Quiénes se han ofrecido para mediar en el conflicto entre Irán e Israel (y por qué es tan complicado elegir a uno)

La tensión está en su punto máximo en Medio Oriente luego de que Israel lanzara un “ataque preventivo” contra más de 100 objetivos en Irán alegando que buscaba prevenir el desarrollo de armamento nuclear por parte del régimen islámico.

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Desde Teherán han respondido a la agresión con tres andanadas de bombardeos que, por ahora, dejaron un muerto y decenas de heridos en suelo hebreo.

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El temor, sin embargo, reside en que este sea apenas el primer tramo de un enfrentamiento que podría alargarse indefinidamente y extenderse al resto de la región o el mundo.

La primera organización en alertar sobre los riesgos fue el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), cuyo director Rafael Grossi hizo un llamado a la máxima moderación y recordó que “cualquier acción militar que ponga en peligro la seguridad de las instalaciones nucleares conlleva graves consecuencias para el pueblo de Irán, la región y más allá”.

Grossi fue seguido por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien instó a Israel e Irán a “mostrar la mayor moderación posible, evitando a todo costo una escalada del conflicto, una situación que la región difícilmente puede permitirse”.

“Desde el punto de vista del derecho internacional existe en la carta de Naciones Unidas una obligación de que los estados se abstengan del uso de la fuerza o la amenaza para resolver sus controversias. Por ello existen mecanismos pacíficos de solución como la mediación, los buenos oficios y el arbitraje, entre otros”, comenta a El Comercio Gustavo Arévalo, docente de Derecho Internacional de la Universidad de Lima.

En el caso entre Irán e Israel se presentaron en las primeras horas del conflicto dos propuestas de mediación inesperadas. La primera llegó por parte del presidente ruso, Vladimir Putin, quien conversó con el líder iraní, Masud Pezeshkian, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

En la primera llamada el líder del Kremlin condenó el ataque y expresó sus condolencias por las “numerosas víctimas mortales, incluidos civiles”. En su conversación con el jefe de Gobierno hebreo, mientras tanto, Putin abogó por “regresar al proceso negociador y a la solución de todos los asuntos relacionados con el programa nuclear iraní exclusivamente por medios político-diplomáticos“.

El Kremlin también precisa que la parte rusa continuará sus “estrechos contactos” con las autoridades de Irán e Israel para arreglar la situación “que puede tener las consecuencias más funestas para toda la región” del Medio Oriente.

Cabe recordar, sin embargo, que el propio Putin encabeza una invasión militar sobre Ucrania desde febrero del 2022 que ha llevado a Europa al mayor punto de tensión bélico desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Además de Putin, el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, llamó el viernes 13 al presidente estadounidense Donald Trump para abordar la importancia de la desescalada del conflicto en Medio Oriente.

Ambas partes abordaron “la importancia de la moderación, la desescalada y la resolución de todas las disputas por la vía diplomática, destacando la importancia de continuar la acción conjunta para lograr la seguridad, la paz y la estabilidad en Oriente Medio”, sin dar más detalles según la agencia oficial de noticias saudí SPA.

Sin embargo, al igual que Putin, sobre Bin Salman pesan decenas de denuncias por violaciones a derechos humanos y se lo responsabiliza directamente de ordenar la muerte del periodista Jamal Khashoggi a fines del 2018. Mientras que Arabia Saudí estuvo muy cerca de firmar un histórico acuerdo con Israel pero se vio interrumpido por la guerra en Gaza, debido a que el reino es un importante respaldo de la causa palestina.

“La mediación consiste en que una figura de renombre o que genere aceptación regional o mundial pueda ofrecer ser mediador entre las dos partes en conflicto, con lo cual va a depender de las partes aceptar o rechazar. En este caso, los países que se estarían presentando tienen una postura particular. Rusia, para la gran mayoría de países occidentales, es un agresor por la guerra frente a Ucrania, por lo que no goza de credibilidad para terminar mediando en un conflicto“, comenta Arévalo.

“Y en el caso de Arabia Saudí, tiene una postura un poco ambigua frente a Israel. Si bien ha expresado en algunas ocasiones su apoyo, se conoce que tiene una política como la del bambú, como dicen los chinos. Al ser un país árabe sunita, tiene necesariamente que expresar su apoyo a la causa palestina, con lo cual, desde ese punto de vista, podemos entender que tiene una postura contraria a Israel. Pero también es cierto que es muy amigo de Estados Unidos y, por consiguiente, de forma indirecta a Israel”, agrega.

En resumen, el experto ve “poco probable” que alguno de esos dos países pueda asumir la responsabilidad de mediador porque al tratarse de aliados de alguno de los bandos “son parte del conflicto de manera indirecta, no gozarían de ese reconocimiento imparcial que se suele exigir en un mediador”.

Otras naciones como Qatar, China y el Reino Unido también expresaron su preocupación por la peligrosa escalada, mientras que Francia, República Checa y Alemania resaltaron mas bien el “derecho de Israel a defenderse” ante la potencial amenaza que representaría un estado iraní con capacidad nuclear.

Arévalo teme que el avispero ha sido agitado con demasiada fuerza y ahora resulte muy complicado calmarlo.

“El Medio Oriente es un polvorín e Israel es un país que está rodeado de países enemigos como Iraq, Siria, Yemen, Líbano y el mismo Irán. Obviamente Israel es un país con tecnología de punta y cuenta con el apoyo de potencias como Estados Unidos, Francia y otros países europeos, pero el asunto es complejo. Israel puede terminar gatillando un enfrentamiento regional entre todos los países que son sus enemigos y arrastrando a Estados Unidos que ya tiene varios frentes que encarar, tanto a nivel interno como la guerra comercial con China, el distanciamiento con Europa y la guerra entre Rusia y Ucrania“, señala el experto.

Ante tan difícil escenario uno de los actores que ha aparecido como posible mediador es el sultanato de Omán. La nación árabe que ya venía jugando un papel clave en el acercamiento entre Estados Unidos e Irán con miras a un nuevo acuerdo nuclear calificó los últimos acontecimientos como una “escalada peligrosa”.

“Omán es un pequeño país que de alguna manera es amigo tanto de Irán como de Estados Unidos, estaba haciendo una tarea de intermediación importante, pero el ataque de Israel distancia otra vez un acercamiento entre Irán y Occidente. De hecho, desde Omán consideran que el bombardeo israelí fue una suerte de sabotaje contra su tarea de intermediación”, señala Arévalo.

En cuanto a Jordania, un país que forma parte del mundo árabe pero mantiene buenas relaciones con Estados Unidos e Israel, resalta que “eso también hace que la población mantenga cierta presión sobre sus autoridades y podría generar el recelo de Irán”, por lo que no se podría determinar con claridad hasta qué punto se involucraría.

“También podría ser el secretario general de la ONU pero Israel lo ha cuestionado mucho. Se menciona igualmente al Papa pero su figura funciona más para el mundo occidental, acá estamos hablando de países musulmanes en su mayoría. Va a ser muy difícil que encontremos en León XIV una posibilidad”, agrega.