciar la corrupción en Rusia.
“Pero no pudo”, dijo Navalnaya. “Alexei amaba a Rusia más que a nada en la tierra, amaba a nuestro país y a todos ustedes. Creía en nosotros, en nuestro poder, en nuestro futuro y en que merecíamos algo mejor. No solo lo creía de palabra, sino con hechos, tan profunda y sinceramente que estaba dispuesto a dar la vida por eso”.
Agregó que Navalny quería que sus dos hijos vivieran en una Rusia libre.
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