La gran transformación, por Rogelio
La gran transformación, por Rogelio
Redacción EC

Grande la transformación del congresista nacionalista : antes percibido como conflictivo y con poca autocrítica, ahora sigue disparando, pero, ahí está el detalle, sin importar si sus críticas afectan al gobierno. 

El proceso empezó cuando, pese a negarlo luego, Abugattás dio a entender que el oficialismo se hundía. Mostrándose inclusive respetuoso, el parlamentario llamó simplemente ratas a quienes escaparon del naufragio, cuando el otrora Lisurattás quizá habría acompañado el calificativo con alusiones hasta el quinto grado de consanguinidad de los roedores. 

Abugattás continuó luego, aceptando que en este gobierno hay lobbies y, después de atorarse por dos horas en la avenida Javier Prado, estallando en Twitter contra la reforma del transporte (por el tono de los tuits, se sospecha que los transportistas que compartieron el atolladero con Abugattás terminaron, además de con las orejas rojas, recibiendo tratamiento psicoanalítico por un súbito descenso de autoestima). 

Saludamos al Sincerattás autocrítico, pero también le pedimos mesura. Esto porque el maleteo a ministros y desertores vino acompañado por pedidos más sensibles, como botar a patadas al embajador de Israel. En todo caso, si el canciller hace eco del pedido, esperamos que las patadas no le duelan mucho al diplomático. Apreciamos el nuevo yo de Abugattás, pero desde ya advertimos que si Israel responde, seremos los primeros en proponer entregarlo a cambio del cese de hostilidades.