La semana pasada, el recordado ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani hizo unas declaraciones bastante polémicas: “Yo no creo que el presidente Obama ame a Estados Unidos”. Y luego, dirigiéndole al público una mirada melancólica, agregó una frase en la que podría encerrarse el verdadero motivo de su desconcertante comentario: “Él no te ama y él no me ama”.
¿Es coincidencia que Giuliani haya hecho estas afirmaciones pocos días después de San Valentín? Creemos que no. El amor mueve al mundo. Y, por ende, también el desamor.
¿El ex alcalde se habrá sentido dolido por no haber recibido un saludo presidencial por el Día del Amor y la Amistad? ¿El presidente Obama no habrá respondido a su solicitud de contacto en Facebook? No lo sabemos, pero el líder republicano está dolido. Y cuando uno está dolido, las consecuencias pueden llegar a la esfera pública.
¿Y por qué esto es relevante más allá de la tierra del ‘fast food’? Porque la regla del amor no conoce fronteras y se aplica también aquí en la tierra del cebiche. Revisando las últimas declaraciones de la vicepresidenta Marisol Espinoza –los tuits indiferentes, las declaraciones ajenas al Gobierno–, nos preguntamos si no estamos siendo testigos de un escenario similar.
¿El presidente Humala habrá recordado mandarle una tarjeta el pasado 14 de febrero? Que no espere unas declaraciones como las de Giuliani para reaccionar, pues la gobernabilidad del Ejecutivo puede depender de ello.