Iniciada la transición en Colombia entre el gobierno de Iván Duque, que concluye, y la nueva administración del izquierdista Gustavo Petro, quien ganó las últimas elecciones, se abrió la polémica en ese país por un momento registrado en el encuentro de las vicepresidentas. Fue la comparación en un gesto con las empleadas domésticas que tuvo la saliente, Marta Lucía Ramírez, con respecto a la entrante, Francia Márquez, lo que encendió las críticas.
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En esas “tareas de empalme” de las dos gestiones, las mujeres se reunieron para dialogar distintos temas vinculados a la diaria del Poder Ejecutivo. Fue durante esa cita que Ramírez también le presentó a Márquez al personal de la Casa de Nariño -que es la residencia oficial- y cuando llegó el turno de las empleadas domésticas, la vicepresidenta entrante les estrechó la mano a cada una de ellas, mientras que la saliente se quedó a un costado, se tocó el pelo, miró de reojo y continuó caminando. Incluso, algunos usuarios de redes sociales dijeron que en su actitud hubo desprecio y que Ramírez se mostró titubeante y nerviosa.
Estas dos formas de abordar al personal de la casa hizo explotar los comentarios en redes sociales, que defenestraron a la vicemandataria que dejará su lugar para Márquez, quien ya marcó un hito al convertirse en la primera mujer afrodescendiente electa para ocupar la vicepresidencia en Colombia. En América Latina es la segunda, después de la costarricense Epsy Campbell.
Debido a que los comentarios en su contra seguían acumulándose, Ramírez debió salir a aclarar su posicionamiento y lo hizo a través de su cuenta oficial de Twitter. “Sembrar odio es el deporte preferido de algunos. El mío es trabajar con amor por Colombia y por los que trabajan conmigo”, comenzó la política conservadora que integra el partido Centro Democrático colombiano.
“Ya tendrá la nueva vicepresidenta la oportunidad de conocer mejor a cada una de las niñas que nos acompañan en la oficina y abrazarlas como lo hice yo antes”, acotó Ramírez, que de esta manera buscó darle fin a la cuestión.
Sus seguidores en redes sociales, en tanto, también publicaron el video completo de la recorrida, en el que se ve cómo la vicepresidenta saliente le presenta distintas personas a la entrante, sin saludar a ninguna de ellas. Con eso intentaron explicar que el gesto no fue solo con las empleadas domésticas de la residencia oficial.
Mientras, desde el Twitter de la Vicepresidencia de Colombia compartieron distintas postales de la reunión entre las políticas que, según detallaron, charlaron sobre equidad de género, transparencia, reactivación económica e inclusión productiva de la población informal.
Giro de rumbo en Colombia
Por su parte, el exrebelde Petro, quien recibió el lunes la credencial de presidente electo para el periodo 2022-2026, se reunió por primera vez con el mandatario saliente Duque. Petro y Márquez, que ganaron el ballotage con 11,2 millones de votos, tomarán posesión el 7 de agosto. Su rival, el magnate de bienes raíces Rodolfo Hernández, quedó abajo con 10,6 millones de sufragios.
El nuevo presidente, quien en su juventud militó en la extinta guerrilla M-19 que entregó las armas en 1991, atribuyó su triunfo a la votación de la población marginada del país y en especial a los jóvenes. Según él, durante el ballotage disminuyó la abstención que suele caracterizar a esos sectores. “Este gobierno se debe fundamentalmente a que haya aparecido esa primera juventud que no se quiso dejar arrebatar el país, que tiene que ver quizás con aquella movilización social de hace más de un año’', dijo, luego de recibir su credencial.
Con ello se refirió a las manifestaciones multitudinarias de 2021, lideradas por jóvenes contra las políticas de gobierno conservador, cuando se trató de avanzar con una impopular reforma fiscal. Aunque fue retirada, esa intención encendió la chispa que avivó dos meses de protestas sostenidas contra la desigualdad, el desempleo y la violencia. Según Naciones Unidas, más de 40 personas murieron en esas manifestaciones.
La victoria de Petro también marca un giro en Colombia, un país tradicionalmente administrado por conservadores y moderados. Esto causó incertidumbre entre algunos sectores de la población y en los mercados. Consciente de la resistencia que genera su figura, Petro prometió entonces gobernar también para el 47% de los electores que no votaron por él.